-Quisiera tener un día de padre e hija con Mia.- suelta y yo no puedo creer lo que acabo de escuchar.

-Estás hablando en serio?- exclamo con una mezcla de sorpresa e incredulidad que se hacen notorias en mi voz.

-Muy en serio. Ya me perdí cuatro años y experiencias de su vida, no quiero perderme más- explica y por un momento me siento culpable.- Prometo que la traeré de vuelta en la noche.

Me quedo callada mientras pienso en lo que acaba de decirme. Debería concederle lo que me está pidiendo? No es cómo que me esté pidiendo llevársela a vivir con él o algo así, simplemente me está pidiendo un día con ella. Al fin y al cabo tiene razón, se perdió cuatro años de su vida en los cuales solamente yo la disfruté. Tengo dos opciones, concederle lo que me pide o mandarlo a la mierda. La segunda opción sería mucho mas coherente dado a todo lo que estamos pasando, pero algo en mi corazón me lo impide. Sería muy mala persona si se lo negara? Bufo frustrada. Es solo un día Kendall, un día.

-Bien- acepto y Alex abre bastante sus ojos que se iluminan al oír mi respuesta. Está por decir algo pero yo lo interrumpo. - Sólo hago esto porque soy demasiado buena persona cómo para decirte que no, y si llegas a lastimarla te mato entendiste?- Él asiente y yo continúo hablando.- Las reglas son éstas:  Tienes que traérmela de vuelta a las siete en punto, si no lo haces llamo a la policía. No hagan nada peligroso, ni conduzcas muy rápido. 

-Entendido, no te preocupes- me dice y está por entrar a la casa pero lo detengo.

-Qué crees que haces? Espérame afuera mientras preparo sus cosas.

Termino de decir ésto y cierro la puerta en sus narices.Demasiado ya es darle permiso para que pase un día con su hija cómo para que encima quiera entrar a la casa. No estoy lista para eso todavía. 

Camino hacia la sala y veo que Mia sigue en la misma posición en la que la dejé. Me acerco a ella y me agacho hasta llegar a su altura para luego frotar su espalda, llamando su atención para hacer que me mire.

-Mia, te gustaría salir con tu padre a pasear y a jugar?- le pregunto, ya que no puedo obligarla a estar con alguien que apenas conoce sin que se sienta cómoda con la idea.

-Con mi papá?- dice con la inocencia que caracteriza a todos los niños.

-Si mi amor. Tu papá vino a buscarte para estar contigo, quieres ir?

-Si!- exclama con su voz aguda mientras una sonrisa ilumina su rostro.- Si quiero ir a jugar con papá.

-Bien. Voy a ir a alistar tus cosas si? Espérame aquí. - le digo y ella asiente.

Ella aplaude en su lugar y la verdad es que verla tan feliz por salir con su padre me enternece el corazón inevitablemente. Me pongo de pie y hago mi camino hacia las gradas, para subirlas y luego dirigirme a mi habitación.

Una vez me encuentro dentro de ésta, tomo su pequeña mochila de abejitas y comienzo a meter dentro todo lo que necesita: Una pequeña chamarra por si le hace frío, un par de juguetes y lo más importante, su estuche con su kit para la Diabetes. 

Antes de meterlo, reviso que estén absolutamente todas sus cosas porque todas son vitales para ellas. Lo vacío y luego uno por uno vuelvo a guardar todo: Su glucómetro, sus tiras reactivas y lancetas, una pequeña agenda dónde tiene registrado sus mediciones y números de emergencia y sus pastillas. Está todo. 

Cierro la mochila y la tomo para luego bajar las gradas y volver hacia Mia, quién al verme se para y prácticamente corre hacia dónde me encuentro. Le cuelgo la mochila sobre los hombros y luego la tomo de la mano para juntas caminar hacia la puerta. La abro e inmediatamente Alex se agacha para darle un abrazo a la pequeña.

Caminos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora