20- Ellos

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–Mierda, va escucharnos.

–Esta es oficialmente la peor idea que has tenido, te superaste a ti mismo, felicidades.

–Guarda silencio maldita sea.

Thomas rodó los ojos, los “susurros” de Will eran tan ruidosos que si Belle no había dado con ellos antes solo era cuestión de tiempo para que lo hiciera esta vez.

La cosa resultó así: esa noche ambos tenían cena en casa de los Cromwell, así es, Thomas también estaba invitado. El padre de Will se había tomado la molestia de incluirlo en sus planes, era algo así como una reunión de socios para celebrar algún logro que la empresa de la que Dave, el padre de Will, era dueño.

Y Thomas no tenía ni la más remota idea de porque él lo querría ahí, Will tampoco lo sabía, he ahí la razón de sus nervios.

Decidió que tal vez ver a Sanson (Gordo) le haría sentir mucho mejor, aprovecho que Belle había salido a hacer una de sus tantas compras extrañas para ir a él.

Después descubrió que la chica había dejado la puerta principal abierta, así que entró. Thomas lo descubrió poco después, cuando no lo escucho por ninguna parte y fue con Belle a revisar si ella sabía algo, sorpresa, sorpresa, Will estaba ahí.

Y una vez ambos dentro y aprovechando la ausencia de Belle, comenzaron a fisgonear en sus cosas, algo que por obvias razones no podían hacer en su presencia. Ambos consientes de lo mucho que ella odiaba que vieran sus cosas.

Lo hicieron como niños odiosos, revisando cajones y puertas, siempre habían tenido curiosidad por esa casa, encontrándose con cosas que les daba grima y preferían no tocar.

–¿Crees que lo que hacemos está mal?–preguntó Will siendo atacado por la culpabilidad. Thomas se giró a mirarlo.

–Nah.

Se quedo tieso cuando escucho el auto de la chica estacionarse frente a la casa y por la mirada aterrada de Will y la forma en la que dobló el cuello hasta casi rompérselo, supo que ambos pensaron lo mismo.

Su brillante y única idea fue esconderse en el ropero de la habitación de la morocha.

Donde llevaban ya, aproximadamente 25 minutos. Thomas podía sentir como sus piernas perdían la fuerza y su estomago comenzaba a rogarle alimento. Maldijo, porque no había comido más que un tazón de cereal desde la mañana.

Seguía maldiciendo en su mente, de hecho, cuando sintió un inesperado intruso colarse en la cinturilla de su bóxer.

Su rostro se giró hacia Will en un tiempo record, este chiquillo tenia la sonrisa más traviesa que le había visto adherida al rostro.

–¿Qué…?

Pero entonces la mano de Will comenzó a hacer círculos en la punta, Thomas exhaló helado y los dedos de Will bajaron tamborileándose hasta un territorio más amplio.

Era ridículo, completamente, y miserable, pero no había estado con nadie en mucho tiempo y la ultima situación con Will le dejo tan frustrado que no era de extrañar que su amigo reaccionara tan de forma inmediata.

Will lo tomó entero, acariciando con manos frías que no contrastaban con lo que él sentía,  y el imbécil soltó una risita.

Sus dedos se escurrieron de la cabecilla hasta el tronco, una y otra vez, más rápido, y esa ya podía considerarse como una buena paja.
Thomas hecho su cabeza hacia atrás, suspirando y secretamente agradeciendo a Dios por eso, la ropa en los percheros siendo una cobija y manteniéndolos tibios.

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