Capítulo 11.

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Salí del instituto apresurada porque mi padre me estaba esperando hacia media hora en el parque, pero la hora se me había pasado porque me había quedado ayudando a Daniell con la cartelera.

Camino por la transitada acera de la avenida y veo a varias personas aglomeradas en la esquina esperando que el semáforo cambie para poder cruzar. Miro la hora y me apresuro aun más al ver que se está haciendo muy tarde.

La luz cambia y todos comienzan a caminar al otro lado, continuo caminando y cuando veo que la luz va a cambiar me apresuro aun mas. Estoy por cruzar, cuando un auto acelera justo en el momento que bajo la acera, haciendo que mi corazón se acelere a mil por hora, me quedo mirando y rápidamente me devuelvo.

Siento que mi corazón va a salirse de su lugar. Apoyo mis manos sobre mis rodillas unos microsegundos y luego me cubro el rostro.

Escucho que la puerta del auto se cierra y una voz masculina bastante inestable me dice:  —¡Lo lamento, de verdad! ¿estas bien?

Llevo una de mis manos a mi pecho, y siento mi corazón igual de desbocado.

—¿acaso no te fijas? —pregunto, mi voz suena temblorosa.

Siento que el chico se acerca un poco inseguro. Algunas personas en sus vehículos suenan su bocina, tal vez porque el chico dejo su auto mal ubicado, mientras unas pocas se detienen a mirar.

—con todo respeto, yo estoy en mi luz—responde el chico.

Siento que la rabia se apodera de mi cuando dice eso.

¡Que idiota e insolente! ¿Que se cree?

—¿Que? ¿tu luz? —pregunto, quitándome las manos del rostro —¿de verdad vas…

¡No puede ser, es Agustín!

Cierro la boca en cuanto lo veo frente a mi, pálido y apretando sus manos. Sus ojos se abren mostrando sorpresa al verme.

—¡no puede ser, Mia! —se acerca a mi rápidamente y me toma del brazo como si me fuese lastimado— ¿te encuentras bien?

Mi corazón se detiene y vuelve a palpitar muy rápido cuando posa sus manos en mi.

»lo lamento Mia, de verdad. No te vi —dice, encaminándome hacia su auto.

Comienzo a sentir la cabeza algo aturdida, tal vez por el calor o los nervios, no se exactamente.

»¿estas bien? —pregunta, abriendo la puerta de su auto.

—si—susurro. Mi cuerpo se tensa y me niego a subir al auto.

—sube, por favor. Quiero asegurarme de que estés perfecta.

Estudio su rostro, y al ver su sinceridad, sedo.

Agustín cierra la puerta y da la vuelta. Sube de su lado y después arranca.

—¿donde vas?

—a buscar un sitio donde aparcar —responde, sonriendo.

—no hace falta.

—¡Si, solo espera!

Rueda unos metros y estaciona frente a ese nuevo café recién abierto.

»¿estas bien? ¿te lastimé? —pregunta, girándose a verme.

—si estoy bien, gracias—respondo—. Ahora… no quiero ser grosera pero si eso es todo ¡genial! —me giro y abro la puerta.

—¿a donde quieres que te lleve?

Me giro y su sonrisa tierna se hace en su rostro.

—a ningún lugar, gracias.

—es lo menos que puedo hacer, casi te arrollo —se pasa las manos por su cabello —. Me diste un gran susto.

—lo sé y lo lamento, pero presta mas atención a las señales de transito y obviamente, a la luz—digo, lista para bajar.

—¿no te agrado acaso?

Su pregunta me toma por sorpresa, y aunque quiero decir que es todo lo contrario, no puedo.

Miro la hora de nuevo y suelto un suspiro.

—¿puedes… —me aclaro la garganta —puedes llevarme al parque que esta cerca de la estación principal? —pregunto, lanzando mi orgullo a la basura.

Coloca sus manos sobre el volante y asiente, sonriendo.

—por supuesto linda —responde, poniendo el auto en marcha.

Cierro la puerta del auto y me quedo en silencio.

»Mia, no respondiste mi pregunta —habla.

Veo su perfil y de nuevo vuelvo a fijarme en el camino.

—¿cual?

—vamos, sabes de que hablo —en su tono hay un toque de diversión.

—acabas de darme un gran susto, Agustín.

—si —dice, en tono bajo —. Solo quiero saber si te agrado.

Me pones nerviosa, Agus. No se como actuar contigo.

Tomo una gran bocanada de aire y trato de responder lo mas sincera posible.

—no es eso… me agradas, es sólo que tu y nosotros no, ya sabes…

—¿te refieres a que no somos amigos?

Afirmo con un sonido nasal: —y además…

Estoy por decir algo importante cuando me interrumpe.

—hemos llegado…

Me quedo en silencio solo mirándolo.

—gracias…

—no. Esa mirada ya la he visto antes en ti —me detiene tomandome del brazo—. Como si tuvieses algo que decir… dime, lo que sea

—gracias —digo, y bajo del auto.



¡Hooola, mis amores!

¿qué tal esas vacaciones?
Espero que la estén pasando genial. Como les dije, estoy tratando de subir capítulos mas seguido.

¿que les está pareciendo?

Espero que les guste, gracias por el apoyo, mucha gracias por sus mensajes y comentarios, los aprecio mucho.

No olviden votar y comentar.

¡Un beso!

Ocultandome en las notasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora