Capítulo 20

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Los pecados del padre...





Don Guillermo observaba aún la oscuridad del bosque antes que el sol tomara posición en el cielo iluminando los rastros de una batalla, recordaba todo lo sucedió, la culpa, un sentimiento que conocía a la perfección hoy lo asechaba con más fuerza, ese que lo hace vivir a medias desde hace 50 años. María entra al estudio donde él buscó refugio.

— Alfa he cumplido sus deseos — dice con seriedad acomodándose su vestido ensangrentado por curar y ayudar a los malheridos, aguantando unas cuantas lágrimas en sus ojos.

— Realmente te he hecho sufrir por tantos años acompañándome con mis demonios, esos que un día más asechan en mi mente y ahora en mis hijos, mis pecados, mi gran pecado de esa noche maldita — dice con dolor uno que lo desgarra por dentro, golpea en desesperación con su mano derecha el escritorio donde estaba sentado mirando hacia la ventana.

— Esa noche no era usted, era esa bestia mi señor, yo lo vi, no había en él ningún rastro de su presencia — dice comenzando a llorar desgastada por el día, tomó asiento porque sus piernas pedían clemencia.

— Esa maldita bestia... hoy la vi en mi hijo, si hubieras visto lo que yo vi... mi hijo bañado en sangre matando sin piedad, totalmente sin control racional....— gruño, apretó fuertemente su mandíbula. — Sebastián me ha prometido ser un alfa excepcional, poner en alto el nombre de la manada, hacer las cosas con honor, maldita sea si él supiera que yo de honor no conozco nada.... todo lo hice por él... En su memoria, inculque a mis hijos en lo que él creía para que no fueran igual a mí un traidor y cobarde decía muy molesto, se llevó la mano al pecho el dolor producido en su alma podía tentarse.

— Cálmate Guillermo... eras joven — dice con tristeza y desesperación por ver que se alteraba.

-No, María todos estos años hablándoles de honor... y yo no sé lo que es eso — dice al mismo tiempo que todos los recuerdos reviven en su mente.


50 años atrás...



— Guillermo creo que estamos cerca, este es un excelente lugar para practicar — habla un hombre rubio de ojos azules, alto, fornido, llevaba el cabello suelto largo hasta los hombros.

— Me parece bien hermano, oye ¿y los pequeños? — pregunto un Joven de escasos 20 años —pensé que hoy nos acompañarían en la práctica — dijo alegre, antes de poder decir algo más, el mayor lo freno, detrás de él apareció un inmenso oso negro molesto por su presencia, Guillermo al verle se tensó.

— No te muevas... — el rubio analizaba la situación para realizar algún movimiento, por su parte el menor se movió temeroso de los nervios, dio un paso atrás perdiendo el equilibrio... cayó al suelo...

El oso viendo eso se abalanzó contra él en su desesperación no atino más que a gritar —ALEXTER — el rubio se transformó dejando a la vista sus garras, embistió al oso protegiendo a su hermano, su hermano de vida más no de sangre, Alexter encontrado de pequeño divagando como un lobo sin manada con escasos 8 años en el frío bosque en diciembre, Guillermo tenía apenas 3 años, pero desde ese día jamás se separaron, todos querían a Alexter era un hombre de honor y respetuoso, fuerte capaz de defender a su familia, se había vuelto miembro importante de la manada tanto que el mismo alfa de la manada Don Guillermo padre lo tenía como parte de su guardia personal en diferentes viajes, Guillermo lo admiraba. Sin ningún problema mato al oso con sus propias manos.

El alfa enamorado ✔🐺🌌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora