Capitulo 7

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El poco tiempo que estuvimos en el ascensor fue realmente incomodo, un silencio sepulcral se cernía sobre nosotros, nunca habíamos estado así, entendía perfectamente que él estuviera callado, con todo lo que había escuchado allí adentro era comprensible que estuviera dolido o incluso molesto, así estaban todos después de todo, molestos conmigo aunque no quisieran que yo lo notara, mis trastornos afectaban a toda mi familia y ahora también a Nathan, me odio por eso, cada vez que dejo que alguien entre a mi vida o vuelva es para afectarlo de algún modo, la única persona a la que no le pasa eso es a mi mejor amiga Nina y es porque ella es igual a mí, tan loca como yo, la conocí en el centro de rehabilitación psiquiátrica al que fui, en cierto sentido somos diferentes, ella es modelo y completamente extrovertida y yo no soy del todo así, Nina es mi ancla y yo el de ella, cada vez que sufríamos un ataque allí estábamos la una para la otra.

Nathan conducía en silencio sin saber a dónde mientras yo miraba por la ventana las calles que pasábamos.

-Mía yo... - dijo en voz baja después de un rato - lo lamento de verdad lamento no haber estado contigo

- Nathan no sabias nada ahora lo sé y lo comprendo - lo mire mientras el veía la carretera por donde ahora conducía - créeme he pasado estos años intentando odiarte y culparte de mi depresión - apretó el volante con sus manos - pero fue tan inútil como estúpido, no quiero que te sientas culpable por lo que intente hacer, los doctores dijeron que sufrí un grave ataque de depresión y por eso hice lo que hice, no fue realmente tu culpa en realidad fue mía tu ni siquiera sabias por todo lo que había pasado - mientras yo hablaba su cara se iba descomponiendo y apretaba su mandíbula, coloque mi mano en la de él en un intento de calmarlo - Nathan te perdone desde el momento en que te vi entrar por mi balcón - aparco el auto a un lado de la carretera y me miro a los ojos, solo vi dolor y culpa en ellos, supe que no importaba lo que le dijera nada cambiaría su manera de ver las cosas - te quiero Nathan y me alegro de que estés aquí conmigo y eso es lo que ahora me importa - suspiro frustrado tomando mi barbilla con su mano, mi corazón comenzó a latir a mil por minuto recordando lo sucedido en el ascensor, acaricio mi mejilla para luego colocar su mano en mi nuca y tirar de mi para acortar la distancia que había entre nosotros, podía sentir el aroma de su colonia, cada fibra de mi piel gritaba por su contacto, mi respiración se acelero y acorte mas la distancia, deseaba ese beso con todo mi ser, nuestros labios se rozaron para dar paso al beso que tanto deseaba, el teléfono celular de Nathan comenzó a sonar justo en el momento que el poso sus labios en los míos, frustrado puso su frente en la mía antes de ver quien le llamaba, la foto de una hermosa rubia salía en la pantalla junto con el nombre Sophie, la rubia tonta del instituto le llamaba - contesta - fue lo único que pude decirle cuando ambos nos separamos, la rabia comenzó a apoderarse de mí, quería gritarle y bajarme del auto cuanto antes, me sentía estúpida por si quiera pensar en dejarme besar por él cuando claramente yo solo era su amiga, solo era un juego porque el tenia su novia la rubia zorra y jodidamente hermosa, me gire a la ventana sintiendo que no tenia ningún derecho de reclamarle nada, el tenia su vida antes de que yo llegara y debía seguir con ella.

- Hola Sophie que pasa? - su tono era neutro como cuidando lo que iba a decir - no me sentía bien por eso no fui hoy - lo ves Mía ni siquiera le dice a su novia que estaba contigo - si pasare por ti a las ocho - tomo una de mis manos la cual retire rápidamente - oye no puedo hablar ahora nos vemos más tarde adiós - corto el teléfono, podía sentir su mirada encima de mi - Mía...

- Estoy cansada, podrías por favor llevarme a casa? - no quería mirarlo

- Pensé que podríamos ir a comer algo...

- No, lo siento quiero descansar - lo interrumpí, mientras el arrancaba el auto, todo el viaje hasta mi casa fue en silencio

                                                                                       ...

Para siempre MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora