☆Treinta y cinco☆

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Completamente empapados llegaron a casa de Agustín. La idea era buscar su auto para llevar a Carolina a su casa.

-¿Que hacemos aquí?- le preguntó llegando hasta el- Yo quiero ir a mi casa- se cruzó de brazos. No se había dado cuenta por donde iban, ella sólo lo seguía protestando.

-Voy a sacar el auto para llevarte- le dijo el intentanto encontrar sus llaves.

-¡No quiero ir en tu auto, quiero ir caminando!- protestaba como un niña chiquita. En ese momento un escandaloso trueno provocó que las luces se fueran, dejando el edificio y la calle completamente oscura.

-¿Vas a caminar ahora?- le preguntó burlón. Carolina se prendió al brazo de Agustín.

-No te hagas el gracioso, sabes que me da miedo- le dijo nerviosa.

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Sin soltar a Agustín, Carolina subió las escaleras para llegar al departamento del chico. En otras circunstancias se habría negado, pero le tenía pánico a la oscuridad.

Recién cuando tuvo una vela entre sus manos pudo soltarlo, pero no se apartaria tanto.

-Tranquila no voy a irme, estoy aquí- el se acercó más a ella, sabía que estaba espantada- Estoy aquí- Carolina lo miró- Por más que no quieras que me acerqué voy a quedarme, se que te asusta la oscuridad y no pasa nada...- dejó de importarle todo por quedar perdida en sus ojos.

Carolina experimentaba eso que menos quería, deseo. No tenía claro si era por las copas que bebió de más o por sentirse tan protegida con el, pero miraba su boca con tanto anhelo. Está vez fue ella quién tomó la iniciativa y quién se olvidó de todo. Se inclinó y llegó hasta los labios que tanto la enloquecian. Ya no podía soportar más.

Agustín se sorprendió, pero para nada rechazaría el acercamiento, también deseaba besarla. Siguió su ritmo, respetando sus condiciones y recorriendo con su lengua cada centímetro posible en su boca.

Enséñame a rozarte lento,
quiero aprender a quererte, de nuevo,
susurrarte al oído, que puedo

Si quieres te dejo un minuto,
pensarte mis besos, mi cuerpo, y mi fuego,
que yo espero si tardas, porque creo que te debo, mucho

Por más que la intensidad aumentará el deseo no tenía fin. Agustín la acercó más a el, necesitaba quitar la distancia entre ellos. Poco a poco fue recorriendo su mejilla, su cuello, sus hombros, deshaciendo de todo aquello que se lo impedía.

Vamos a jugar a escondernos,
besarnos si de pronto nos vemos,
desnudame, y ya luego veremos,
vamos a robarle el tiempo al tiempo

Por mucho que aprieto tus manos,
me cuesta creer que aun no te hayas marchado,
me fundiré en tus labios,
como se funden mis dedos en el piano

Carolina se apartó bruscamente, pero no por lo que el pesaba. Lo tomó de la mano y lo llevó a ese lugar que los vio infinitas noches. Con restos de gotas recorriendo sus cuerpos, fueron perdiendo las prendas innecesarias.

Tú, que me enseñaste a ser sincero,
sin temor a lo que pienso, evitando la mentira,
tú, que siempre has estado presente
y cuando no estaba la gente que tanto me prometía

Se abrieron pasó en esa cama que los acunaria mientras ellos se amaban, porque si que lo hacían. Agustín recorría cada espacio de su cuerpo estremeciendola por completo. Ella sólo pronunciaba su nombre exitada y no tenía rastros de querer arrepentirse. Ansiaba ser suya otra vez.

Ahora, que me he quedado solo,
veo que te debo tanto y lo siento tanto,
ahora, no aguantaré sin ti, no hay forma de seguir, así.

Desnuda e indefensa debajo de el. Se tomó un segundo para observar lo perfecta que era. Hizo un camino de besos por todo su cuerpo, mientras Carolina enredaba sus dedos con su cabello, temblando de desesperación por la agonía que la hacía vivir.

-Te amo- le dijo cerca del oído mientras se adentraba en ella- Te amo como siempre...-

-Y para siempre te amo- le dijo ella apenas audible.

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Dios mío!!! 😱

Falta una parte más

3/4

Eres Lo Que Necesito Ahora Y Siempre (Aguslina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora