Es muy joven y me da un poco de lástima. Pero parece muy dispuesta, incluso más que Skyan. La miro y me sonríe. Le devuelvo la sonrisa.

—Está bien. Pues vamos todos —digo, todavía sonriendo.

—Tenemos que planificarlo de alguna manera —salta Skyan.

—Tienes razón. Aunque no sabemos lo que hay en la planta 495, tendremos que pensar lo que haremos para llegar al ascensor a tiempo —dice Ennua.

Me miran. Piensan que soy el líder por tener la llave. Parece que se olvidan de que soy el segundo más joven de aquí. Aunque ahora que lo pienso, sí que me veía como el líder. Bueno, de todos modos, ya tengo pensado lo que haremos:

—Por la mañana. Nos despertaremos, nos ducharemos, después desayunaremos, aprovecharemos el caos de todos los elementos moviéndose en distintas direcciones e iremos al ascensor 7, que si no me equivoco está... Al lado de la zona 14, la del símbolo de Skyan. ¿No?

—Sí —confirma—. Nunca he visto que salga ningún guardia de ahí.

—Perfecto. Desayunaremos en el comedor 3, es el más cercano. ¿Estáis todos de acuerdo? —pregunto.

Todos asienten. Ennua murmura un "sí" apenas audible.

—Vale, no le demos más vueltas a esto. Vamos a divertirnos de alguna manera. Así perderemos la tensión de lo que ha sucedido, y de lo que va a suceder —propongo.

En la zona 94, que es en la que estamos, aparte de libros hay algunos juegos de mesa. Es la mejor manera de entretenerse todos. A mí me apetecería leer, y a Skyan echar alguna que otra partida. Ennua suele ver películas, aunque a veces también usa los videojuegos. Zhena no parece ser muy de videojuegos, pero sí de lectura. Cada uno tenemos nuestros gustos, pero ahora tenemos que estar unidos.

—¿Qué os parece este? Va de dragones —dice Skyan, sacando juegos. Zhena se encoge de hombros. Asiento, a mí me parece bien. A Ennua también le da un poco igual.

El juego es por parejas. Yo me pongo con Zhena, y Skyan con Ennua, los mayores contra los pequeños.

—Vaya paliza os vamos a meter —me burlo, para romper un poco la tensión. Zhena se ríe.

—Sí, sí, ya veréis —contesta Ennua, con ironía.

El juego resulta ser bastante entretenido. Al extender el tablero en la mesa, se activa un holograma encima. Se juega con cartas, fichas, y dados. Los dados pueden cambiar sus números automáticamente. Las fichas están animadas y se mueven con libertad por el tablero. Hay incluso dragones que levantan el vuelo desde el tablero y pasan por encima de nuestras cabezas. Es muy complejo y tardamos tanto tiempo en pillarle el truco que casi no nos queda tiempo para jugar cuando ya lo hemos entendido todo. Aún así, nos lo pasamos bastante bien. Después de cenar hay una hora libre, propongo echar después una partida en serio. Mis tres amigos aceptan. Guardamos el juego donde estaba y nos vamos a cenar.

Casi se me ha olvidado lo que mañana va a ocurrir. Mientras caminamos, nos topamos con un guardia. Instintivamente me llevo la mano izquierda al bolsillo. Ennua me lanza una mirada de soslayo. El guardia no se da cuenta de nada y seguimos andando.

Parece que se han extendido algunos rumores de lo que ha pasado. Algunos elementos me miran, me señalan y hablan en voz baja. Nadie se ha enterado de lo de la llave, o eso espero. Nunca hay mucho de lo que hablar aquí, por desgracia, así que cualquier cosa extraña que suceda suele durar en la mente de todos bastante tiempo.

Llegamos al comedor y nos ponemos en cola para recibir lo que nos toque. Una de las cosas graciosas de no poder hablar es mirar la cara de la gente cuando le toca algo que no le gusta. Sabes enseguida si la persona está satisfecha, si le da bastante asco, si es lo mejor que le ha tocado en su vida o si le da bastante igual. Al elemento de delante le ha tocado una ensalada. Le miro la cara: disgusto. Sonrío, intentando no reír. Me mira con enfado y se va a su mesa. Paso el identificador. Me cae una lasaña. Me encanta. Tengo que hacer el esfuerzo extra de no reír al recordar la cara del elemento anterior por la felicidad. Me obligo a pensar en el lío en el que estaré mañana, y se me pasa la tontería.

A Skyan le dan un un caldo, como a mí esta mañana. Le miro con una sonrisa burlona, y me la devuelve, para fastidiarme, para no dejarme ver que le molesta el hecho de recibir una comida peor. Le odio. Es mi amigo, le tengo cariño, pero le odio.

Después de cenar, la última hora de libertad diaria, es posible que la última que vamos a vivir nosotros cuatro. Mientras andamos por el pasillo, la gente sigue murmurando y señalándome. Creo que todo el sector se ha enterado ya de lo que ha pasado, hay personas que me preguntan directamente. Les digo que no sé qué le pasó a Zadd, que de pronto se volvió violento y me atacó. Algunas personas vienen a mí a buscar un relato largo de lo que ha pasado, pero Ennua me ayuda apartándoles de un empujón y diciéndoles que lo he pasado bastante mal. Gracias, Ennua.

La siguiente hora la pasamos como nunca: En la sala 94 los cuatro, con el juego de mesa de los dragones. Skyan con Ennua, Zhena conmigo. El juego es ciertamente muy divertido. No sabría explicar bien las reglas, pero hay que llevar a tu ficha, que camina sola, hasta el dragón. Según las casillas en las que caigas la ficha gana o pierde características, como armas o habilidades. Las características se saben por las cartas que te tocan. El primero que llega hasta el dragón y consigue matarlo gana. Se parece a un videojuego exclusivamente bueno, claro que al final acaba cansando un poco. La paliza que reciben Skyan y Ennua es impresionante. Zhena y yo formamos un equipo genial.

Los últimos diez minutos de la hora libre nos los pasamos hablando de tonterías, riendo, y disfrutando. Ha sido una noche estupenda. 

Ya es hora de ir a dormir. El buen rollo se empieza a disolver. Estoy un poco cansado, pero no tengo mucho sueño. Todos estamos un poco tensos. Por el pasillo la gente sigue queriendo hablar conmigo, preguntarme qué ha pasado... Les ignoro, les digo que tengo sueño, aunque es mentira. Llego mi cuarto, la habitación B02954, que es el número de mi identificador. Una vez he entrado, la puerta se cierra automáticamente. Estará bloqueada hasta mañana. Las habitaciones son siempre iguales: una cama grande y cómoda, una mesilla pequeña donde hay un despertador automático y, en la pared, dos rejillas alargadas. Saco la llave del bolsillo y la coloco sobre la mesilla. Me desnudo casi por completo, y echo la ropa sucia por una rejilla. Inmediatamente sale un pijama de una pieza por la otra. Me lo pongo y me acuesto. La luz se apaga automáticamente. 

Tengo que obligarme a pensar en cosas que no tengan que ver con la llave. Zhena es una chica muy agradable, aunque la he conocido hoy me cae muy bien. Y es bastante guapa. Me gusta bastante cómo sonríe. Si mañana todo sale bien... No, no debo pensar en mañana. Tengo que dormir. Ennua es una buena amiga, también es muy atractiva, pero no tanto como Zhena. Además no le gusta demasiado leer. Recuerdo un libro de aventuras que leí hace tiempo, me lo recomendó Zadd... Pobrecillo, era un buen amigo mío. Si los guardias no le hubiesen matado... ¡Estoy volviendo a pensar en esto! No puede ser. Zhena miraba a Skyan con mucho interés esta tarde. ¿Le gusta? No, Skyan, tú quédate con Ennua, Zhena es mía. Aunque es un poco joven. Y muy guapa, por cierto. Me imagino yendo por el pasillo con ella de la mano... Zhena me dice que le gusto mucho.

—A mí también me gustas—le digo yo.

Entonces el símbolo de mi muñeca empieza a brillar intensamente. Y me duele mucho. Un guardia se acerca. ¡Me quiere matar! ¡Vámonos, Zhena! ¿Zhena? ¿Dónde estás? ¡Eh, B02954, manos arriba! No, no me mates, por favor. Se quita el casco. ¡Es Zadd! Pero le pasa algo raro. Me mira con odio. Me golpea en la cara. ¡No, no me pegues! Llegan dos guardias más y lo levantan, y empiezan a dispararle en el pecho. Grito. Un dragón aparece y lanza una llama gigante sobre los guardias. Pero Zadd ya está muerto, y ¡se lo están llevando! 

Abro los ojos. Era una pesadilla. Miro el despertador: Todavía son las dos de la mañana. Maldita sea. Vuelvo a cerrar los ojos...

Las tres puntasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora