Capitulo 34 | Sola

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Sky

Fue difícil. No pude dormir en varios días, pasando la noche sentada a un sanitario mirando hacia la nada. Pósters pegados por toda la ciudad de mí, diciendo : DESAPARECIDA, me rompían el corazón.

Quería volver a casa.

Pero no quería volver allí. Debía volver a San Diego para el funeral, ¿pero como lo haría?
No tenía ni un centavo, y pocos días lograba comer un trozo de pan. Una vez a la semana, me dejaban entrar a una casa donde dejaban a los pobres pasar una noche ahí sin pagar.

Cuando quería tomar algo de beber, me tocaba trabajar, y el trabajo no era fácil. Tenía que dejar que un hombre me tocara por 10 dólares, y yo no era prostituta. Así que, iba al colegio por las noches, y me robaba comida que dejaban las cocineras.

No, no estaba muy lejos de casa. Unos días después de que me robaran la tarjeta de crédito, conocí a un chico; Edmund. Era agradable, y muy gracioso, pero intimida hasta la muerte. Él me consiguió trabajo en un Bar llamado "El Bar De Portland. " también sabía mis condiciones y tuve que mentirle el porqué me había ido de casa, para que me consiguiera una identificación falsa.

Exacto en esta identificación, decía que tenía supuestamente dieciocho años y no catorce.

Dormía en un sofá en la casa del amigo de Edmund con él. Obviamente no nos sobrepasábamos. Él tenía diecinueve y yo catorce. Según él; yo me parecía a su hermanita pequeña, Quinn, que había muerto de cáncer de Leucemia a los once años.

Edmund se volvió muy buen amigo mío a los pocos días de conocerlo, la verdad, me recordaba mucho a Sammy.

Solamente que lleno de tatuajes y con apariencia de chico rebelde.

Él me decía que odiaba fumar tabaco, sin embargo, lo hacía porque según él le encantaba el modo en el que el humo inundaba sus pulmones.

Quería probar la marihuana y unas cuantas drogas que se encontraban siempre regadas por la mesa de la casa de Jake, el amigo de Ed. Un día me quería meter una a la boca, pero él me gritó que eso no era para mí, obligando a su amigo Jake que las guardara en un sitio donde " niñas de catorce años no pudiesen encontrarlas"

Me tuve que cortar el cabello un poco, para que no me lo reconocieran. Me pinté las puntas de rojo con un spray para hacer graffiti que me había prestado Gabe.

Siempre que me miraba en el espejo, veía a otra yo. Una chica más fuerte y menos débil. Había cambiado en estas semanas de desaparición. Tenía todo arreglado para ir al funeral; era en un mes. Edmund, Gabe y yo estábamos ahorrando para vivir un tiempo en San Diego. Ya que, siempre a sido su sueño, según ellos.

En cada esquina, se encontraban policías. Gracias a mi desaparición, porque en las noticias Liam y Harry dijeron que hasta que yo no apareciera, no iban a vigilar cada calle de la ciudad.

Nathaniel me ayudó con eso; despistó a los chicos, dándoles pistas falsas.

Por suerte, ninguna fan me a reconocido. No envuelto a ver a...

No había vuelto a recordarlo hasta ahora. Quería llorar, pero no. No lo haría; yo era una chica fuerte.

No volví a ver a mi anterior grupo de amigos, si es que se le puede llamar así.

Katherine y yo aveces nos hablábamos por redes sociales, pero observé que se había hecho amiga de Allison por su foto de perfil junto a ésta.

No iba a volver a caer en la trampa.

Michael, Calum y Ashton, me escribían un montón de mensajes a diarios, como cincuenta por minuto, me estaban llenando la memoria, así que les escribí un;

Estoy bien.

A todos y cada uno de ellos. Y luego los bloqueé.

¿Estoy siendo inmadura y exagerada? Quizá si, pero Sammy tenía razón. Yo valía la pena para alguien.

Y pronto me reuniría con él.

Esto no es por Luke.

Esto no es por Calum.

Esto no es por Michael.

Esto no es por Ashton.

Esto no es por...Liam.

Esto no es por Katherine y Allison, o Kenzie y Hazel.

Yo quería estar con él. Le prometí que jamás lo dejaría, que siempre estaría con él.

- Hola, nena. - escuché el aliento de Cole en mi oído. Lo aparté, y éste se echó a reír.

-¿Qué quieres, McGuire? - respondí seca. Él me miró sorprendido.

-Vaya, antes eras una chiquilla asustada, ahora eres una gata fiera. ¿No es así?- Rodé los ojos, tomando de su copa de whisky con mi mano izquierda.

Iba a dar un sorbo, pero Edmund llegó y me arrebató la copa de los labios.

-¡Malparido, hijo de puta! ¡Puede estar actuando como una gata rebelde para llamar la atención, pero eso no significa que debas darle Whisky! ¡Tiene catorce! - gritó. Bufé, cruzándome de hombros.

- Ni que nunca hubiese tomado un trago - mentí. No no lo había echo, me daba miedo acabar teniendo una adicción. Y siempre que tenía curiosidad, Gabe, Nathaniel, Edmund o Tyler me detienen.

-¿Qué narices acabas de decir?- Murmura Edmund, entrecerrando los ojos.

- ¡Púdrete, puedo hacer lo que se me de la gana! ¡No eres mi padre ni nada mío para decirme qué hacer! - grité, subiendo las escaleras, encerrándome en el baño de la pequeña casa.

-¡Sky, por favor! ¡Ábreme, vamos! ¡No era mi intención! ¡No quiero que te metas en este mundo de mierda a los catorce años!

Bajé mis mangas, dejándome ver las cortadas en mis muñecas.

Ya estoy metida en una peor pesadilla, Ed;

En mi mundo.

La hermana perdida de Liam PayneWhere stories live. Discover now