Capítulo 4: ¿Qué fue del amor?

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POV Narrador

Dentro de las paredes de la academia más importante para dhampir y moroi, los planes para la fiesta sorpresa que se llevaría a cabo esa misma noche estaban casi concluidos. Adrián y Christian se recuperaban de la tremenda reprimenda que les diera Lissa por hallarlos haciendo malabares con los adornos y Dimitri repasaba una vez más su discurso para el momento más importante de la celebración.

Todo parecía ir saliendo a pedir de boca, pero había dos presencias que nadie esperaba ver. Janine Hathaway se encontraba de pie en el despacho de la directora Kirova, taladrando con la mirada a cierto moroi turco que no hacía más que sonreír con picardía y autosuficiencia.

-¿Se puede saber a qué viene tanta sonrisita estúpida?-

Abe Mazur se colocó frente a la mujer que una vez juró era la mujer de su vida, ensanchó aún más su sonrisa y a tono de sorpresa y broma se dirigió a ella.

-Guardiana Hathaway, debería de moderar un poco más su lenguaje. Recuerde que está frente a un moroi de la realeza.-

Janine soltó un bufido y le contestó en el mismo timbre.

-¿En serio? Siempre he creído que "Smey" tiene de realeza lo que yo de puta de sangre.-

Abe, en vez de ofenderse o alterarse por las palabras que ella había utilizado sólo pudo reír casi a carcajadas lo que molestó aún más a la guardiana.

-La verdad es que no entiendo qué demonios haces aquí.-

-¿No es obvio? Vine para estar con mi hija en su cumpleaños. Los dieciocho son una edad muy especial, debe celebrarlo rodeada de toda su familia.-

Janine fue quien soltó la carcajada esta vez y con voz venenosa le dio una respuesta sumamente desagradable.

-Por supuesto, por eso no logro comprender ¿qué tendrías tú que hacer en esa celebración? Distas mucho de poder llamarte "su familia".-

El rostro del turco se ensombreció y sus palabras salieron graves y peligrosas.

-Es cierto, jamás pude estar junto a ella como su padre pero ¿y tú? No sólo tuviste la oportunidad sino el deber moral y, sin embargo, simplemente la abandonaste, renunciaste al derecho de llamarte "madre".-

Janine apretó sus puños con fuerza, conteniéndose gracias a su enorme autocontrol de no soltarle un buen puñetazo en el rostro. Lo que le dijo no sólo la enfureció sino que realmente la había lastimado, ese error que él con tanto reproche le remarcaba era una herida profunda y sangrante que sabía que ella misma se había provocado. Iba a salir a tomar aire pero la puerta del despacho se abrió ates de que pudiera dar un paso.

Rose entró a la dirección ataviada con un hermoso vestido que le llegaba tres dedos por encima de la rodilla, de encaje negro con patrón de rosas sobre un fondo rojo, cuello blanco, tacones negros de punta y su cabello recogido en una coleta ladeada con mechones sueltos que enmarcaban su rostro perfectamente maquillado.

Abe y Janine se quedaron pasmados ante la chica, la vieron de arriba abajo y ninguno pudo creer lo mucho que había crecido. Para ellos seguía siendo la pequeña que cargaron en sus brazos por primera vez dieciocho años atrás. Rose se sintió un poco incómoda por el análisis al que la sometían los ojos de su madre y de aquel extraño moroi que seguramente era su nuevo encargo así que decidió apresurar las cosas para poder salir de ahí cuanto antes.

-Janine. Señor, buenas tardes, soy Rosemarie Hathaway.-

No iba a saludar al moroi pero pensó que sería muy maleducado lo que menos deseaba en ese momento era una letanía de parte de su mamá sobre cómo se supone que debe comportarse una guardiana.

Nuestro amor.Where stories live. Discover now