—¡Eso no es verdad, sueltala!—Sentenció furiosa Yoshida, apartando a la chica de Akari.
Los ojos de la rubia se cristalizaron, reteniendo fervientemente las lágrimas. Akari no podía hacer nada al respecto, se sentía inútil.

—Natsuki...—La rubia ya no la sujetaba, está vez evitaba la mirada.—No puedes culparme de eso...

—¡¿Qué demonios haces Natsuki?!—Nuevamente protestó la ojiazul, ahora con Nozomi a su lado.

La chica no contestó, simplemente se alejó, dándoles la espalda. La castaña la miraba tristemente, mientras sobaba su cuello.—Natsuki...

—¿Estás bien Akari?—Preguntó Nozomi con preocupación.—¿Te duele?

—E-Estoy bien... Yo no creí que pasara algo así.

—¡Esa maldita rubia!—Gritó Yoshida, arremangando su chaqueta.—Nada de lo que te dijo fue tu culpa, Akari. Ella sólo está furiosa por ha-

—No importa ya, Yoshi-chan.

—¡¿Ah?!

Akari esbozó una sonrisa tranquilizante a sus dos amigas.—Vayamos a fuera.

_____

Ambos equipos—tanto femeninos como masculinos— se encontraban  hablando y conviviendo entre ellos.
Akari sintió un sentimiento de familiaridad enorme al verlos ahí. Hacía muchísimo tiempo que no pisaba Nekoma, que no veía a sus amigos y que no jugaban voleibol ahí.
Todo parecía tan normal, todo le recordaba su grandiosa vida en Tokio.

—¡¡Ahh!!—La pelirroja gritó mirando el interior de su mochila.—¡Mis rodilleras! ¡Las he dejado en el gimnasio, vuelvo enseguida!

—¡Nozomi idiota! ¡Voy contigo!—La pelinegra echó carrera de vuelta, intentando alcanzar a Nozomi.

Akari se quedó observándolas correr, cual niñas pequeña se tratara. Por su cuenta, ella misma avanzó hacia donde la multitud de jugadores se encontraba, esperando encontrar a alguien del Nekoma. Poco a poco pudo notar el ambiente que se formaba entre ellos, los chicos hablaban y reían con otros, vió a Hinata hablar con uno de primero del Nekoma, a Tanaka compadecerse del mohicano quien intentaba hablar con Shimizu-senpai.
Pero sobre todo, notó al chico con quien no pudo compartir palabra antes del juego.

—¡Kenma!—Gritó, dirigiéndose a velocidad hacia él. El chico se giró, con un su habitual semblante de aburrimiento y abrió los ojos al notar quien era ella.—¡Kenma!—La chica llegó a su altura y se lanzó a él, amarrandolo en un abrazo.

—¿Akari-san?—Respondió con rostro sorpresivo, correspondiendo al abrazo de la castaña.

—¡Vamos Kenma!—Un voz externa habló, cerca de ellos.— Si esta chica te abrazó por cuenta propia de verdad que tienes suerte.

—¿Kuroo?—Preguntó el de cabellos rubios, separándose se la chica—. ¿Sabías que Akari estaba aquí?

—¡Claro que lo sabía, fui el primero que la reconoció!

Kenma se giró apacible a Akari.—¿Así que saludaste a Kuroo y te olvidaste de mí?

—¡N-No! ¡No pude verte antes, lo siento!

El chico sonrió.—Me alegra tanto verte de nuevo, Akari.

—¡A mi también!

—Te has vuelto más alta, ¿eh? Ah y... Tu cabello es más corto. A Kuroo-san no debió gustarle eso.

—¡¿Qué dices?!—Exclamó ofendido el capitán—. ¡No importa el tamaño de su cabello, ella siempre se verá linda!

—Kuroo-san... Todos sabemos que prefieres a las chicas de cabello largo.—El líbero se acercó a ellos. Akari sintió algo de rubor en sus mejillas.

El Regreso de una Prodigio [Haikyuu!!]Where stories live. Discover now