Estudiante de intercambio

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Park Jimin estaba aburrido de su monótona vida, tenía amigos, sí, pero no sabía cuál de ellos era más aburrido, incluyéndose.

Namjoon era un nerd que se la pasaba leyendo historias aparentemente difíciles de entender por su escritura compleja y sofisticada, pero que escondían siempre una historia lujuriosa y llena de sexo, que parecía entretener en demasía a aquel muchacho, que tras la fachada de idiota, ocultaba el hecho de que conocía más de sexo que cualquiera de sus amigos, claro está, que solo a través de unas cuantas páginas, ya que con suerte, la única mujer que lo había besado, era su madre.

Jin, el más guapo del salón, siempre estaba demasiado ocupado admirando su belleza en el espejo como para poder entablar una conversación inteligente con él, no era un mal muchacho, pero las conversaciones con él siempre terminaban siendo narcisistas y superficiales, y eso exactamente es lo que aburría a Park.

Hoseok, la esperanza del grupo, hace unos cuantos meses había preferido cambiar su actitud positiva por poesía barata, de esa que da escalofríos por lo cursi e infantil. Sin embargo, Hoseok aseguraba que funcionaba de maravilla a la hora de conquistar chicas y llevarlas a la cama, más de alguna vez había intentado convencer a Jimin de que lo acompañara a alguna cita doble con chicas que no conocían, o pasar una "agradable" tarde en un karaoke claramente con la intención de que las chicas se emborracharan y cayeran en las redes de Hoseok y Jimin, y este último, aborrecía completamente cualquier acto de ese tipo. Podía sonar infantil y hasta idiota, pero Park tenía un corazón puro, no hasta el extremo de ser ingenuo, pero simplemente no encontraba excitación en conductas de ese tipo, él necesitaba más, pero no sabía qué.

Taehyung, el autoproclamado "nerd con estilo", se la pasaba estudiando idiomas que solo él conocía, los últimos meses se había dedicado a aprender "Mapudungun", también conocido como mapuche o araucano, que al parecer, según lo que le explicaba a Jimin, es el idioma de los mapuches, un pueblo amerindio que habita en Chile y Argentina. Park en incontables ocasiones le preguntó la utilidad de aprender eso, pero Taehyung solo respondía que, algún día, cuando sea millonario, se dedicaría a viajar por todo el mundo y pondría en práctica todas las lenguas aprendidas. Jimin admiraba a Taehyung, pero cada vez que conversaba con él, y hablaba con palabras que no entendía, terminaba aburriéndose y escuchando música disimuladamente sin prestarle atención.

Jungkook, oh... el increíble Jungkook, Jimin la primera vez que lo vio pensó que ese chico era todo lo que a Jimin le gustaría ser: alto, fuerte, rudo, intimidante e increíblemente guapo. No supo en qué minuto, cuando con el tiempo se encargó de conocerlo más, se dio cuenta de que era un niño tsundere, ya que detrás de esa mirada fría y el discurso de "todo me importa una mierda" se escondía un crío con claros problemas para socializar con las chicas, cada vez que intentaba entablar una conversación con ellas se ponía rojo como un tomate y se ponía, imaginariamente, una coraza de rudeza y malos modales. Desde el día en que Jimin se dio cuenta de su actitud, creyó firmemente que no era una buena idea comportarse como Jungkook, ya que solo le traería problemas con el resto de las personas y eso no era nada bueno ya que Park era el presidente de la clase.

Ohh Park, el dulce y considerado Park, amado por todos pero temido por ninguno. ¿Qué tan aburrido sonaba eso? ¿Acaso era el único disconforme con su vida? Ser el hijo ejemplo, un buen estudiante, buen amigo y buen compañero se lo había ganado con su comportamiento de todos estos años, y su característica sonrisa de ángel. Siempre le agradó la admiración que generaba en el resto, pero ahora que se encontraba en el último año antes de salir del colegio, se dio cuenta de que jamás había hecho nada interesante con su vida.

No tenía novia, jamás había robado nada, sus notas eran las mejores, incluso más altas que las de Taehyung, sin duda era una vida perfecta ante los ojos de cualquiera, pero no era así para Park. Había pasado todos estos meses en busca de ese "algo" que tanto necesitaba, pero que por más que buscaba jamás había logrado encontrar.

— Preséntate a tus compañeros — dijo la regordeta profesora mientras entraba con una chica.

— Hola a todos, soy Yoon Ji, Min Yoon Ji... por favor cuiden de mí.

Y no sabe si fue el destino, casualidad, o la jugada de alguno de los Dioses de turno que trabajaba a esa hora, pero justo en ese momento, cuando la profesora entró al salón acompañada de una aparentemente dulce chica, y escuchó esa voz tan masculina como para ser de una mujer, que supo que las cosas habían cambiado de alguna forma, porque esa chica no era como las demás, no sabía cómo ni por qué estaba tan seguro de eso, pero algo dentro de él le decía a gritos que esa chica con ojos felinos cambiaría su vida, no sabía si para bien o para mal, pero apostaría toda su reputación a que por lo menos la haría menos aburrida.

Una chica llamada Min Yoon Ji | YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora