EPÍLOGO

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Kenzie

Michael me sonrió mientras me cogía la mano. Soltó una pequeña carcajada y me besó el cachete. Rodé los ojos y lo miré mal.

-No seas boba, yo te amo. -rodeé los ojos de nuevo y me senté en su regazo, mientras escondía mi nariz en su cuello.

-Eres un tonto.

-Y tu una calienta huevos. Estas prácticamente parada sobre mi pipí.

Me reí y lo empujé un poco. -no puedo creer que esté enamorada de un Clifford, como el perro. ¡hasta tienes el color pintado de rojo! -Me reí al final.

Michael me miró mal y luego bajó mi mirada a los labios. Dejó un suave y dulce pico, para después acurrucarse sobre mí.

Edmund

Un año más. Un año más en ésta jodida universidad y saldré libre. No puedo creerme que me enamoré como un estúpido de alguien tan complicada como Skylar, y que haya sido tan ingenio como para lamerle el culo.  Ése Luke era un tonto.

Había una chica en mi fraternidad que se llamaba Allison.  éramos algo así como pareja. Ella solía vivir en Australia, pero sus tíos habían decidido echarla y mandarla con su padrastro.

Era una buena chica, aunque su autoestima era bajísimo. Claro estaba, era una pequeña puta cuando se lo proponía. Pero si la llegabas a conocer en realidad, te dabas cuenta que pasaba casi todos los días llorando.

Decidí que mi objetivo era salvarla. Salvarla de lo que llevaba por dentro. Sus cortadas en los brazos eran cada vez más grandes, y se sentía rechazada más que cualquier chica que yo había conocido.

Me había enamorado de ésta chica como un loco. Aunque siempre me regañaba, o siempre estaba siendo sarcástica y un poco criticona, era una mujer dulce y muy tierna. Por lo menos, su vida no era un completo drama, y estaba feliz con eso.

Sky

Miré por última vez el espejo del avión, y le dedico una sonrisa rota a San Diego. Lo iba a extrañar.

Miro a Luke de reojo y veo como éste duerme tranquilo. Así que agarro sus dedos y los entrelazo con los míos.

Australia, aquí vamos.

Hazel

Di una última calada de cigarrillo, y solté el humo dentro de la boca de Calum. Éste me sonrió y saco un poco la lengua para darme un languetazo en el labio.

Solté el cigarrillo y lo deje caer. Agarré la mano de Calum, y juntos miramos el mar desde el gran puente dónde nos encontrábamos.

París.

Aquí era el lugar dónde los enamorados botaban su llave y cerraban su candado para poder estar siempre juntos.

Calum me miró y besó mis labios suavemente.

-¿Siempre?

-Siempre.

Y caímos.

La hermana perdida de Liam PayneWhere stories live. Discover now