☆Dos☆

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-Todo tiene que ser perfecto- estaba poniendo esmero en cada detalle.

-No importa que tan arreglado esté el lugar... él estará feliz de verte- Karol estaba sentada leyendo una revista mientras comía mani con chocolate, era un antojo que se me daba muy seguido últimamente.

Karol se enteró hace un mes que estaba embarazada y decidió, junto con su novio, que no estaría mal implementar la convencía. Hace tres semanas se mudó a su departamento dejando a Carolina sola. Digamos que ella no se lo tomó con mucha alegría, que su amiga se mudara la puso muy triste, pero, todo se compensaba con la noticia del bebé, eso si que era lo mejor. Ansiaba conocer al porotito o porotita, porque todavía no tenía intuición de que es lo que sería. Se había otorgado el título de madrina sola y amaba a ese bebé.

-Yo también voy a estar feliz de verlo... lo extrañé muchisimo- sonreía enamorada. Volviendo al comienzo, hoy era un día especial, después de tres semanas Agustín regresaba de un viaje de trabajo. Estaba con la grabación de un video clip para lanzar su primer éxito. Jamás estuvieron tanto tiempo separados y pese a que hablaban casi todos los días no podía dejar de extrañarlo.

-Y él también... te lo aseguro...- masticaba y hablaba- Además... todo éste tiempo tuvo que verle la cara a la desabrida esa...-

-¿A Julieta?- Julieta era la representante momentánea de Agustín. El señor Font, quién inició con la carrera del chico, se encontraba hace cuatro meses muy delicado de salud y dejó a cargo de sus negocios a su hijita Julieta.

-Si esa wera... ya ves que ni nombrarla puedo- Carolina reía, sabía que a su amiga no le agradaba para nada esa mujer.

-No te alteres que a mi poro le puede hacer mal- miró la panza de su amiga con tanto cariño.

-No se como es que tú confías en ella- seguía con el tema.

-Bueno... yo no confío en ella, confío en mi novio- Karol asintió.

-Bueno ya, tenemos que ponernos en marcha- se levantó de la silla para terminar de ayudar a su amiga.

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Agustín acababa de llegar. Estaba vagando por el aeropuerto con su novia en la cabeza. Estos últimos tres días no hizo más que pensar en ella, pero no de la mejor forma. Estaba siendo egoísta con ella, aceptó la cena pese al cansacio porque era la ocasión perfecta para hablar.

-¡Eh amigo!- Mike le gritó cuando lo vio y se acercaron en un abrazo fraternal- Que bueno verte-

-Igual amigo ¿Cómo estás?- comenzaron a caminar, es que ya habían quedado en que él lo recogía porque Caro estaría ocupada.

-Pues yo bien, pero tú con prisa... así que vamos al coche- deberia bañarse en casa de Mike y recien pasar por su casa- ¿Qué le compraste?-

-¿Qué?- la verdad que no estaba prestando atención.

-Para Caro ¿Qué le trajiste del viaje?- lo olvidó completamente y eso era muy extraño. Siempre, aunque fuese a la esquina le compraba algo, le gustaba hacerla sentir especial. Pero en ésta ocasión se olvidó por completo.

-Eh... no... me olvidé- Mike lo miró sorprendido.

-Bueno.... no creo que le importe- le sonrió.

-Claro...- algo pasaba y todavía no se daba cuenta o no quería darse cuenta.

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Justo a las nueve y media de la noche estaba punta en blanco parado detrás de su puerta. Toco dos veces. Era rsro tener que llegar como visita a su propia casa, pero era parte de la sorpresa.

-Voy- escuchar su voz después de un tiempo le causaba escalofríos- Hola- la tenía frente a sus ojos, con la sonrisa más radiante que el mundo podía permitir, con su mirada tan serena y amorosa. Lo abrazó y él estaba inmóvil- Te extrañé una eternidad- depósito un beso en sus labios pero él todavía seguía paralizado.

A los tirones lo hizo pasar. Y como una niña corrió de su manos hasta la cocina.

-Espero que te guste todo- una mesa muy bien preparada, elegante, delicada y sencilla, un reflejo de la personalidad de Caro. Tomó asiento donde ella le indicó y aún no decía nada- Pero no creas que sólo acomode la mesita y puse unas cositas...- si la pudieran ver en ese momento, tan entusiasmada, tan ilusionada, tan de él- Me tomé el trabajo de... ¡Cocinar!-

Agustín miró su carita y una puntada en el medio del corazón lo lleno de culpa.

-Caro...- lo primero que sus labios pronunciaron.

-No creas que te voy a envenerar- río. Sabía que no era buena cocinera pero hacía todo por su novio- Tomé lecciones con la tía Moni y... hasta me enseñó a preparar tu postre favorito- cada segundo esa culpa se dispersaba espesa por sus venas.

-...No hacía falta... no merezco tanto...- quizás por esa sensación le costaba tanto hablar, le costaba ser el mismo con ella.

-Claro que si- se acercó a él y lo tomó de la mano- Mereces todo lo bueno en ésta vida mi bebé... te amo- lo besó y fue ahí cuándo se dio cuenta de que las cosas no andaban bien. No encontró en esos ojos el brillo de siempre, su boca no la cautivaba más bien parecía querer evitarla, no sentía la conexión de siempre. Realmente era como si Agustín estuviese apagado.

-...Mejor vamos a comer...- trató de sonreír pero ni siquiera tenía esa sonrisa verdadera.

Carolina sirvió para ambos y por primera vez en años un silencio incómodo de hizo presente.

-Y... ¿Cómo te fue?- habló ella.

-Normal.. que se yo.. bien...- no había probado bocado.

-Mi amor- le dijo ella- ¿Te pasa algo? Me preocupas- tomó su mano y Agustín de quebró como un cristal.

-...Perdóname Caro...- soltó unas lágrimas y ella se preocupó más- No te merezco-

-Ey,  no digas eso...- ella tomó su cara entre sus manos.

-No merezco que me ames...- ahora lloraba- perdón-

-No... no tengo nada que perdonarte Agus- le dijo ella tratando de calmarlo.

-Yo no puedo más con esto, con la culpa... te engañe Caro- y esas dos palabras congelaron el tiempo-...estuve con Julieta y te engañe... Perdóname- Carolina se paró en cámara lenta y miró con el ceño fruncido a su novio.

-¿Qué decís... Agustín?  Eso... eso no es posible... no...- todavía no asimilaba.

-Te juro que quería evitarlo pero... me pasan cosas con ella... y... no mereces esto...- de repente el aire le faltó y como señal de dolor sus ojos se llenaron de lágrimas, lágrimas con sentimientos. Digamos que llorar es un mecanismo de supervivencia y Carolina debía llorar para alivianar su interior que comenzaba a derrumbarse. Retrocedió dos pasos y tropezó al tercero. Agustín quiso ayudarla a manterese en pie pero ella rechazó arizca su contacto, ni siquiera podía mirarla a los ojos.

-Yo... necesito aire...- soltó las primeras poderosas lágrimas y corrió hacía la puerta, hacía afuera.

Bajo por las escaleras tratando de recuperar el aire y una vez afuera de dio cuenta de que realmente no respiraba, y el dolor comenzaba a hacerse presente en su corazón. El amor de sus días , la razón de su vida acababa de cortar su corazón en mil pedazos en cuestión de minutos.

Se sentía humillada, desvalorada, traicionada, se sentía una ilusa que todo éste tiempo pensó en el mientras estaba con otra mujer. Con una mujer que no era ella, no podía ni imaginarse la situación.

Todo la atormentada y sabía que su mente no tendría descanso. Necesitaba comenzar un nuevo período de supervivencia.

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Eres Lo Que Necesito Ahora Y Siempre (Aguslina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora