Capítulo 13

8.1K 558 44
                                    

Capítulo 13

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 13

Tori necesitaba algo de ayuda con los diseños de los tatuajes, Nadia le había comentado que quizás yo podía ayudar, no era un trabajo difícil, además, el pequeño cuaderno que tenía en mi cuarto dejaba ver todos los garabatos raros y sin sentidos que solía hacer cuando esperaba a que el sueño me tumbara en la cama. Por eso, al salir del comedor, Sheila quiso acompañarnos sólo para ver como hacían todo eso, la Fosa estaba llena de osados mientras los rayos del sol entraban por el cristal del techo.

Era extraño pero quizás era casualidad. En toda la semana no había visto a Darío, después del espectáculo en la sala de entrenamiento simplemente se alejó. Sheila decía que era mejor así, mi padre en cuanto se enteró prometió que le daría una lección por haberme tratado así y claro, mi madre se enteró gracias a él.

Mientras Sheila charlaba con Nadia miré el grupo de chicos que bebía en una esquina, al parecer era amargo ya que todos hacían muecas graciosas. Para mi sorpresa, entre ese grupo estaba Eric, había otro de los líderes acompañándolo, ambos reían y era algo sorprendente escuchar su risa por primera vez.

"Está ebrio, por eso está feliz"

— ¿Auro?—mi hermana tocó mi brazo. Me había detenido sólo para verlo— ¿Qué sucede?

— ¿Ese es Eric?—sonrió con gracia Sheila al acercarse.

No estaba prohibido beber hasta más no poder. De hecho, todos en Osadía lo hacían. Los líderes también pero no era común verlo a él.

—Creí que veía todo en blanco y negro—miré con reproche a Nadia por ese comentario.

— ¿Deberíamos hacer algo?—Sheila parecía divertida por la escena.

—Vuelvo en un momento—me alejé antes de que mi hermana lo impidiera. Caminando hacia Eric miré de reojo el brazalete en mi muñeca derecha, Nadia no lo había notado porque Sheila no le dejaba colocar atención. Toqué su hombro al estar cerca y este se giró al estar de espaldas. Su rostro se volvió serio, incluso más de lo normal— ¿Desde cuándo bebes?—no supe que decir con exactitud.

—Mmm...—miró la botella en su mano mientras sus "amigos" estaban más concentrados en otra cosa que en nosotros— ¿Nunca lo has hecho?—evitó mi pregunta. Arrugué la nariz intentando ser amable, Eric apestaba a licor—Cierto, no eres como las demás.

—Creo que has bebido mucho—tomé la botella alejándola de sus manos. Creí que intentaría recuperarla pero no fue así, al dejarla a un lado sus ojos estaban fijos en mi brazo derecho—Quería hablar contigo pero en este estado...

— ¿En este estado?—frunció el ceño—Estoy muy bien, como ves—lo aparentaba de hecho pero entre el licor y el carácter de Eric, aquel líquido terminaba ganando— ¿Sabes? También quería hablar contigo, eres un total problema para todo.

—Y tú eres un total desastre ahora. Te llevaré a tu habitación...

—Tu hermana no es tan hermosa como tú, Aurora—mis mejillas ardieron sin evitarlo. Nada de eso importaba si lo decía ebrio pero como había dicho, no era común tenerlo así y una parte de mí me decía que no podía dejar que siguiera bebiendo. Quizás Eric no era de crear escándalos pero aparentemente si era de esos que dejaba salir todo cuando bebía—Me gustan tus ojos.

—Gracias, también me gustan los tuyos, ahora vamos—quise ayudarlo pero negó con la cabeza.

—Yo puedo caminar solo, no olvides con quien estás hablando—pasó a mi lado caminando sin tambalearse. Era un ebrio muy diferente a los demás. Nadia y Sheila que habían visto la escena me alentaron a no dejarlo solo. Me sorprendió viniendo de mi hermana.

Al alcanzar al chico hubo silencio entre ambos, entonces noté algo raro, miré a ambos lados del pasillo deteniéndolo al tomar su brazo.

— ¿A dónde vamos?

—A mi habitación, ¿No es obvio?

—No—corregí—Estamos caminando en la dirección contraria.

De acuerdo, no era tan perfecto.

Eric miró alrededor con el ceño fruncido. Al parecer se estaba dando cuenta de que no mentía. ¿Por qué cuando necesitaba hablar con él tenía que pasar esto? Tomé su brazo guiándolo, para mi suerte no dijo nada hasta que nos detuvimos en su puerta. Hubo otro problema allí, el licor estaba consumiendo la poca estabilidad y firmeza que le quedaba.

Escuché a la voz de mi mente riéndose por eso. Giré el pomo permitiendo que entrara.

—Estúpida puerta.

—No tiene la culpa de que estés hecho un desastre—cerré detrás de mí—No había visto esta parte de ti.

—Todos beben, Aurora, no es la gran cosa—rodeó los ojos.

—Gracias por el brazalete—me limité a mirarlo sin moverme de la puerta—Leí la nota también pero me hubiera gustado recibirlo personalmente por ti—se dejó caer en el sofá al tropezar. Hubo un largo rato de silencio, cuando iba a girarme para dejarlo solo habló con voz ronca.

—No podía dártelo.

— ¿Por qué?

—Porque soy un monstruo.

—No eres un monstruo—me acerqué tomando asiento en la mesa central mirándolo. Sus ojos azules fueron a mí y sonreí de lado recordando a su hermana— ¿Por qué mentiste sobre tu vida, Eric?—susurré— ¿Por qué mentiste ese día en el tren?

Creí que preguntaría como lo sabía pero no pasó. Se incorporó quedando sentado frente a mí, cara a cara.

—Un Coulter debe mantener distancia de los demás, debe ser frío, calculador, vengativo y más inteligente que los demás.

— ¿Eso te dijo tu padre?

—Mi madre quiso impedir que Iliza y yo termináramos siendo como él—explicó—Ahora mírame.

—Oye—subí su mirada acariciando su mejilla—No eres como él. Nunca es muy tarde, Eric.

No se sentía tan mal el tocarlo. Sonreí sin evitarlo.

—Me recuerdas a ella—aquello me tomó por sorpresa. Como si recibiera una descarga eléctrica, alejé mi mano de inmediato. Eric en cambio tomó mi rostro entre sus manos—Mi madre era como tú, se enamoró de un monstruo pero insistía en conocer la razón del porque ese monstruo apareció en mi padre—sus ojos brillaron. El olor a licor ya no me molestaba.

—Debería irme...

— ¿Por qué? ¿Tienes miedo?

Algo así.

—Estás ebrio, cuando el efecto del alcohol pase, volverás a ser tú—intenté alejar sus manos—Recuéstate y descansa.

—Tienes miedo—se contestó así mismo— ¿Acaso Darío no te dijo que te amaba?

—Estamos desviándonos del tema—negué con la cabeza sintiéndome incómoda.

—Aurora—tomó mi mano cuando hice intento de levantarme— ¿A qué le temes?

—No le temo a nada...

—Mientes.

—No voy a hablar de mi vida privada contigo—fue suficiente para que me soltara. Noté cierto dolor en su mirada pero sin tomarle importancia, me apresuré a salir de allí antes de que fuera demasiado tarde.

*************************************

El próximo capítulo será narrado por Eric.

Beautiful Monster (Divergente) (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora