Salto en el tiempo

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Tres años después.

Caro.

—Gracias — Canturreo feliz llegando a mi apartamento. Hace meses que no venía aquí, pero hoy mi bella Antonieta tenía control con el veterinario así que no quiero que Juan la moleste. Estuvo muy enferma.

—De nada. — Dice Angie descompuesta soltando a mi gata.

La miro y está llena de rasguños, y es que mi bebé le hizo casi imposible guardarla en su jaula transportadora. Se sienta en el sillón y cae desplomada.

Saco agua oxigenada y un algodón.

—Prepárate. — Me mira y abre los ojos de golpe.

—Genial. — Ironiza.

La miro feo y le coloco un algodón muy empapado.

— ¡Aush! ¡Me arde! — llora.

— ¿Dónde está tu rudeza? — La molesto. Se ve muy sexy con la polera sin mangas y los arañazos ¿O es muy calenturiento lo que estoy diciendo?

—Pervertida. — Me mira de reojo con una media sonrisa.

—No sé de qué hablas. — Sigo en lo mío. Hasta que se me cae el algodón y le empiezo a hacer cariño. Me besa y nos quedamos en el sillón.

—Tengo que ir a trabajar...

—Pero quiero estar contigo.— Hago un puchero. Ok, no nos solemos separar mucho. Es que... me acostumbre a ella... hasta su pesadez la extraño.

—Vendré después ¿está bien? — Sonríe.

Ay me acordé de esa vez que llegó muy sudada...

— ¿Estás pensando cochinadas? — Mueve las cejas.

—Sólo un poquitín. — Ay su sudor. — ¿Y si te voy a buscar?

—Claro. — Dice feliz. — Yo te espero. — Me abraza y acaricia mi rostro con el suyo. — Ahora déjame ir.

— ¡Noo! — Lloriqueo.

—Me echarán y tendrás que mantenerme.

—Bueno. — Me recuesto en ella.

—Era broma, ya muévete. — Me siento y me da un beso.

...

Angie.

Voy a trabajar, por suerte ya estoy con ropa deportiva.

— ¿¡Que rayos te pasó!? — Escucho a Paola. Ella es mi compañera de trabajo, pero está encargada de la parte aérobica, yo del área de musculación. Admito que nos liamos hace mucho tiempo, pero quedó en nada y hemos tenido una buena relación de colegas. Tanto que invertimos juntas en este gimnasio y nos ha ido de maravilla.

—La gata de mi novia.

—Uy, calma a esa fiera— Se ríe.

— ¡Noo! — Me río. — La mascota. — Qué demonios.

—Aaah, bueno ¿Te echaste algo?

—Si. — Digo feliz. Aaaw mi novia se preocupa por mí.

—Excelente, ya te dejo, es hora. — Ve su reloj y se dirige al otro lado donde hay muchas mujeres reunidas.

—Ok. — Voy a lo mío y saludo a las de siempre, aconsejo a las nuevas según sus expectativas y etc. Normalmente en esta época (primavera) llegan muchas nuevas, y es que quieren verse más delgadas para el verano. Cabe destacar que este gimnasio se ideó como un proyecto sólo para mujeres, idea de Paola, según ella, se sentirían más cómodas. Y la verdad es que ella sabe de esto, porque este lugar no está vacío ni en invierno.

Mi pareja perfecta IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora