Capítulo 58

235 19 2
                                    


Damián

Al ver a Luna entrar, no pude aguantar las ganas de abrazarla, ella era lo más cercano que tenía de mi hermano en ese momento, haría cualquier cosa por esta mujer, para que estuviera bien.

– ¡Damián! –gritó al sentir mi abrazo- Dios... Me parece que ha pasado una eternidad sin verte.

–Ya se, deja de desaparecer tanto –reí un poco y ella conmigo, para segundos después empezar a llorar.

–Ay Damián... No sabes cuánto te extrañé, a todos... –suspiró- a todos...

–Si Luna, todos también te extrañamos mucho, si no, no estuviéramos aquí, arriesgando el maldito trasero por ti –le sonreí, ella sonrió pero no llegó a sus ojos la felicidad- Ya se Luna, a mi también me duele que él ya no este... No sabes cuánto desearía que estuviera aquí.

En ese momento prendí el auto, no quería ponerme sentimental, no era el momento, voltee a verla y ella asintió, como leyendo mis pensamientos.

"¡Hora de irnos!" dije por el radio.

"¡Han cerrado todas las entradas del hospital, tendremos que esperar o en su caso salir a la fuerza!" contestó Ian.

"No se preocupen por eso, yo les abro las puertas" sonó la voz de Katia.

"¡Katia! Pensé que no estabas aquí" le respondió Luna, alegre de nuevo.

"Claro que si mami, ¿Quién crees que apagó las cámaras pequeña? Ahora muévanse y salgan de aquí, yo abriré las puertas automáticas, tienen aproximadamente 30 segundos antes de que se cierren, ¡Corran!"

Empezamos a avanzar lentamente, habían más carros que también querían salir, pero los estaban regresando, esperamos un poco, en el momento en que llegamos a las puertas y antes de que el policía se acercara a nosotros, las puertas comenzaron a abrirse, todos se veían bastante confundidos, y en cuanto hubo suficiente espacio para pasar, pise el acelerador a fondo.

Ian hizo lo mismo y a penas y pudimos salir, dándonos una ventaja de varios minutos en lo que las patrullas avanzaban, minutos que nosotros aprovechamos bastante bien, recorrimos las calles haciéndola laberintos con ellas, no nos costó trabajo perder a las patrullas que a penas y se escuchaban a lo lejos.

Sin embargo no me relaje ni tampoco hable hasta que llegamos a la mansión, y aunque ya todo estaba en orden, sentía una cierta inquietud extraña, no podía quitarme esa sensación de que algo iba a salir mal.

Cuando bajamos, Ian corrió a abrazar a Luna, sonreí, parecía que todo volvía a la normalidad... Bueno, más o menos.

Victoria

Cuando llegamos a la mansión, me percaté de que no había nadie en las entradas ni tampoco se escuchaban ruidos de adentro, el silencio me hizo ponerme bastante ansiosa, algo no estaba bien...

–Algo anda mal –dije en voz alta, todos voltearon a verme.

Nos quedamos en silencio un momento, y antes de que alguien pudiera reaccionar si quiera, se escuchó una risa dentro de la casa, una risa que no era de nadie que yo conociera.

– ¡No es cierto! –gritó Damián, subiendo como loco las escaleras del estacionamiento para llegar a la sala.

Cuando lo alcanzamos pude ver dos cosas, la primera es que Claudia y Dimitri estaban atados de pies y manos, con una cinta en la boca y tirados en el suelo, donde había sangre aunque no lograba identificar de quien, y la segunda, que había más de 6 personas alrededor de ellos, una de estas personas estaba apuntándole a Damián en la cabeza.

Una Hermosa MentiraWhere stories live. Discover now