Capítulo 8: Qué hay detrás?

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POV Rose

La luz volvió a los tres minutos, esperamos a que Dimitri apareciera pero no llegó así que hicimos lo que nos había pedido. Salimos del salón con Eddie por delante y conmigo cuidando la retaguardia, este vestido y los tacones me impedirían ser la opción más viable para liderar al grupo en esta ocasión, Lissa y los demás estaban en medio de nosotros pendientes de cada cosa que sucedía a su alrededor. Se veían decididos a pelear si era necesario, me sentía realmente orgullosa de ellos. Al estar afuera nos sorprendió el ver todo normal, no había peleas ni strigoi ni nadie atacando, lo agradecía de corazón pero no entendía lo que había ocurrido entonces.

-¿Qué hacemos ahora?-

Lissa me miró confundida.

-Haremos exactamente lo que nos dijo que hiciéramos. Iremos al edificio de los guardianes y, si no está en ese lugar, ustedes se quedarán ahí mientras voy a buscarlo.-

Liss iba a protestar pero Christian la jaló un poco para que guardara silencio, afortunadamente "chispita" se dio cuenta que estaba demasiado preocupada por Dimitri como para llevar una discusión con mi mejor amiga sin terminarle gritando a voz en cuello.

Llegamos al edificio de guardianes y nos encontramos con Alberta que estaba revisando unos papeles en la entrada.

-Rose, chicos, pensé que estarían en su fiesta.-

Así que hasta ella sabía, no entiendo cómo no descubrí su plan desde el principio. Lissa me dijo que me había logrado bloquear pero, por San Vlad, todo el mundo parecía estar enterado menos yo. En fin, me concentré en lo que íbamos a hacer.

-Sí, no, es decir, en eso estábamos pero hubo un problema. Las luces se fueron y Dimitri salió a investigar lo que ocurría, dijo que si no volvía en cinco minutos trajéramos a todos aquí.-

Alberta frunció el semblante, se encontraba tan confundida como todos nosotros lo que significaba que Dimitri no había venido hasta aquí. ¿Dónde demonios se había metido?

-Entiendo, lleven a los moroi a la habitación de Belikov. ¡Guardián Chase!-

El guardián se acercó rápido hasta Alberta y se quedó estático esperando sus órdenes.

-Quiero que des la alarma de inmediato, el guardián Belikov ha desaparecido y no tengo idea si se trate de un ataque, algo personal o una pésima broma pero no me arriesgaré.-

Chase se fue tan rápido como llegó y Alberta empezó a moverse. Tal vez podría parecer un poco exagerada su reacción pero, después de lo que vivimos hace sólo unos días cuando los strigoi lograron entrar, hasta podría decir que se mantenía sumamente calmada. Señaló a otro guardia.

-Tú, quiero un grupo de seis para partir en búsqueda de Belikov, ahora.-

Y corrió a hacer lo pedido, Alberta daba mucho miedo cuando se ponía en modo ataque. Después de dar las instrucciones, se dispuso a salir del edificio, probablemente a avisar a Kirova de lo sucedido pero la detuve.

-Yo iré con ustedes a buscar a Dimitri y, antes de que trates de impedírmelo, déjame decirte que nada de lo que digas o hagas va a...-

Alberta rodó los ojos y me calló poniendo su mano sobre mi boca, me sorprendió pues ella siempre era correcta y formal.

-¿Quién dijo que trataría de impedírtelo? Asumí que vendrías. Iré a ver a Kirova, el protocolo dice que el grupo de rescate se reunirá en quince minutos en la fuente frente a este edificio. Será mejor que corras a cambiarte si quieres llegar a tiempo.-

Estaba shockeada pero asentí y Alberta se alejó, no sin antes gritarme desde fuera.

-En mi oficina hay uniformes de tu talla.-

Y me lanzó las llaves sobre su hombro, apenas si logré coordinar lo suficiente para atraparlas. Me giré para correr escaleras arriba, a la oficina de Alberta y mis amigos me detuvieron. Lissa hizo ademán de querer hablar y yo la paré en seco.

-No, ni siquiera lo pidas. Iré sola y no pienso discutir. Eddie llévalos a donde Alberta te dijo, el cuarto de Dimitri es el último hacia la derecha, en el cuarto piso. Siempre está abierto así que no tendrán problemas al entrar.-

Alberta los envió ahí porque era el lugar más seguro, el último al que accedería un strigoi pues estaba en el último piso del edificio de los guardianes. Los chicos no estuvieron de acuerdo pero mi tono no dejó espacio para negociación alguna así que se dejaron arrastrar por Eddie. Liss me despejó su mente, estaba enojada y preocupada pero una sola palabra ocupaba todo el espacio: "Cuídate". Le asentí en respuesta y me fui a cambiar tan veloz como un rayo.

El uniforme de guardiana me quedaba espléndido. Era negro y se pegaba a mi cuerpo como una segunda piel, me veía sexy y letal a partes iguales. Cuando me sumé al grupo recién formado de rescate me asombré de ver ahí a Janine. Me hubiera molestado demasiado pero en el fondo agradecía que pese a todo estuviera dispuesta a ayudarnos para encontrar a Dimitri, me pesaba admitirlo pero era una de las mejores guardianas que conocía. A ella no pareció darle tanto gusto verme ahí.

-¿Qué haces aquí? Eres una estudiante, no tienes permitido participar en ninguna misión.-

Iba a responderle con las palabras más floridas de mi vocabulario pero Alberta se portó como mi ángel salvador.

-A menos que la guardiana a cargo lo autorice y lo hice así que Rose viene con nosotros.-

-Pero...-

-Le agradezco su colaboración, Guardiana Hathaway pero esta es mi escuela y Rosemarie es mi alumna así que irá y no quiero controversia de ningún tipo. ¿Alguien más tiene problemas con cumplir mis órdenes?-

Nadie dijo ni mu, sonreí ampliamente, ver a alguien dejar callada a Janine era un placer que en mi vida había presenciado y vaya que lo disfruté. Alberta había terminado de ganarse el primer puesto entre mis personas favoritas de la noche, sin contar a mi dios ruso ni a Lissa.

-Perfecto, entonces nos dividiremos en 2 grupos. Guardiana Hathaway, Guardián Croft, ustedes estarán con Rose y conmigo, entraremos al bosque. Los demás comiencen por revisar hasta el último sitio de la academia y de ahí parte al exterior en un radio no mayor a un kilómetro. Si lo encuentran o hallan alguna pisa ya saben qué hacer. Nos vemos en cuatro horas.-

El grupo que buscaría dentro de la escuela se dispersó con rapidez mientras que Alberta nos dirigió hasta un auto todoterreno que asumía nos llevaría a nuestro primer destino. Empezamos a avanzar velozmente y mi corazón se subió hasta mi garganta. Tenía pánico de salir, la última vez que fuimos a una misión de rescate por poco y no regresamos. Me tragué el miedo y me concentré en el camino y en recordar la voz de Dimitri diciéndome "siempre" ante mi súplica de que tuviera cuidado.

    

Nuestro amor.Where stories live. Discover now