Capítulo 4

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Me levanté al mediodía, luego de revisar mi celular, ir al baño y lavarme los dientes fui a la cocina a buscar algo para desayunar o almorzar o lo que sea. Me frené asustada al ver a mis padres en la mesa, pensé que no iban a estar. Mi padre es un ingeniero agrónomo muy reconocido y viaja muy seguido. Mi madre es psiquiatra, se la pasa trabajando y le encanta su trabajo. Parte del por qué sigo viviendo con ellos es que casi nunca están así que es como si viviera sola, además ellos no querían que trabajara así que no tenía dinero para mudarme a otra casa.

- al fin te levantás -dijo molesto mi padre

- saliste anoche? -preguntó mi madre con el mismo tono

Ambos me miraban serios desde la mesa mientras seguían comiendo. Yo seguía parada en el lugar, empecé a avanzar lentamente hacia la cocina, no sabía que contestar y tampoco quería escuchar sus sermones.

- Micaela podés contestar cuando te hablamos?

- Buenos días -dije finalmente

-buenas tardes diría yo.

- trae un plato y vení a comer -ordenó mi padre

Yo obedecí. Siempre fui la hija perfecta, siempre obedeciendo todo lo que decían. Me senté en silencio y serví comida en mi plato.

- Micaela quiero que busques la manera de retomar tus estudios en la facultad -dijo mi padre

-el cuatrimestre que viene los retomaré.

- no, tiene que ser ahora. No podés seguir perdiendo el tiempo.

-pero no puedo reincorporarme a mitad de cuatrimestre

-quiero que busques la manera de hacerlo.

Respiré mientras miraba la comida en mi plato, decirle que no podía hacerlo era inútil así que solo no diré nada más y que piense que le obedeceré como siempre lo hago.

-también queremos que desistas con esta idea loca de bailar en un programa de televisión -dijo mi madre

Rápidamente levanté la mirada con los ojos muy abiertos

- No! Porque? No tiene nada de malo, es un trabajo 

- eso no es un trabajo -rió ella burlándose.

- si, lo es. Me pagan por lo tanto es un trabajo y mejor aún, me pagan por hacer lo que me gusta hacer.

-ni siquiera es un trabajo fijo, podes durar 1 semana y haber perdido un cuatrimestre de tu carrera por esa pavada -dijo mi padre mientras seguía con su comida

-voy a poder recuperar ese cuatrimestre después pero esta oportunidad es única.

- claro que es una oportunidad única... la oportunidad de plata fácil, de no hacer nada, de pasártela de fiesta y dormir todo el día. Estás de vaga todo el día 

-estoy trabajando mamá -dije enojándome.

- dejamos en claro que nosotros pagaríamos tus estudios para quete enfocaras de lleno en ellos y pudieras conseguir un trabajo como una profesional al finalizarlos. No necesitas trabajar ahora Micaela, lo que necesitas es estudiar -dijo mi padre mirándome serio

-ya tengo 21 años papa, puedo decidir si quiero o no trabajar, siquiero o no estudiar o qué quiero estudiar. No me dejan hacer lo que me gusta, no me dejan trabajar, me tienen atrapada en esta casa -dije ya harta, esta vez no sacrificaría mi sueño.

- atrapada? -rió burlona- te mantenemos Micaela, mantenemos a una vaga que abandonó la facultad para ir a mostrar el cul* en la tele.

Las lágrimas se acumularon en mis ojos, no puede estar hablándome así mi propia madre.

-se acabó Micaela. Vas a renunciar a ese programa y vas a retomar tus estudios. Sin peros y no se habla más del tema -ordenó mi papá

- no voy a hacer eso, ya soy mayor de edad....

Mi padre golpeó la mesa interrumpiéndome, me sobresalté y las lágrimasque estaba conteniendo salieron.

- no me importa la edad que tengas, soy tu padre y vas a hacer lo que te digo. En esta casa se respeta lo que digo.

-entonces me voy, estoy harta... me voy -me levanté de la mesa llorando, largando toda la impotencia.

- Micaela volvé ya mismo- dijo mi madre con enojo evidente

Me dirigí a mi habitación y agarré rápidamente lo que pude.

-Micaela si salís por esa puerta no volvés más- me habló mi padre cuando yo ya estaba frente a la puerta

Dudé unos segundos, tengo miedo, jamás enfrenté a mis padres y no hay vuelta atrás después de esto pero no quiero seguir viviendo así, no quiero renunciar al Bailando, estuve más feliz que nunca este tiempo y fue gracias a eso. Tomé aire y salí sin decir nada.

Al salir era un mar de lágrimas, no sabía que hacer ni a dónde ir, todavía estaba temblando. Caminé unas cuadras, me senté en un bar y me quedé mirando la calle. En realidad mi vista estaba en la calle pero mi mente seguía en la pelea con mis padres. Qué voy a hacer ahora? Mi celular sonó, el nombre de Stefi apareció en la pantalla. No tenía ganas de hablar porque sabía que lloraría y no me gusta llorar pero ella podría ayudarme a encontrar un lugar donde quedarme.

- hola -dije con un hilo de voz

-Mica? Que pasó? -dijo preocupada al oír mi voz.

- me peleé con mis papás, estoy en un bar no tengo a donde ir -sollocé-

-decime donde estas, ya estoy saliendo.

Le pasé la dirección y apareció más rápido de lo que esperaba, cuando llegó me abrazó y largué todo el llanto que aún retenía. Le conté lo que había pasado mientras ella me escuchaba y me tocaba el brazo calmándome.

- te venís a mi casa -dijo segura.

-no Steff, ayudame a encontrar algún hotel o algo.

- un hotel para qué? Te podes quedar en mi casa, es más no es una pregunta.

- mira que hoy estoy en mi día de rebeldía -intenté bromear y sonreí débilmente.

-si y me encanta esta Mica -sonrió- por favor, vení a casa.

-esta bien, muchas gracias.

Fuimos a su casa, vivía en un departamento chico pero improvisamos una cama en el sillón. Estaba muy agradecida con Stefi por abrirme las puertas de su casa, no me importaba tener que dormir en el piso. Era libre, tenía una amiga de oro, un techo y mi sueño seguía en pie.

Me enamoré de quien no pensabaWhere stories live. Discover now