Capítulo 36

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Sé mi luz...


Alexter observaba a Madeleine en sus brazos, dudo en un momento lo que había permitido, pero no pudo frenarse, no después de verle tan mal no era justo para ella; después de todo lo que paso, ahora debería afrontar las consecuencias de ello, camino con ella en brazos hasta salir cerca de la casa, al parecer el incendio solo fue un distractor en una parte del bosque, antes de poder seguir caminando, Maximiliano se dejaba ver acompañando a don Guillermo, miro a Madeleine y se fue sobre ella, Alexter espero a entender lo que el otro pretendía.

— ¿Qué ha pasado? — pregunto de prisa queriendo tomarla en brazos, pero Alexter lo esquivo mirándolo duramente, alzo la vista a su padre y este solo movió su cabeza en señal de que estaba bien.

— Anunciaron fuego al centro del bosque, pero antes de poder salir unos lobos se dejaron ver, Madeleine no se sintió bien de la impresión de verles, ha sido muy poco tiempo de su recuperación...— mintió, claro que lo haría, estaba frente a otro que era el prometido de ella y un alfa de otra manada, entrego a Madeleine para después adentrarse al bosque antes que su lobo obstinado saliera a exigir lo que cree que le pertenece.

Maximiliano por su parte entró a la casa a buscar un lugar seguro, se dirigió a la sala de espera del estudio del alfa, la recostó con cuidado en el sillón más grande acomodando con cuidado su cuello y cabeza en uno de los cojines, una de las muchachas entraba con un pequeño botiquín que el alfa mando, él despidió a la joven diciéndole que él se haría cargo de ella, tomó un trozo de algodón empapándolo de alcohol para luego acercarlo a su nariz para que este le ayudara a despertar, pasaban los minutos poco a poco abría sus ojos, cuando pudo enfocar se dio cuenta donde estaba se alzó deprisa pero las manos de Maximiliano la frenaron.

—Tranquila, estas a salvo... — dijo él con dulzura

—Él... — pensó rápido en no decir nada, realmente no sabía que había pasado.

—Todo está bien, los lobos se han ido Alexter me dijo que fue demasiada presión para ti y caíste desvanecida— la observó esperando recibir respuesta de su parte, pero ella aún intentaba esforzarse por entender lo que paso hace unos momentos donde miro de nuevo esos ojos amarillos, sería su imaginación pensó mirando a la nada. «Ha pasado algo más Madeleine...» en vez de sonar como pregunta este afirmaba, podía sentir que algo más ocurrió.

—No, me he asustado mucho con esos lobos perdón en mi mente pasaron todas las imágenes de ese día que ese monstruo nos atacó — su rostro se transformaba en una mueca dura por revivir ese momento.

—Tranquila, no volverán a hacerte daño... yo te protegeré — dijo ocasionando que ella lo mirara a los ojos, por un momento se sintió conmovida dentro de su corazón, no podía negar que esas palabras de consuelo las ha anhelado desde hace mucho tiempo, pero no son de quien lo espera. «No me veas así, no he dicho algo malo serás mi esposa y cuidaré de ti...»

—Puedo preguntar algo... — preguntó en voz baja él solo asintió en respuesta «¿Cómo puedes casarte conmigo? Mi pregunta va porque tengo entendido que ustedes tienen destinada una pareja en su vida bueno es lo que leí en los libros de mi padre» agacho la mirada a sus manos, ese hombre la cohibía con facilidad en ningún momento aparto la vista de ella.

—Bueno, si es una leyenda que existe entre nosotros en algunos lobos es más fuerte que en otros, yo no he encontrado a nadie que me cautive como los libros dicen, puedo casarme contigo por decisión, pero yo debería preguntarte a ti, ya que ustedes los humanos creen en el amor para el matrimonio no puedo imaginarme que alguien no se haya fijado en ti o que tú no hayas entregado ya tu corazón — dijo con cuidado, intentaba tentar el camino poco a poco. «Además que mis hermanos son muy importantes para mí y haría lo que fuera por ellos» eso último fue familiar para ella ese sentimiento de proteger a quienes quieres.

El alfa enamorado ✔🐺🌌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora