-¿Mi pelo es qué? –Le pregunté borde mientras le dirigía una mirada enfadada. Me estaba tocando las narices con su amabilidad y su don de palabra.

-No, nada, solo que es… diferente, me gusta. Te queda bien. –Se encogió de hombros y seguimos caminando. Me tranquilicé un poco al saber que su opinión al respecto era buena.

Llegamos al centro e intenté que Liam no me acompañara más pero el insistió e insistió, al final me dio pena y le dejé acompañarme hasta casi el principio de mi barrio.

-Bueno Liam… gracias por acompañarme. –Le dije parándome para que él hiciera lo mismo y pillara la indirecta de que ya podía volverse a su casa. Se giró y se quedó mirándome a los ojos. Yo aparté la mirada porque me estaba intimidando un poco.

-De nada, ¿seguro que no quieres que te acompañe hasta el final?

-No joder Liam, te lo he dicho ya varias veces durante el trayecto, ya vale. –Dije rápidamente, cortante y suspiré.

-Este es mi número, por si quieres quedar algún día para hacer algo. –Me entregó un papel con su número, ¿qué pasa que iba siempre preparado por si alguna chica tonta como yo le dejaba acompañarle hasta su casa para enamorarla o mierdas de esas?
-No creo que te llame, espero que entiendas que eres un completo desconocido para mí. –Yo siempre iba con la verdad por delante, creo que se podía notar. Después de decirle esto, otro silencio incómodo se formó entre nosotros.

Suspiré por lo que iba a hacer ahora. Esto lo hacía por ti Harry, sé que te importará una mierda pero quiero venganza.

-Liam espero que no tomes esto como algo personal. –Él me miró extrañado y yo me puse de puntillas para poder llegar a besarlo. Uní nuestros labios, al principio fue algo raro e incómodo pero después ambos encontramos el punto justo y creo que hasta me… gustó.

Mierda Kath vete ya a tu casa y no salgas. Si no sales no haces daño a nadie y menos a ti misma. Sepárate, sepárate ya.

Gritaba mi mente pero yo la ignoré y seguí besándolo. Esto era raro, besar a un desconocido, y lo más gracioso es que él no sabía mi nombre todavía, pero me siguió como si de verdad me quisiera besar.

Al final nos separamos y yo bajé la mirada, sentía vergüenza de mi misma ahora. Era una estupidez el hecho de haber besado a alguien del que solo sabía el nombre. Era tarde, mejor volvía a casa.

-Lo siento Liam me tengo que ir. –Dije antes de salir corriendo dejándolo ahí plantado. Seguro que pensará que estoy loca. Da igual, no voy a volver a verlo en la vida.

Entré en casa y suspiré apoyándome en la puerta después de cerrarla. Empecé a pensar en lo gilipollas que había sido, respecto a todo. Había salido y al ver a Harry, lo había espiado, después me he puesto celosa al verlo besar a la zorra rubia esa, casi me atropellan y le he pegado una patada en el estómago al chico que me ha salvado. Le he permitido casi acompañarme a casa y para terminar de cagarla, le he besado.

-Tonta, tonta, tonta. –Susurré para mí misma, mientras me daba cabezazos contra la pared. Paré a los minutos porque estaba mareada, entré en la cocina y bebí un poco de agua, después, caminé lentamente hasta llegar a mi habitación.

Entré y cerré la puerta, dándome privacidad. Me quité la ropa y me puse algo más cómodo para dormir. Por cómodo yo entendía una camiseta vieja que me estaba como un saco. Me metí en la cama y apagué la luz. Me cubrí hasta la cabeza con el edredón y me dormí profundamente.

A la mañana siguiente me desperté tarde. Hoy era viernes por lo que mañana podría hacer lo que me viniera en gana, técnicamente era lo que hacía todos los días pero, esta vez, sería legalmente.

Me levanté y fui a ducharme. Al salir me fijé que mi pelo iba perdiendo su tono azul, este mes tendría que tintarlo sin falta. Me vestí con unos leggins negros y un jersey fino granate que llevaba dos unicornios de color plata. La compré porque los unicornios me hacían mucha gracia, es como si a un caballo le pones un cucurucho de helado en la cabeza. Igual.

Preparé mi mochila con lo de siempre, pero esta vez me aseguré de que el dibujo de Harry no fuera en mi carpeta. Desayuné un zumo de naranja y una magdalena. Me puse el abrigo y salí de casa. Creo que solo quedaban dos horas para que terminara el instituto. Siendo sincera, solo iba por hacer algo.

Llegué y esperé a que se acabara la clase para poder ir a la siguiente. El timbre sonó y el pasillo se llenó de gente. Agobiaba un poco a decir verdad. Caminé hacia las escaleras, pero alguien me cogió del brazo y tiró de mí, apartándome de las escaleras. Me giró hacia él y yo lo miré desconcertada, ¿de qué coño iba? ¿Por qué me cogía así como así? ¿Quién se creía que era él?

-¿Qué mierda quieres Harry? –Le pregunté, aún molesta y enfadada por lo de ayer. No tendría que darle importancia, principalmente porque Harry y yo no éramos nada, ni siquiera compañeros de clase.

-Simplemente preguntarte qué hacías espiándome ayer mientras me compraba el gorro nuevo. –Dijo como si nada. Yo tragué saliva y él, al notar mi nerviosismo, sonrió acercando su cara a la mía, poniéndome más nerviosa si eso era posible.

-Yo… yo… -Suspiré y me relajé, fortaleciendo el muro que me separaba de la gente- Fui a dar un paseo y desafortunadamente me crucé contigo. –Dije cerrando los ojos para intentar que fuera más creíble.

-Ah, claro, si tú lo dices. –Me contestó no muy convencido.

-Eres insoportable. –Le dije mientras comenzaba a subir las escaleras de mal humor, dejándolo ahí plantado, pero sabía que a él le gustaba que hiciera eso porque siempre me iba enfadada. Yo lo sabía y eso me molestaba muchísimo más.

-Que sepas que besé a Darcy para darte celos, veo que funcionó. –Gritó para que pudiera escucharlo, ya había llegado casi al final de las escaleras cuando su comentario me paró de golpe. Me giré y le lancé la mirada más odiosa que alguna vez pude crear para alguien. Vi su sonrisa exitosa y no lo aguanté más. 

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