𝟬𝟮𝟰 i am me again

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                    — ¿Dónde está?—, preguntó Logan, sus extremidades siendo sostenidas por un fuerte material a la silla mientras que Ophelia Sarkissian, la mujer rubia que era aún más tóxica de lo que parecía ser, caminaba frente a él con una sonrisa —. ¿Dónde está Vanessa?

      —Aw, ¿sigues suspirando por ella? Qué ternura—, habló la mujer mientras Logan luchaba para deshacerse del agarre, pero sus intentos siendo en vano —. Impresionante, ¿no?—, preguntó mientras observaba la gran armadura mantenerse de pie a un lado de la habitación —. La fabricaron de adamantium, como tú, Logan.

      Logan soltó un gemido cuando tiró con fuerza sus manos hacia arriba, sólo causándose dolor a sí mismo en lugar de romper su agarre —. Te entiendo, Logan, estás frustrado.

      —Sé que está aquí, ambas—, gruñó Logan —. Vanessa y Mariko, quiero verlas.

      —Quieres respuestas.

      —Sí, eso quiero.

      —No es cierto. Ojala pudiera decirte más, pero me contrataron en parte por mi discreción—, comentó Ophelia mientras volvía a acercarse al inmortal.

      —Seguramente—, volvió a gruñir Logan, ya perdiendo la paciencia.

      —Por eso, y por cierto talento que tengo para combinar la bioquímica con la metafísica. Las toxinas de alto nivel son mi especialidad y por supuesto que ayuda el ser inmune genéticamente a todos los venenos que existen como yo. E inmune a la toxina que es la misma humanidad, así como yo.

      —Escucha, asquerosa víbora mutante, ¿por qué no abres esos brazaletes y veremos quién puede jugar?—, alzó la voz Logan al sacar sus garras, pero sin tocar a la chica debido a su posición.

      Con una sonrisa, Ophelia retrocedió y apretó los botones que se encontraban a los costados, provocando que el agarre sobre las manos de Logan fueran aún más fuertes y evitara que volviera a guardar sus garras —. Las garras, ya podemos comenzar. El supresor que encontraste en tu cuerpo era mío. Lo sacaste sin ninguna ayuda, eso nunca lo espere. Eres fuerte, y muy valiente, en serio tienes coraje. Pero eso no te servirá de nada—, advirtió la mujer antes que la armadura pareciera cobrar vida y acercarse a ellos. La máquina desenvaino un sable y las apuntó a las garras del inmortal.

      Fue entonces cuando, de un salto, Vanessa llegó.

      —Si no te alejas por las buenas, yo te alejaré—, advirtió Vanessa, mirando directamente la armadura, sabiendo que alguien se encontraba desde dentro manejándola.

      —Me gustaría verte intentarlo—, respondió Ophelia, una gran sonrisa desplegándose en su rostro. Cuando notó que Vanessa comenzó a correr, dejando una estela borrosa a su alrededor, la mujer rubia apretó el botón que guardaba en su bolsillo.

      Vanessa cayó al suelo, sus manos viajando a su cabeza mientras gritaba de forma desaforada. Sus gritos sólo logrando enfurecer aún más a Logan mientras sentía su sangre helarse y luchaba con más poder contra su agarre.

      —Tú lograste deshacerte de mi supresor, Logan—, volvió a hablar a Ophelia mientras miraba con una sonrisa a la velocista sufrir en el suelo, pareciendo regocijarse sobre su dolor —. Pero, ¿crees que ella también lo logre cuando el supresor se encuentra en su cerebro? Nunca descubrí que Vanessa era inmortal como tú, no hasta que mis hombres me lo informaron, la pequeña sabandija lo guardó demasiado bien. Si lo hubiéramos descubierto, nunca habría sido necesario el traerte a ti.

      Logan gruñía y gritaba con furia hacia la mujer rubia, apenas prestándole atención a la gigante armadura que alzaba un sable por sobre su cabeza en dirección a sus garras.

MUTANTWhere stories live. Discover now