Capítulo 36 "-¿Fuiste mi guardián?"

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En multimedia: Nuevo personaje. Interpretado por Nash Grier.

El dolor en mis brazos y mi rostro es tan intenso que me obliga a agitar los párpados con pereza.

Me remuevo en la cama y con mucha lentitud abro los ojos, pero los cierro inmediatamente al ver la habitación tan iluminada.

Parpadeo un par de veces antes de abrir completamente los ojos. Mi mirada está borrosa, no logro ver nada con claridad.

-¡Mi lady! -una voz desconocida me sobresalta y volteo la cabeza hacia mi costado como en una película de terror -¡Has despertado! ¡Bendito sea aquel que tenga la dicha de observar tus deslumbrantes ojos verdes como la naturaleza misma!

¿Qué mierda...?

Parpadeo varias veces seguidas. No entiendo nada. Me froto los ojos con ambas manos hasta que lentamente mi visión se vuelve clara.

Centro nuevamente mi mirada en el desconocido y... Wow.

Sus ojos son celestes, tan celestes como el cielo en una mañana soleada. Su cabello castaño oscuro le llega hasta los hombros y sus labios son tan rosados y carnosos que parecieran falsos, aunque es evidente que no lo son. Sus pómulos están ligeramente marcados y la contextura de su nariz es casi perfecta como la de un muñeco de porcelana al igual que su piel blanca como el papel. Tiene sus brazos sobre sus rodillas, está sentado en un pequeño sofá a mi lado y las venas en ambos brazos sobresalen de manera sexy.

¡Ay, santa mierda! Esto es algo que no se ve todos los días...

Me aclaro la garganta confundida.

-Perdón, pero ¿quién es ustedes? -cuestiono. Mi voz suena ronca por el sueño.

Él se levanta del sofá para acercase a mí. Es más alto de lo que pensé.

-Yo, mi querida damisela -alega y se pone de rodillas a un costado de la cama extendiéndome una mano -Soy su salvador.

Mi... ¿Qué? No entiendo absolutamente nada. ¿Acaso él me secuestró? ¿Qué hago aquí? ¿Cómo llegué a este lugar?

Frunzo el ceño sin entender. Esto es muy extraño. Intento levantarme apoyando mis brazos en la cama pero la punzada de dolor es tan intensa que me detengo en seco dejando escapar un gemido de dolor.

Él rápidamente reacciona y me ayuda a sentarme en la cama mientras que mis pies cuelgan de ella.

-¿Estás bien, amada mía? -pregunta el chico con expresión preocupada.

Ante mis ojos aparenta un máximo de veintitrés años. Es bastante joven.

-¿Dónde estoy? -pregunto empezando a sentir un horrible dolor de cabeza -¿Qué fue lo que pasó?

Intento recordar pero los episodios están borrosos en mi mente.

-¿No lo recuerdas, amor mío? -pregunta.

¿Porqué me está hablando de esa manera tan teatral y poética?

Niego con la cabeza porque es la verdad. No recuerdo absolutamente nada de lo que pasó.

Él se sienta a mi lado y clava sus magníficos ojos en los míos. No tardo ni dos segundos en perderme en el cielo a través de su mirada.

Él carraspea para llamar mi atención y rápidamente salgo de mis pensamientos.

¡No me pueden culpar! ¡¡Su ojos son como un sueño!!

-Yo solo la vi parada sobre la baranda del puente -confiesa -Y cuando se lanzó, usted se veía como una muñeca de porcelana cayendo al vacío -me sonríe -No podía dejar que una doncella como usted le privara al mundo el poder ver sus ojos de nuevo. ¿Qué sería de este cruel mundo banal si la mujer más hermosa de todas las galaxias dejara de respirar el mismo aire que nosotros? No pude permitir aquello. Por eso, cuando estaba cayendo me dirigí hacia usted y evité que tocara fondo, aunque  ya había perdido la consciencia. Y es por eso que hoy está en mi aposento, amada mía. Lamento no poder ofrecerle algo mejor, mi lady -agarra mi mano y la acerca hasta sus labios dejando un tierno beso en él.

ADAM (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora