La propuesta

23.3K 870 378
                                    

Siento un mareo y una nube pasa por mis ojos. Me sobo los párpados.

—Creo que fui algo efusiva ... — Dice Kate tomándome del codo y sentándome del sofá.

—Algo. — Ironizo. Mi corazón late a mil por segundo.

—Las mejores decisiones salen así.

—Me extraña que tú digas eso. — La miro y noto sus ojos brillantes.

—Cuando te besé por segunda vez lo hice a instinto.

— ¿Y valió la pena? —Bromeo.

—Cada mordisco. — Me guiña el ojo.

—Jajaja ¡Oh! ¡Mira la hora! debo ir a comprar cigarros ...

—No trates de arrancar. — Pone una mano en mi muslo. — Y tú no fumas.

—Pero podría intentarlo ... — Puaj.

—No me cambies el tema. — En eso coloca una cara triste. — Creí que también querías Ale ...

Estúpida y lastimera Kate.

—Si ... — ¡Dios mío un bebé y el matrimonio al mismo tiempo! Y ya compré el anillo ¡No puedo posponerlo! Inclusive estoy en trámites de vender mi antiguo departamento. Carajos se supone que lo dejaríamos si aceptaba para diez meses más. Pero en diez meses, si todo sale bien ¡estaría prácticamente dando a luz! ¡Pasaré la luna de miel cambiando pañales! ¡Y diablos! ¡Ya estamos planeando todo a escondidas de Kate!

Mi vista vuelve a nublarse.

—Ale ¿Qué ocurre?

—Fue ... un poco precipitado. —Piensa Ale ¡Piensa!

—Te ves ahogada. — Me mira como si le hubiese negado algo importante, me siento horrible, tomo su mano.

—Si tú quieres que sea ahora ... será ahora. — ¡¿Qué dijiste Alejandra?!

—Pero ¿y tú?

—Nada me haría más feliz. — ¡Stop!

La sonrisa de Kate hace que se me pase absolutamente todo.

Se adelanta la boda. Caso cerrado.

— ¿Sabes? investigué un poco ... —Así que no era la única haciendo cosas a espaldas de mi novia — Y no es tan caro.

—Si claro, más que nuestro sueldo ...

—Tenemos ahorrado Ale déjame terminar. — Me pellizca.

— ¡Aush! ¡Maltrato a la mujer!

—Cállate. — Se ríe. — En fin, probemos la más común, es más barata. Quizá tengo la fertilidad de mi madre.

—Que es bastante. — Bromeo, me da un codazo.

—Cómo sea, te digo ahora, porque después de los treinta y cinco, será menos probable. — Su rostro se apena. — Y ya tengo treinta y tres.

—Oh mi amor, no te preocupes. — La abrazo. — Será un bebé hermoso.

— ¿Tú crees?

—Por supuesto. — La beso. — Sobre todo si se parece a ti.

— ¿Me estás coqueteando? — Me mira coqueta.

—Siempre. — Sonrío. — Prométeme una cosa.

— ¿Qué cosa?

—Si es mujer, que no se llame Gabriela. — Kate no puede contener un par de carcajadas.

Mi pareja perfecta IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora