Capítulo dos.

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-Buenos días caballeros.

Todos se levantan y saludan a Howland con elegancia.

-Quiero presentarles a Brooklynn, mi esposa.

Les sonrío a todos de forma amable, algunos bromean con el no recibir invitación de la boda y otros se sorprenden por el repentino matrimonio. Comparto ese sentimiento señores, ni yo sabía que me iba a casar.

-Es un gusto conocerlos a todos-digo con voz suave, ocultando mi aburrimiento.

-El placer es nuestro.

Todos toman asiento en la larga y refinada mesa, con un apenas audible suspiro me siento. Esto es lo que siempre evité; las largas y aburridas reuniones de trabajo de mis padres.

Me paso toda la junta mirándolos a todos, analizándolos e inspeccionando. Escucho todo lo que dicen, hasta que finalmente el trato queda cerrado. Howland ha conseguido la firma que necesitaba.

Todos comienzan a levantarse y despedirse. Howland tiene una pequeña, casi inexistente, sonrisa en su rostro.

-Adiós Brooklynn, fue un verdadero placer conocerte y espero me perdones por no poder asistir a vuestra boda. - el señor Thom se disculpa.

Le sonrío despreocupada.

-No se preocupe. -es lo único que digo y él se marcha. - ¿Ahora sí puedo ir a desayunar?-le pregunto al jefe con una muy falsa sonrisa.

Me mira irritado.

-Iremos ambos. -Borde, pienso-Y fingirás que te agrado, aunque sea que me soportas.

Ruedo los ojos.

-Lo intentaré. -digo con sarcasmo y comienzo a caminar.

El chofer abre mi puerta y agradezco, subo y luego lo hace Howland junto a mí.

...

- ¿Bienvenus: qu'est-ce qu'ils désirent ordonner?

Sigo mirando mi menú. ¿Huevos con tostadas o waffles, frutas y chocolate?

Escucho a Howland hablar y sigo con mi debate mental.

-Et vous?- se dirige ahora a mi.

Muerdo mi labio inferior indecisa, alzo la vista y observo a la joven que me mira con no muy buena cara.

Obviamente pedí la segunda opción.

Cuando se marcha nos sumimos en un silencio incómodo, miro a otro lugar evitando sus ojos y todo él, en realidad. Subo mi mano y rasco mi mejilla.

- ¿Dónde está tu sortija?

Abro los ojos como platos, miro mi mano y luego hago una mueca. Olvidé ese pequeño detalle.

-Mmm... -murmuro y escondo la mano.

¿Qué le digo? ¿Que me la quité porque quería un poco de libertad? ¿Que es muy exagerada con tremendo diamante? ¿Que me robaron?

-Responde. ¿Dónde está la sortija?-lo miro, tiene la mandíbula tensa y cuando habla lo hace entre dientes. -No gasté millones de dólares para que la perdieras.

Frunzo el ceño.

-Me la quité, además yo no te pedí que me compraras tremenda exageración. Con un anillo de dulce me conformaba. -lo miro-Y ni creas que no te vi ayer en el auto cuando te la ponías. -lo observo acusatoriamente.

-Es distinto-apoya toda su espalda en el respaldo de la silla y me observa.

- ¿Por qué?-abre la boca pero decido cortarlo-Ambos queríamos divertirnos y con una sortija es algo difícil, entiendo. Al llegar al hotel me la pongo.

Beauty And The Beast (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora