Capítulo 26 "-Desapareció"

35.8K 3.1K 672
                                    

Observo horrorizada sus facciones furiosas. Su ceño está fruncido visiblemente, sus mejillas se tornan rojizas, su mandíbula y sus puños están presionados con una fuerza intimidante, sus ojos asaltan el flujo normal de sangre en mi sistema y por un momento olvido como respirar mientras toda mi anatomía palidece.

Abro la boca para hablar, pero la impresión, la ansiedad y terror me dificultan la emisión de sonidos. Mis labios se vuelven a sellar como una tumba y mis puños se cierran con tanta fuerza que siento como mis uñas se clavan en la parte blanda de mis palmas.

Sé que trama algo. Sé que en este momento me está odiando. Sé que piensa que lo he descubierto.

-Y...Yo... N...No -no puedo pronunciar una frase coherente.

Sus mandíbula se presiona con más intensidad al escuchar mi intento de defensa.

Empieza a dar grandes zancadas hacia mí, y yo intento retroceder, intento alejarme, pero choco contra la mesa y antes siquiera de darme cuenta su dedos rodean mi brazo en un agarre firme y fuerte. Duele... Pero eso es lo de menos.

-¿Qué es lo que viste? -pregunta con su rostro a unos centímetros del mío. Su pecho sube y baja con fuerza.

-Yo... -trato de decir algo, trato de encontrar las palabras -No vi nada -el maldito temblor en mi voz me delata.

¡Soy una estúpida cobarde! ¡¿Qué estoy haciendo?! Me había dicho a mí misma que sería fuerte, que ya no dejaría que pasaran de mí. Sin embargo, aquí estoy, temblando como una niña pequeña que está apunto de echarse a llorar.

-No soy estúpido, Emma -su agarre se vuelve más brusco y podría apostar que dejará hematomas.

Respiro hondo para tratar en vano de regularizar mi ritmo cardiaco y mi respiración.

-Suéltame -digo entre dientes.

Soy capaz de cualquier cosa para hacer que me suelte. Cualquier cosa.

Su mandíbula se aprieta con mucha más fuerza y por un momento pienso que se romperá de tanta fuerza que hace.

-Te llevaré a la habitación -alega destilando rabia por cada fibra de su ser -De donde nunca debiste salir.

Da un paso hacia el pasillo estirando con fuerza de mi brazo. Hago una mueca de dolor pero me lleno de coraje y estiro mi brazo hacia la dirección contraria a él para recuperar mi extremidad. Él se da cuenta de ello y rápidamente se queda quieto, observo como sus fosas nasales se agitan con rabia y siento cómo presiona mi brazo como si quisiera amputármelo en carne viva.

-¡NO LO HAGAS MÁS DIFÍCIL, EMMA! -grita. Su voz retumba en toda la casa en grandes ecos aterradores.

Y es entonces que caigo en la cuenta de que estamos completamente solos aquí. Soy consciente de que jamás podría luchar contra él, solo hace falta echarnos un vistazo para darse cuenta de aquello.

Daniel, cuerpo tonificado, hombros anchos, poderes sobrenaturales, alto.

Yo, Emma, cuerpo pequeño, brazos frágiles, de estatura baja, moribunda y con un hechizo encima.

-Emma, por favor... -me suplica y ahora sus ojos me demuestran lo cansado que está de esto.

Decido que lo más sensato ahora es obedecer y es por eso que cuando vuelve a tirar de mí, me dejo llevar.

A pesar de sus palabras cansinas, camina con zancadas y su agarre no ha disminuido de intensidad.

-Daniel, me lastimas -me quejo en voz alta.

ADAM (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora