Capítulo 7: Tras de mí.

1.3K 69 2
                                    

POV Dimitri

-Tortolitos, sepárense un rato y vengan a bailar.-

-Mia, déjalos disfrutar de su recién adquirida libertad y si te da un poco de envidia, tú y yo podríamos unirnos al club del amor aunque sea por esta noche.-

-Ja ja ja, ni en tus sueños, Ivashkov.-

-Te aseguro que en ellos también, rubiecita.-

Mia bufó y regresó a la pista. Rose y yo observamos divertidos la escena pues Adrián pareció tomar su contestación como un reto y se puso a bailar más cerca de ella.

-Apuesto a que Lissa y yo no seremos las únicas que tendrán mucha acción esta noche.-

Roza, que se encontraba sentada en mis piernas, me sonrió descaradamente y se acercó para besar y morder el lóbulo de mi oreja izquierda. Una onda de electricidad me recorrió entero, mi corazón palpitó con furiosa intensidad y mi parte más animal empezó a despertar. Quería sacarla de ahí y llevarla directo a mi habitación para hacerla completamente mía. Acercó su rostro al mío, sólo unos pocos centímetros nos separaban, noté en sus ojos el mismo deseo que tenía yo pero las luces se extinguieron y nos dejaron a todos en silencio y total oscuridad.

Rose y yo nos incorporamos inmediatamente, nuestros instintos no hicieron dirigirnos hacia dónde estaban los moroi y, junto a Eddie, formamos un círculo de protección con ellos dentro. Esperamos algunos minutos y cuando vi que no pasaba ni se escuchaba nada decidí ir al exterior para ver lo que ocurría.

-Si no regreso en 5 minutos, saquen a todos por atrás y vayan directo al edificio de los guardianaes.-

Eddie y Rose asintieron pero antes de irme ella me tomó del brazo y me miró llena de súplica.

-Ten cuidado.-

-Siempre.-

Salí disparado pero no vislumbré nada fuera de lugar en el exterior. Los guardianes estaban donde debían estar, todo parecía normal, los estudiantes volvían a sus dormitorios, todo tranquilo. Sólo una típica madrugada de domingo. Me dirigí a la parte trasera del salón donde celebrábamos el cumpleaños de Rose para revisar los fusibles. Cuando llegué noté que el switch estaba bajado, lo levanté y vi por las ventanas cómo las luces volvían. Abrí la puerta para regresar adentro pero de pronto me quedé sin aire y comencé a asfixiarme, caí al piso intentando respirar con todas mis fuerzas pero de repente todo se puso negro.

Desperté en medio del bosque, de pie y con las manos sobre mi cabeza, encadenadas a un árbol. Mis pies estaban sujetos por grilletes. Luché para zafarme pero la voz que me habló me paró en seco.

-Nunca pensé verte así, el Guardián Belikov atrapado sin esfuerzo alguno.-

-Stan. Dame la cara maldito cobarde, no sé cómo ni por qué demonios estás haciendo esto pero suéltame y veremos si puedes volver a atarme con tus propias manos.-

Se acercó hasta quedar enfrente de mí, vi su sonrisa estúpida y retorcida. Detrás de él aparecieron seis dhampir más, todos me miraban con desinterés, incluso podría decir que con aburrimiento.

-Lo siento Dimitri, no es nada personal, o bueno, tal vez sí.-

Acto seguido me soltó una patada en el estómago que me hizo doblarme un poco y después un puñetazo que me sangró la boca pero me mantuve firme, no mostraría ni la menor debilidad frente a este imbécil. Alcé la vista y lo escupí directo en el rostro. Se limpió con la ropa y me fulminó con la mirada para luego lanzarse a golpearme sin piedad. Siempre me pareció un infeliz pero jamás pensé que fuera tan vil como para hacer algo como lo que estaba haciendo. Sea lo que haya sido lo que lo orilló a actuar así se lo haría pagar, a la menor oportunidad le devolvería hasta el último golpe. Estaba pensando justo en cómo sería mi venganza, aislándome del dolor con la idea de dañarlo, cuando una ráfaga intensa lo jaló hacia atrás y lo hizo chocar contra un árbol. Un hombre más apareció entre las hombre y no era cualquier hombre.

-Stan, Stan, Stan, te di instrucciones simples. Traerlo hasta aquí y comenzar a interrogarlo, tal vez un puñetazo o dos pero no más, si hubiera querido que lo golpearas hasta el cansancio te lo habría especificado. No me agrada que tomes mis cosas para desahogar frustraciones personales.-

-Lo... lo siento, no volverá a ocurrir.-

-Claro que no. Nadie me desobedece dos veces.-

Dio una señal al resto de dhampir y estos inmediatamente comenzaron a golpear a Stan que ni siquiera intentó defenderse. Eso me provocó no miedo sino terror, a pesar de todo, él no era de los hombres que simplemente ponen la otra mejilla, se había aprovechado de la situación para desquitar su odio conmigo y, sin dudas, yo podría vencerlo en una pelea pero eso no significaba que él no fuera letal en la lucha. Si se dejaba controlar de esa manera era o porque lo chantajeaban con algo realmente fuerte o porque sabía que no tenía forma de ganar y presentía que era una mezcla de ambas razones.

-Devuelvan golpe por golpe hasta que consideren que comprendió la lección.-

Dejó de prestar atención a Stan y a sus ¿guardianes? Para dirigirse directamente a mí.

-Lamento profundamente que la desobediencia del inepto del Guardián Alto le hayan ocasionado tantos contratiempos y siento mucho la forma en que lo trajimos pero necesito hablar con usted.-

-¿Y no pudo simplemente pedirlo?-

-No soy de los que piden las cosas, además me agrada causar un verdadero impacto.-

Su mirada penetrante me hacía sentir pequeño, algo que nadie salvo tal vez Roza había conseguido. Era demasiado imponente su presencia y el peligro le emanaba de cada parte del cuerpo. Aun así no me dejé amedrentar.

-Bien, tiene mi atención.-

Sonrió de oreja a oreja, a pesar de las formas que tenía de hacer las cosas, su sentido del humor y manera de ser me impedían odiarlo. Y el hecho de que hubiera hecho que Stan recibiera su merecido ayudaba un poco.

-De acuerdo, Guardián Belikov, haremos un trato. Usted me dirá todo lo que quiero saber. Le haré preguntas que usted responderá, hágalo con completa honestidad porque le advierto que sabré si no lo hace y si algo detesto con todas mis fuerzas es a los mentirosos.-

-¿Es eso un trato? ¿Yo que ganaría con hacer lo que me pide?-

Rio con fuerza, como si le hubiera contado el chiste más gracioso del mundo.

-Creía que era obvio, me disculpo. Si me satisfacen sus respuestas, simplemente digamos que tendrá un amigo y aliado nuevo.-

-¿Y si no?-

-Bueno, confórmese con saber que no le gustará para nada lo que le sucederá.-

Tragué en seco, no tenía alternativa, debía cooperar. Aunque no era demasiado lo que pedía, honestidad, podía hacerlo y con suerte todo saldría bien, claro que la suerte no parecía acompañarme últimamente.

-¿Entonces? ¿Tenemos un trato?-

-¿Tengo otra opción?-

-Por supuesto, ríndase y pasemos al desenlace.-

-Nunca. Comience con sus preguntas.-

Asintió con satisfacción y empezó el interrogatorio más largo, extenuante y bizarro que haya tenido.


Nuestro amor.Where stories live. Discover now