Los sentimientos de Adrien/ Chat Noir.

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Narra Adrien.

Desde que descubrí que podía salvar París, supe que mi vida iba a cambiar, y vaya que cambió. Al fin pude salir de casa, sin personas que me dijeran que hacer y lo que no. Lo mejor es de que, salgo de casa sin ser "Adrien", ya saben, el joven modelo, por el cual todas las niñas se mueren. Lamentablemente, yo solo me muero por una, y es Ladybug, mi compañera de luchas contra los villanos akumatizados. Ladybug siempre me rechaza, una y otra, y otra vez, yo dije que no me iba a rendir, pero, me estoy cansando de ser rechazado, ni siquiera se quien está detrás de esa mascara roja con puntos negros. Ella no es capaz de decirme quien es cuando no tiene el traje de mariquita y además, ella es muy cuidadosa, así que, sería muy difícil saberlo por mi cuenta.

Era una noche fría, estaba casi listo para salir a patrullar con Ladybug, se supone que nos veríamos en lo alto de la torre Eiffel. Pensé en hacer una última declaración hacía mi Lady, si ella me rechazaba, me daría por vencido y empezaría a ver a las niñas de mi al rededor.

-Plagga, ¿crees que me rechace de nuevo?- dije mientras me sentaba en la cama y ponía mis codos en mis rodillas y mis manos en mi cara.

-Agg, no lo sé, de todos modos, si te rechaza, hay mas chicas en todo París, no te deprimas si te rechaza, así es el amor, no siempre es color rosa y lo sabes- dijo mi pequeño kwami mientras se comía el último pedazo de queso que quedaba en el empaque.

-Es cierto, no es la única que existe en París, pero, es que ella... Ella es, realmente valiente, muy valiente diría yo, como para poner en riesgo su vida, por luchar con villanos de Hawk Moth- dije.

-Pues si, pero no puedes obligarla a estar contigo, y ya date prisa o vas a llegar tarde al patrullaje- dijo Plagga, mientras volaba y se sentaba en mi hombro.

-Tienes razón, ¡Plagga las garras!- eso fue lo último que dije como Adrien, ahora Chat Noir estaba en lugar del joven modelo.

Salté por los tejados de las casas de París, mientras pensaba en lo que mi kwami me había dicho, eso de que, Ladybug no era la única chica sobre la tierra, sabía que tenía razón, de todos modos, igual veía muy linda a una chica de mi clase, una chica de piel blanca, un poco baja de estatura, con cabello negro en dos coletas, ojos grandes y azules, su nombre es Marinette... Debo admitirlo, es bonita y es muy amable, quizá si recibo un rechazo de Ladybug, podría hablar mas con ella, para conocerla un poco más...

Llegué a la torre Eiffel, y aún no llegaba Ladybug, de nuevo pensé en las palabras de Plagga.

-¡Maldición Plagga! Gracias por ponerme así- dije mientras me despeinaba.

-¿Qué ocurre Chat?- dijo Ladybug mientras caminaba hacía mí.

-Oh, Ladybug, no es nada, solo estoy un poco estresado. Bueno, ahora que ya llegaste, quiero hablar contigo- dije un poco nervioso.

-Claro, ¿sobre qué?- dijo Ladybug con una sonrisa.

Esa sonrisa, es tan hermosa.

-Bu... Bueno, es sobre...- dije aún mas nervioso.

-¿si?- dijo Ladybug.

(Suspiré) -Es sobre los sentimientos que te tengo, el amor que te tengo, te quiero Ladybug, te lo digo con toda la sinceridad del mundo, quiero que me des una oportunidad, te quiero demostrar cuánto te amo, claro... Si tu me lo permites...- dije sonrojado.

-Cha... Chat, te quiero, te quiero pero como amigo, solo te veo como compañero de luchas, no como tu me ves a mi... Lo siento mucho...- dijo con una cara triste.

-Fue inútil después de todo, ¿sabes?, no hay señal de ningún akuma, podemos irnos, nos vemos luego, adiós- dije mientras sacaba mi bastón para alargarlo y saltar de la torre Eiffel al tejado de una casa.

-Rayos, rayos, rayos, rayos... No se por qué lo intenté de nuevo si sabía que iba a pasar lo mismo, si sabía que me iba a rechazar... Que idiota- dije mientras saltaba de tejado en tejado para llegar a mi casa.

Llegué a mi casa y quité la transformación. Me acosté en mi cama boca abajo, estaba tratando de no llorar. Estaba destrozado. Plagga solo se dirigió a comer el queso que estaba en la mesa para recuperar su energía. Cuando terminó de comer, sin nada que decirme, se durmió con migajas de queso por todo el rostro. Apagué la luz y me acosté de nuevo en mi cama, mañana iba a la escuela, tenía que dormir, pero por más que lo intentaba, no podía.

Dí vueltas, y vueltas, hasta que me dormí.

Azul y verde, ¿quién lo diría?Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora