—Me haces falta Alexter... — avanzó hacia él hasta quedar simplemente divididos por centímetros.

—Madeleine — dijo el lobo levemente «Muero por besarte, acariciar tu piel, recorrerla hasta que cada parte de ti quede plasmada en mi memoria, sentir como tiemblas en mis brazos por cada caricia mía, escucharte decir mi nombre pidiéndome que no me detenga...» miraba los labios rosas de ella, no espero que ella dijera algo simplemente se apoderó de ellos, sosteniéndola con las dos manos de sus hombros, Madeleine correspondió con el mismo deseo el beso y cada uno de los que siguieron, Alexter bajo una de sus manos hasta su cintura para atraerla aún más, Madeleine se aferró a la espalda de él, sus labios rozaban entre sí dándose ligeras caricias que subían de tono con ligeras mordidas, ocasionado un ligero gruñir del mayor, este al sentirse cada vez más embriagado la tomo con ambas manos de la cintura y de un movimiento hábil la trepo en él rodeándose con sus piernas, Madeleine en ningún momento temió caer se sentía segura en esos brazos, Alexter camino con ella encima hasta recargarse a uno de los árboles escondiéndose aún más buscando intimidad debajo de esos robles y sus hojas, bajo la lluvia que con el sonido de sus gotas cayendo armonizaban sus caricias, paso sus manos debajo de su blusa acariciando su espalda haciendo que Madeleine respondiera con un ligero temblor y un quejido silenciado por sus besos, Alexter continuo trazando besos en su cuello delimitando cada centímetro de este deseando marcarla como suya, pero pedía a gritos por un momento de lucidez, pero podía más su deseo y todo lo que llevaba reprimiendo su corazón, Madeleine había logrado lo que nadie más en su vida; había unido sus dos partes en una, había domado su interior y exterior volviendo a la bestia suya y al hombre también.

—Ale-x-ter — su nombre entre cortado sonaba a gloria de sus labios, el mayor se separó de ella dejándola tomar un poco de aire la observo por un momento acaricio su mejilla acomodando su cabello, poco a poco rompió el agarre de sus piernas para depositarla de pie, busco compostura sin soltarla.

—Podría continuar toda mi vida Madeleine así a tu lado, pero no es el lugar, no es el momento ni las circunstancias, cancelaré este compromiso, haré lo que tenga que hacer para que seas mía no viviré sin ti.... Te lo juro por la luna... no ahora que sé que te amo... —dijo mirándola a los ojos conmovido por la imagen que sus ojos tenían en frente recargo su frente en la de ella cerrando sus ojos para llenarse de su aroma.

Madeleine se aferró a él abrazándolo con fuerza, después de escucharle decir te amo no tenía nada que decir, no tenía miedo de lo que viniera; ahora era feliz, pasaría lo que fuera solo por estar con él.

Se quedaron compartiendo en el bosque más caricias ligeras, él recorriendo su piel con una de sus manos trazando líneas en sus brazos con sus lunares memorizando cada uno de ellos, acaricio su rostro poniendo atención en cada detalle que la hacía única y hermosa, descubrió un hoyuelo que se generaba en ella al sonreír, se quedaron sentados debajo de uno de los árboles recarga completamente el pecho de Alexter, su corazón la arrullaba, olvidándose que fuera de esos árboles una historia era escrita para cada uno de ellos, la luna llego anunciándoles la noche de repente sin ser conscientes del tiempo, la lluvia tenía rato de haber cesado pero no les importo estar mojados ni el frío, no había calor más grande y acogedor que los brazos de su amado, se prometieron estar juntos con la luna de testigo que formaba un halo de color rosa que solo algunos sabían de su significado uno que unía caminos y promesas que no se rompen con facilidad.

Después de ser conscientes que debían regresar, esperaron que nadie estuviera cerca de la casa, Alexter no la dejaría entrar por la puerta y ser reprimida por nadie, la tomó en brazos y trepó hasta su ventana dejándola con cuidado en el balcón, Madeleine abrió para entrar pero se quedó ahí escondía en la oscuridad y las cortinas, por su parte el mayor no quería irse, mando al demonio los pensamientos racionales y la beso por última vez dando con ello las buenas noches, sabía que no podría controlarse más así que se separó acaricio por última vez su mejilla.

—Te amo... siempre tenlo presente — diciendo eso salto hasta su habitación, Madeleine lo busco con la mirada al verle entrar se encerró en su habitación.

Camino dentro hasta su cama las fuerzas de las piernas se habían ido de la emoción, se sentó recordó lo que habían vivido en el bosque que llevo sus dedos a sus labios recorriéndolos sintiendo aun a Alexter en ellos suspiro para después ponerse de pie y entrar al baño buscando calmar su deseo de correr de vuelta a sus brazos.

Los dos pensaron lo mismo y como si estuvieran sincronizados se metieron en sus camas al mismo tiempo después de alistarse para dormir; mirando el techo de sus habitaciones esperaban que la calma llegara a su interior, pero no podía ser, un frenesí de emociones los envolvía...


—Te amo... — pronunciaron apenas audibles para ellos al mismo tiempo, después de eso el silencio llegó... se dejaron abrazar por el mundo de los sueños donde sabían que podrían encontrarse de nuevo sin interrupciones.



El alfa enamorado ✔🐺🌌Onde histórias criam vida. Descubra agora