Capítulo 13

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Jamie se encuentra sentada al frente de mí esperando que comience hablar.

El día de ayer fue genial, tanto que ¡Agustin me invito a salir!

¡Aaaaaaaj!
No, nada de eso… controlate.

Me río una vez más y cubro mi rostro, nerviososa.

—¡Ah, bueno! —rie conmigo — ¿vas a decirme?

—si—vuelvo a reír —… Ya—me aclaro la garganta.

Estoy por decirle todo lo que a pasado con Agustín cuando la puerta del salón se abre dejando ver a Theo y a Max.

—lo que faltaba —dice Jamie, rodando los ojos.

Vuelvo a reírme al escucharla y de pronto todos comienzan a entrar, seguido del profesor.

Max toma asiento en su lugar, pero Theo se acerca a nosotras, así que debido girarme y sacar mis cosas. Él pasa por mi lado y se detiene en el lugar de mi amiga.

—¿tienes algún problema con nuestra presencia? —lo escucho preguntar de mala manera.

Comienzo a escribir, y aunque me quedo esperando que mi amiga responda, no lo hace. Creo que en en fondo, algo está pasándole a Jamie o está sintiendo algo…

Creo que hay que hablar con ella.

Theo, por favor toma asiento —dice el profesor, desde su escritorio.

—claro que si —escucho que responde, como si nada fuese pasado. Vuelve a pasar por mi lado y suelta una risita.

Me giro a ver a mi amiga y solo rueda los ojos, decido ignorar a Theo y a la expresión de Jamie, quien últimamente se a comportado extraño con Theo.

Comienzo a escribir lo mismo que el profesor, y presto atención a lo que explica. Al principio se me hace complicado prestar atención a lo que el hombre habla, pues mi mente está en hablar con Agustín.

No porque quiera … nada de eso. Solo qué, me invitó a salir y no me dijo cuándo, ni nada. Lo único que dejó en claro es que no lo tomara como una cita, seguro y lo dijo porque lo menos que desea, es alguien detrás de él.

—¿podría decirme, Mía?—pregunta el profesor, acercándose a mi asiento.

—¿disculpe?

El hombre frunce un poco el ceño y se cruza de brazos.

—¿podrías decirme, qué le hace falta a este ejercicio?

Dirijo mi mirada a la pizarra y lo examino rápidamente.

—la comprobación —respondo, algo dudosa.

—será mejor que preste más atención para la próxima —habla, girándose hacia la pizarra—, para que conteste con más seguridad.

Asiento ligeramente y me concentro totalmente en lo que explica el profesor.

Cuando el timbre suena todos salimos apresurados a desayunar.

—¿qué te dijo Agustín? —pregunta Dana cuando tomanos asiento en la mesa.

—¿qué?— suelto, pues su pregunta me toma por sorpresa.

—ayer los vi hablando —dice, sonriendo pícaramente.

—tienes que contarnos— se une Jamie, sentándose junto con nosotras.

Ocultandome en las notasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora