Capítulo 25: Por una noche

15.9K 1.7K 1.6K
                                    


Después de mi conversación con el cura el tiempo se fue volando. Llegó la noche, rápida y amenazante; y con esa la siguiente, y la siguiente, y la siguiente. Mi mente no dejaba de pensar en Charles y en su repentina desaparición. No lo he vuelto a ver desde la última vez que hablamos, y pareciera que ahora mi ser se preocupa más por ello que por la tarea que me fue encomendada. Siento como si la vida lo hubiera arrebatado de mí de repente. Ni una señal, ni una nota; nada.

Es la cuarta noche que estoy en mi habitación esperando por él. He pensado en ir a buscarlo varias veces, pero si algo he aprendido de Charles es que él siempre aparece por su cuenta. No es la primera vez; por eso una parte de mí se tranquiliza al pensar que va a volver pronto. Pero no puedo aguantar la incertidumbre y, además, la curiosidad de saber la verdadera razón por la que se fue: Un deseo. Pero, ¿qué deseo? ¿Será ése el motivo de su tardanza?

Suspiro. Tal vez esperar es lo mejor que puedo hacer. Llevo la manta hasta mi cuello; desde el día del baile de máscaras comenzó el invierno, y la nieve caía del cielo un poco cada tanto; tan poco que cuando llegaba al piso ni siquiera se notaba. Pero ahora el invierno está comenzando a hacerse más fuerte, y en las últimas noches la nieve cae a montones afuera. El frío es un poco insoportable en las noches, sobre todo teniendo en cuenta que en esta vieja casa no se ha instalado calefacción aún. Antes de dormir, me siento con papá y Winter junto a la chimenea que hay en el salón de té, tratando de calentarme un poco antes de ir a la cama.

En cuanto a papá, él no ha vuelto a mencionar el tema de los fantasmas, pues le aseguré que le contaría todo cuando fuera el momento. Lo prefiero así, pues estoy más preocupada por Charles que nunca.

Me remuevo en la cama nuevamente, tratando de encontrar una posición cómoda y caliente. Comienzo a sentir que tal vez no sea el frío el que no me permite dormir, sino un muchacho de ojos azules que no para de rondar por mi mente. Me acurruco aún más en mi lugar cuando pienso en él, y la imagen de sus labios y aquellos ojos aparecen frente a mí como si él estuviera aquí. Las ganas de besarlo se hacen cada vez más fuerte, y el horrible pensamiento de no poder hacerlo me asecha. Mi corazón se derrite de deseo, pero a la vez se parte en mil pedazos. Nunca pensé que la necesidad de contacto físico fuese tan necesaria. Añoro en lo más profundo de mí poder acariciar su piel, besar sus labios, sentir su calor.

Entonces no puedo evitar sentir un nudo en la garganta. Nos enamoramos de manera vertiginosa, apasionada; con esa emoción que a menudo rompe corazones adultos. Añoro en mí tantas cosas de él. ¿Será la simple visión de su rostro; el suave tono de su voz o el hecho de no poder tocarlo, lo que me hace quererlo cada día más? ¿Es el dolor que siento en el alma por todo lo que sucede, producto de amar tanto? A menudo escuchaba a las personas decir que el amor es cruel, que el amor duele. Nunca pensé en que eso fuese cierto, ¿pues cómo podía algo tan maravilloso doler? Luego me di cuenta: No es el amor el que duele, sino las circunstancias inevitables que lo arrebatan de ti. El destino arrebató la vida de mi amado, y ahora la vida arrebatará a mi amado de mí. Ahora comienzo a comprender por qué existen tantas canciones melancólicas y novelas con finales tristes.

Estoy en un estado de enamoramiento que roza con la locura. Pero entonces recuerdo que el amor es una locura de la cual no quiero sanarme. No me importaría enloquecer de amor y, si sucediera, morir por ello no sería algo de lo cual me arrepentiría en la otra vida.

Ahora estoy mirando al techo, con la manta calentándome y protegiéndome del frío y lo desconocido. Me sorprendo a mí misma pensando en cuánto he crecido mental y espiritualmente estos últimos meses. Desde que lo conocí, creer en lo sobrenatural es algo que ahora acepto; vivir pensando que todos tenemos un destino es una realidad para mí. Nunca pensé que fuera a enamorarme tan joven. Dios, nunca pensé que fuera a enamorarme en cualquier momento de mi vida. No comprendo por qué, de todas las personas, sólo él ha logrado cautivarme como lo hace. Su sonrisa, su voz, su todo.

Desde hace un sueño (En físico en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora