Capítulo 56| Entrar en razón

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Mi respiración poco a poco vuelve a ser regular, pero la tensión sigue presente.

— ¿Por qué Nick...? —su pregunta se ve interrumpida por el sonido de una puerta ser azotada, por instinto dirigimos nuestra mirada a esta.

El aire queda atrapado en mis pulmones al observar a mi mellizo con una escoba en manos. Su mirada y facciones denotan enojo, como si quisiera arrancarnos la cabeza. Incluso sus manos podrían romper la escoba, debido a la presión que ejerce.

— ¡¡¡Hoy morirán!!! —vocifera, con la vena de su cuello queriendo escapar.

Todos sus músculos se hallan tensos, de tal forma que la camiseta le queda pequeña, sus ojos parecen llamas, tan oscuros que no logra distinguirse el hermoso color azul que los destaca.

Un chillido excesivamente agudo para mi gusto escapa de mis labios antes de saltar sobre la cama. Nick gruñe como un depredador a punto de atacar, ingresando a la habitación con la escoba en lo alto. Se prepara para lanzar un golpe, pero Tyler y yo somos más agiles, ya que logramos esquivarlo. El sonido de algo caer y romperse en mil pedazos resuena por la habitación, la lámpara que antes estaba en la mesilla se halla despedazada por el suelo, esa pudo haber sido mi cabeza o la de Tyler. Las amenazas de mi hermano se hacen presentes: «¡morirán!», «¡los mataré con mis propias manos!»

Salto de la cama cuando mi novio sostiene mi muñeca, guiándome del otro lado del cuarto. Mi hermano vuelve a lanzar un golpe, pero esta vez impacta en el armario, haciendo que un sonido sordo se escuche.

— ¡Auxilio, mi hermano me quiere matar! ¡Nick! ¡Detente! ¡Tyler, corre, a mí no me hará nada! —un chillido escapa de mi garganta cuando la escoba pasa por encima de mi cabeza, impactando en la pared.

Mi corazón late desbocado, temo por nuestras vidas. Nick no deja de lanzar toda clase de objetos, sin ver qué es lo que lanza.

— ¡Auxilio, nos quieren matar! —exclamo sin dejar de gritar. Las ganas de correr lejos recorren mi cuerpo, pero el psicópata de mi hermano no nos deja chance—. ¡Nick, por Dios, cálmate! —suplico cuando estoy más cerca de la salida, por suerte olvidó cerrar la puerta.

Lo último que quiero es que esa escoba vaya a parar en mi cráneo. Cuando estamos a punto de salir de atravesar el umbral de la puerta, un jadeo escapa de mi garganta cuando me veo arrastrada de nuevo hacia adentro. Mi mano se zafa de la de Tyler, quien no logra sujetarme, ya que Nick azota la puerta de golpe. Lo último que logré ver antes de que la puerta se cerrara fue su rostro angustiado.

Del otro lado logran escucharse gritos seguidos de golpes en la madera, parece que en cualquier momento se vendrá al suelo. Giro a encarar a mi hermano, su pecho sube y baja con dificultad, parece un toro, juraría que hay humo saliendo de su nariz.

— ¡Tyler...! —Grito, sin despegar la mirada de mi hermano, analizando todos sus movimientos—. ¡Vete, tengo que hablar con Nick! No te preocupes, sé que no sería capaz de dañarme... o eso creo —susurro lo último para que no puedan oírme.

Doy un paso para acercarme más a Nick, intentando no mostrar los nervios que me carcomen.

—Nick...

—No. No digas nada. ¡Te doy la mano y te llevas el pie! Acepté que tuvieras una relación con Tyler, pero ¿esto? ¿Cómo pudiste defraudarme de esta manera? Aún eres una niña. ¡Si no interrumpo en estos momentos estarías gimiendo con su miembro en tu vagina! —su respiración es irregular y demasiado acelerada.

Muerdo mi labio inferior sintiendo el calor subir a mis mejillas, aunque si él no hubiese interrumpido... En otra situación estaría riendo de lo que dijo, pero ahora solo siento vergüenza. ¿Cómo puede pensar que soy una cualquiera? Eso es lo que dio a entender con sus palabras. Mi corazón se encoge, a la vez que bajo la mirada a mis pies.

Instituto de Hombres [#1] EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now