13- Un circo en el corazón

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Este lo subí a las prisas, si encuentran alguna falta de ortografía no se sientan mal de decirlo, gracias.

El olor pútrido del vomito y bebidas caras podía percibirse en cualquier lugar al que se dirigiera, y aún llevando ya un tiempo allí, seguía sin acostumbrarse a eso entre otras cosas, como por ejemplo, las nunca interminables escenas embarazosas o los caprichos de los clientes. Thomas ya se sentía agotado y ni siquiera había completado la mitad de la jornada, una noche de mierda si le preguntaban.

Sus ojos comenzaban a pesar, pero él no se permitía cerrarlos por completo, por dos razones (siempre tiene dos razones):

Razón 1: Seria muy poco profesional dormir en el trabajo, sea cual fuese. Incluso en ese, él no se lo permitiría.

Razón 2: No quería perder a Will de vista ni un solo segundo, ya era peligroso de por sí que se encontrara allí. No se imaginaba lo peligroso que sería si lo dejaba sin vigilancia.

Desde que Will descubrió su lugar de trabajo no había dejado de recurrirlo por las noches, Thomas no había abierto la boca para comentarle sobre este antes, ni siquiera una pequeña pista para darle una idea, y Will mágicamente había dado con él.

Precisamente era esa la razón por la que no quería decirle, incluso le rogó a Des que no le mencionara nada, sabía que Will estaría ahí como una lapa impidiéndole concentrarse.

Tal vez fue parte de una casualidad, porque la primera vez que vio al niño ahí él no iba solo, siempre acompañado de Alex y Demian, y este parecía genuinamente sorprendido al verlo, o tal vez Will lo había seguido en un descuido y contaba con grandes dotes de actuación para fingir sorpresa.

Si ese fuera el caso, Will podría ir a Hollywood y pasar un par de audiciones sin problema alguno.

Thomas estaba consciente de que el lugar era caro, por supuesto que lo estaba, pero también sabía que en un chasquido Will podía permitirse lo que quisiera, la completa situación le parecía ridícula, gastar tal cantidad de dinero solo por ir a verle.

No quería darse mucho crédito, créanlo o no, no era tan egocéntrico. Pero como no hacerlo si Will solo bebía un poco, hablaba con otras pocas personas y le miraba disimuladamente el resto de la noche. Aterrador, sí, pero Thomas ya se había acostumbrado a la naturaleza espeluznante de ese niño pesado.

-¿Tenemos de nuevo a Willy por aquí?-Des se hizo presente a su lado con una sonrisa burlona y un brazo apoyándose en su hombro izquierdo-ha estado viniendo muy seguido, la ultima vez tuvimos problemas con él y nuestro chico de la barra-recordó con una sonrisa.

—Sí, lamento eso–bufó, esa noche habían tenido que llevarse a Will casi a rastras, ya que no dejaba de hostigar al chico, Thomas tuvo que pedirle disculpas unas 200 veces y Will seguía repitiendo aún en casa que un tipo como él no lo doblegaba ni un poco–¿Podrías cuidarlo por mí un rato? Necesito ir al baño.

Una cantidad grande de agua y sus constantes vaivenes de un lado a otro habían dado su resultado.

De verdad necesitaba ir, pero dejar al chico sin protección no le resultaba nada tentador.

Des asintió, mirando la suplica en el rostro de Thomas, una sonrisa se plasmo en su rostro. Le agradaba Will, pero le agradaba aún más el molestarlo.

A diferencia de lo que Thomas hacía, que era vigilar de lejos, a Des le gustaba más hacer las cosas de cerca. Des camino con chulería hasta la mesa donde se encontraban Alex, Demian y Will, el último que no había notado su presencia por seguir el camino que Thomas hizo con la mirada.

–Hola humanos y hola Willy–saludó sonriente, apoyando con fuerza su mano en el hombro de Will y sacudiéndole el cabello como si tratara con un niño. Will se desestabilizó unos segundos, recomponiéndose después y mirándole furioso, wow, el odio era real.

Rainbow guy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora