Capítulo 56| Entrar en razón

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Últimamente las cosas en el instituto no han ido tan mal como imaginé, si bien al principio las miradas furtivas por parte de mis compañeros eran pan de cada día, inclusive el entrenador me había prohibido seguir en el equipo. Por suerte logramos solucionar todos los percances y podría afirmar que la situación ha mejorado, hasta he hecho nuevos amigos.

Por otro lado, con respecto a lo sucedido con Evan no he avanzado. Mi orgullo no me permite buscarlo y creo que el suyo tampoco. Sin embargo, lo último que quiero es que nuestra amistad acabe de esta forma.

— ¿Cómo no puede darme cuenta antes? —interroga Tyler con una mano en mi mejilla, nuestras miradas se encuentran conectadas.

Nos mantenemos recostados en mi cama manteniendo una amena conversación con una que otra caricia. Por suerte los chicos salieron y no creo que regresen hasta dentro de un par de horas.

— ¿De qué? —inquiero en un susurro, nuestros rostros están cerca uno del otro, tanto así que su aliento acaricia mi mejilla.

Percibo como sonríe abiertamente antes acunar mi rostro entre sus manos.

—De lo mucho que te quiero y te necesito —el aire queda atrapado en mis pulmones al escucharlo decir esas palabras.

No logro articular ninguna respuesta, simplemente le brindo una sonrisa cuando su mirada desciende a mis labios, pero soy yo quien lo besa antes.

Mi corazón palpita desbocado ante las sensaciones que mi cuerpo experimenta, me despego un segundo para observarlo a los ojos, sus pupilas se encuentran dilatadas, de tal manera que hace lucir sus ojos más oscuros. Un jadeo escapa de mi boca cuando me encuentro sobre él, con mis piernas a cada lado de su cuerpo. Mis manos comienzan a temblar, el calor se hace insoportable en la habitación.

Unos segundos más tarde mi blusa se levanta, dejando la mitad de mi abdomen al descubierto. Parece detenerse un segundo, como si con su mitrada quisiera pedir permiso. Un leve asentimiento de mi parte es suficiente para que la prenda sea despojada de mi cuerpo, quedando en un simple sostén.

Llevo mi temblorosa mano al torso de Tyler, pero sin llegar a tocarlo. Sin embargo, es él quien me guía para posicionarla debajo de su camiseta. Mis dedos queman al hacer contacto con su piel caliente, mientras trazo figuras imaginarias en su abdomen firme. Apenas logramos separarnos un segundo, el cual aprovecha para deshacerse de la camiseta, arrojándola en algún lugar del dormitorio. La humedad no tarda en aparecer en mi entrepierna, a la vez que un suspiro escapa de mis labios.

El sonido de la puerta ser abierta nos sobresalta, de tal manera que me separo lo más rápido que mis reflejos me lo permiten. Permanezco sentada del lado derecho de la cama con mi pecho subiendo y bajando de manera irregular, aun más cuando la imagen frente a mis ojos me deja pasmada. No dudo en retener el oxígeno en mis pulmones, creo que Nick puede atacar en cualquier momento.

Mi hermano se mantiene estupefacto en mi puerta, observándonos sin ninguna emoción más que sorpresa. Moriré hoy, lo sé, Nick me matará. Quiero que en mi lapida diga: «aquí yacen los restos de la hermosa-preciosa-divina Dylan Parker, asesinada a manos de su mellizo por encontrarla con su novio». El chico parpadea sin decir una palabra, mantengo mi cuerpo tenso, atenta a cualquier cosa. Mi hermano pasa saliva antes de abandonar el lugar, cerrando la puerta a sus espaldas.

La sorpresa no tarda en instalarse tanto en mi semblante como en el de Tyler, ya que esta sería la última reacción que esperaba de Nick. ¿Por qué sigo viva? Ni idea.

Sin embargo, no decimos nada al respecto, simplemente nos disponemos a vestirnos antes de que alguien más llegue a importunarnos. Una punzada de ardor se planta en mi labio, no tardo en observar mi dedo con un poco de sangre al pasarlo por este. Quizás al separarme de Tyler con tanta brusquedad corté mi labio,

Instituto de Hombres [#1] EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now