18- Aves de colores

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En defensa de Thomas, esto pareció una buena idea al principio, cuando Will lo propuso y a pesar de que sus instintos se pusieron todos alertas el no puso objeción alguna.

Pero debió haberlo hecho, porque demonios, ahora no parecía una buena idea en lo absoluto.

Tener una casa de espacio no muy grande repleta de adolescentes revoltosos con hambre de sexo y sed de juventud, no, esa fue una idea terrible.

Y no solo lo decía él, lo decía también la pobre casa que Thomas juraría casi escuchaba suplicarle que detuviera eso, tal vez estaba un poco bajo el efecto del alcohol, porque ni siquiera estaba bien que escuchara a la casa hablar, otra buena razón para decir que eso fue una mala idea.

Como cada idea que Will tenía, el mayor sabia eso de sobra, pero el niño parecía tan divertido jugando al "yo nunca, nunca" con vasos transparentes y ojos vidriosos junto a un montón de chicas y uno que otro chico que no se atrevió a decirle nada, incluso en ese momento.

Thomas se preguntaba en una esquina, quien iba a ser quien limpiara todo ese desorden después de la "tranquila reunión" como descaradamente William la nombro, porque lo único que el tenia claro ahora es que ese no iba a ser el.

Dio otro trago a la bebida que tenía en su mano, tendría que trabajar al día siguiente y a pesar de que su turno era nocturno prefería no ponerse ni un poco ebrio, cosa que no servía de nada decirla ahora.

Sintió el liquido adherirse a la piel de su garganta y quemarle por dentro, observó a los chicos, no eran muchos pero la casa se veía tan llena que él sentía que se ahogaba en un mar de hormonas descontroladas y bromas estúpidas.

De pronto sentía ganas de fumar.

Nunca había sido un gran fan de ello.

De hecho, sus pulmones no le permitían estar cerca del humo del cigarro, se quejaban de inmediato y él se sentía con ganas de vomitar.

No sabía porque, pero el simplemente no soportaba el olor y ahora quería hacerlo.

Vio como Will daba un trago largo a la botella que sostenía tembloroso contra él, indicándole a los demás jugadores que había hecho lo mencionado, todos allí le miraron sorprendidos, algunas chicas chillando entusiasmadas y los chicos riendo.

Y a Thomas no podría importarle menos.

Se dirigió a la cocina, donde pudo interceptar una charla, un chico y una chica, el chico diciéndole cosas superficiales sobre su apariencia, ella riendo como tonta y aceptando una invitación silenciosa para tener sexo.

Y Thomas se sintió un poco triste, porque era triste ver como un par de cumplidos bastaban y sobraban para comprar el corazón de una chica de poco amor propio. En cualquier otro momento no se detendría a pensar en esas cosas, pero bueno, la bebida le colocaba sentimental.

Se sirvió otro vaso de lo que sea que estaba a su alcance, ni siquiera percató en el olor y cuando estaba por largarse de allí se vio interceptado por un cuerpo que iba en dirección contraria a él.

–Uy, lo siento–rió iluso, dejando un rastro de olor a alcohol tras su paso, Thomas se limito a hacer una mueca de asco.

–Vuelvo en unos segundos–le avisó a Will a pesar de que el chico ni siquiera se giro a mirarlo, demasiado ebrio para captar muchas cosas sucediendo a su alrededor, como Thomas alejándose de él por segunda vez en la noche.

Subió las escaleras de dos en dos. Allí arriba no lucia tan salvaje como abajo, se dirigió a su habitación, la cual se encontraba cerrada, por supuesto, él se había encargado de cerrarla superficialmente, para dar a entender que esa habitación estaba prohibida, pero él no recordó haber dejado un seguro por dentro. Intentó abrir un par de veces sin éxito y cuando fue a por la llave que estaba en alguno de los cajones de abajo y abrió, el alma casi se fue a sus pies cuando vio quien estaba adentro y que estaba sosteniendo.

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