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Cinco Meses antes

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Cinco Meses antes.

Narra Farah.

Estaba frente al bar, contemplé el suelo cubierto de arena bajo las llameantes antorchas que bordeaban el camino que conducía a la playa.

— ¿Vas a entrar ó has decidido pasar esta preciosa noche aquí fuera? —

La masculina voz me acarició los oídos. Me gire, levanté mi vista para encontrarme con la fuente de las roncas palabras.

Nuestras miradas se fundieron, el estómago se me agarrotó, por un momento, no pude respirar.

Ese hombre no sólo era guapo. Había muchos hombres guapos en el mundo, y ya había conocido a unos cuantos.
Ése, en concreto, era... potente. Un depredador disfrazado de cordero. Me devolvió la mirada, incapaz de despegarme de la fuerza de sus masculinos ojos. Reflejaban un claro interés. Su cabello era muy hermoso y su piel brillaba bajo la suave luz de las antorchas, Tenía la mandíbula cuadrada y un aire de fortaleza que reflejaba arrogancia, algo que siempre me había atraído en los hombres. Durante un largo rato, él se me quedó mirando antes de sonreír.

— Eres una mujer de pocas palabras por lo que veo —

— Estaba decidiendo, si debo
salir o no contigo — Me sacudí mentalmente.

— Cariño, Si te quedas en tú habitacion, no podré invitarte una copa - él enarcó una ceja, en un gesto de desafío.

ladee mi cabeza y sonrei tímidamente. La atracción sexual no era una sensación nueva para mi, pero no recordaba haberme sentido tan atraída, tan pronto, por ningún hombre.

¿Debería acceder a invitación?,
Sólo me ha invitado una copa, pero era evidente que deseaba algo más.

¿Qué daño podría hacerme una sola noche? Normalmente, elegía a mis parejas con sumo cuidado, Y hace más de dos años que no he tenido relaciones. Sencillamente nadie me había interesado lo suficiente hasta la aparición de este extraño de ojos clarosy sensual sonrisa. Decididamente lo deseaba.

— ¿Estás aquí de vacaciones? —  pregunté.

— Algo así —  él sonrió casi imperceptiblemente.

Sentí un gran alivio. Una noche no me haría ningún daño. Él volvería a su vida y yo, con el tiempo, me marcharé a otro lugar y nuestros caminos jamás volveran a cruzarse.

— Una copa estaría bien —

Los ojos de él emitieron un destello, casi depredador, Me Sujetó por el codo y me acarició sutilmente el brazo con sus dedos de la mano mientras me conducía desde la entrada del hotel hasta la oscuridad de la noche. A alrededor, las llamas de las antorchas bailaban al ritmo del jazz. La brisa marina se enredó en mis cabellos y aspiré profundamente el aire.

— Antes de tomar esa copa,
bailemos — susurró en mi oído y sin esperar respuesta, me tomó en sus brazos y me acercó contra su cuerpo.

Encajabamos a la perfección, hasta el punto de que no logre distinguir dónde acababa su cuerpo y dónde empezaba el de él.

Su mejilla se apoyaba en mi cabeza de y sus brazos me rodeaban protectores, fuertes. Le Correspondí rodeándome en su cuello con mis brazos.

— Eres hermosa —  susurró en un tono dulce como la miel.

—Tú también lo eres —

—¿Hermoso....Yo? — rió en voz baja — No sé si debo sentirme halagado u ofendido.

— De lo que estoy segura es de que no soy la primera mujer que te llama "hermoso" —

— ¿Lo sabes?— acarició mi espalda contuve la respiración.  —¿Tambien lo sientes?

Ni siquiera Traté de fingir saber a qué se refería. La química entre nosotros era explosiva.

—¿Vamos a hacer algo para solucionarlo —Su propuesta era tentadora.

— Eso es lo que quiero —

— Directa. Me gusta eso en una mujer —

— Me gusta eso en un hombre —

La intensidad en su mirada se suavizó, pero fue sustituida por otra cosa. El Deseo.

— Creo que podríamos tomar esa copa en mi Habitación —

Contuve el aliento. La invitación hizo que me sintiera paralizada. Los pechos se me endurecieron bajo el vestido y la excitación empezó a latir en mis venas.

— Yo no... - por primera vez me sentía insegura, mi confesión arruinaría este magnifico momento.

— Tú no..¿Qué? — Su mirada cambio por completo.

— No estoy protegida —

— Eso es lo de menos cariño — sujetó mi barbilla con una mano y me obligó a mirarlo a los ojos.

Su promesa me envolvió con más fuerza durante un instante fantasíe de como podía ser dejarte cuidar por un hombre así el resto de su vida. Pero enseguida se me sacudió la idea de la cabeza. Era algo absurdo.

— ¿Cuál es el número de tu habitación? —  le susurré al oído.

— Vamos, te llevaré a ella —

Sacudí mi cabeza.

— Nesesito ir a mi habitación —

— Entonces... ¿Nos encontraremos allí? —
Él entornó los ojos, como si no estuviera seguro de poder creer en mi. Luego, deslizó una mano sobre mi nuca, la atrajo hacia el con firmeza y me besó en los labios. Me fundí en sus brazos y comencé a atraerlo hacia el suelo, pero él me sujetó con fuerza antes de acariciarme los labios con la lengua, exigente, instándome a que los abriera. Con un imperceptible estremecimiento, ella me rendí abrí la boca para permitirle la entrada. Los besos fueron húmedos y ardientes. Él me privó del aire antes de devolvérmelo. Negándome ser el elemento pasivo, entralaze su lengua con la de él.

Al fin nos separamos con la respiración entrecortada y un peligroso destello en los ojos.

— Última planta. Suite once. Espero que no cambies de opinión — susurró mientras me entregaba la llave Y sin decir nada más se dirigió al hotel.

Quedó mirando a la nada aturdida y con el cuerpo vibrando de excitación.

《Estoy Demente Me va a comer viva.》

Con pasos temblorosos, Caminé hacia el hotel. No era timidez la que me había impulsado a aplazar el encuentro con mi hombre misterioso. Ni siquiera sabía su nombre, pero había accedido a acostarme con él. Una noche de fantasía. Sin nombres. Sin expectativas. Sin compromiso ni implicación emocional. Nadie saldría herido. En realidad, era perfecto.

Con más calma de la que sentía, subí a mi habitación y me miré al espejo del cuarto de baño. Mis cabellos estaban ligeramente desordenados y mis labios hinchados. Pasión. No reconocía a la tórrida seductora que miraba desde el espejo, pero me gustaba. Me veía hermosa, segura de mi misma, la excitación que me esperaba en la suite número once hacía que mis ojos brillaran. respiraré hondo varias veces, esperó que el rostro del espejo hubiera perdido su expresión salvaje. Por último aparté mis largos y cafeses cabellos de mi cara. Satisfecha por haber recuperado el control, salí del cuarto de baño y me sentó en la cama. Esperaría quince o veinte minutos antes de subir. No quería que él supiera que deseaba esto, incluso mucho más que él.

𝐴𝑣𝑒𝑛𝑡𝑢𝑟𝑎 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑎 | 𝑆𝑀Where stories live. Discover now