✔ᴛᴇᴇɴ ᴡᴏʟғ☁ᴄʜɪsᴛᴇs & ᴏɴᴇsʜᴏᴛs; 3.0✔

☁The boy in the striped pyjamas☁

[Basado en el libro el Niño con el Pijama de Rayas]

El paseo a lo largo de la alambrada duró mucho más de lo que Scott había imaginado; ésta parecía prolongarse varios kilómetros. Siguió caminando, y cada vez que miraba hacía atrás la casa, dónde vivía con su familia y su hermana Hayden, se hacía más pequeña hasta que casi dejó de verse en el horizonte. En todo el camino, en todo aquel rato nunca vio a nadie cerca de la alambrada; tampoco encontró ninguna puerta por donde entrar y empezó a pensar que su exploración, su primera exploración de verdad iba a ser un fracaso. De hecho, aunque la valla continuaba hasta donde alcanzaba la vista, las cabañas y las columnas de humo iban desapareciendo a su espalda.

Cuando ya llevaba más de una hora de exploración la tripa del pequeño de nueve años rugió y entonces, pensó que tal vez iba siendo hora de volver a casa. Sin embargo, en su campo de visión apareció un pequeño punto en la distancia. El pequeño McCall entrecerró los ojos para ver qué era. Mientras hacía eso, sus piernas no pararon de andar, y lo fueron acercando poco a poco, paso a paso a aquel punto, que entretanto se había convertido en una pequeña mancha y después se convirtió en un borrón, para después ser una figura. Cada vez que se acercaba más. Scott, vio que aquello no era ni un punto, ni una mancha, ni un borrón; aquello era una persona humana, concretamente un niño, que no aparentaba ser mayor que él.

A medida que se iba acercando a él, el pequeño aminoró el paso. A pesar de estar separados por una alambrada, Scott sabía que siempre había que tener cuidado con los desconocidos, que siempre había que tratarlos con cautela. Así que siguió andando, pero con lentitud y sin hacer ruido como si quisiera evitar molestar al niño. Pronto estuvieron el uno frente al otro.

-Hola-saludó Scott, sentándose, en el sucio suelo, con las piernas cruzadas al igual que el niño.

-Hola-contestó el niño.

Era más bajito que Scott, y tenía la mirada centrada en el suelo con una expresión triste. Apenas tenía pelo en la cabeza, se lo habían rapado. Llevaba el mismo pijama de rayas que vestían todos los que estaban al otro lado de la alambrada. No llevaba ni zapatos ni calcetines, sus pies estaban llenos de la suciedad del suelo.

El niño, al sentir la insistente del moreno levantó la cabeza para mirar al joven McCall a los ojos. Scott observó el rostro del niño con cuidado como si quisiera recordar cada facción de la cara de éste. Tenía un rostro muy peculiar. Su piel era casi gris, de una palidez que Scott nunca había visto, mucho menos en si mismo; lo único que le daba color a su cara eran los lunares que tenía en las mejillas y parte de su cuello. Sus ojos eran grandes y de color miel, aunque el color de éstos era un color cálido y feliz que le recordaba al caramelo, estaban inundados de tristeza. Nunca había visto a nadie con tanta tristeza en la mirada, ni siquiera a Chris, su camarero que decía ser un médico. Ni tampoco nunca había visto a nadie tan delgado.

-Estoy, bueno, estaba explorando-dijo rompiendo el silencio de nuevo.

-¿Ah, sí?-replicó.

- Sí, hace ya más de dos horas que estoy explorando.

Aquello, no era del todo verdad ya que tan solo llevaba una hora explorando como mucho, aunque tampoco es que fuera una mentira, en realidad tan solo había acentuado un poco la realidad, no solo para aparentar ser más aventurero sino para sentirse más aventurero también.

-¿Has encontrado algo?-preguntó el niño, inclinándose hacía la alambrada.

-No gran cosa.

-¿Nada de nada?

-Bueno, te he encontrado a ti.-respondió después de una pausa.- Y debo decir que no está mal para ser mi primera exploración, por aquí.

Scott dibujó una pequeña, nerviosa e incómoda sonrisa mientras reprimía las ganas que tenía de preguntarle al niño, porque tenía una mirada tan triste pero temió molestarle y en el fondo eso era lo último que quería hacer. Durante su exploración había descubierto algo, a alguien, un niño. Por primera vez en meses estaba hablando con alguien que no fuese ni Madre, ni Padre, ni Hayden, ni el teniente Parrish...(etc.) Era la primera vez que hablaba con alguien del otro lado de la alambrada y no quería estropearlo ni desaprovechar la oportunidad de informarse.