Abrí los ojos de golpe.

—¿Harry? —me alejé un poco de él, y lo observé confusa. Llevé mi mano hacia su tez, sus mejillas, queriendo comprobar su temperatura—. ¿Estás bien, cariño?

—Eres tan hermosa, Daphne —sonrió bobamente, sin siquiera prestar atención a mi mano en su rostro y mi pregunta.

—Estás alucinando —negué con diversión—. ¿Desde cuando mi nerd chico quiere saltarse las clases? ¡Eso es de otro mundo!

—Pues lo considero ahora que tu padre va a prohibirme verte. ¿Qué puedo decir? Quizás me tienes obsesionado... Eso es peligroso, ¿sabes? —rió un poco. Sonreí negando, y él besó tiernamente mis labios antes de que pudiese decir algo más—. Pero no vamos a saltarnos las clases, Daph, porque no quiero que bajes tus notas, ¿si? Todos necesitamos buenas calificaciones, y a mí sinceramente me alegra que ahora te vaya mucho mejor en la escuela. Estoy muy orgulloso de ti, Daph, te lo juro.

Miré sus ojos, los observé, los adoré. Y vi reflejado en éstos tanto amor, tanto, tanto amor... Él sonrió, y mis dedos tocaron sus labios suavemente, a la vez que mi corazón volvía a latir rápido y con fuerza contra mi pecho. Me acerqué y él se acercó también, sellando nuestros labios en un dulce beso.

Él me tiene tan enamorada... Cielos, y eso me aterra.

—Te amo, Harry —susurré sobre su dulce boca—. Te amo como no tienes idea. Te quiero, te adoro, me haces muy feliz y... y no puedo creer lo estúpida que fui al punto de llegar a perderte por un momento —murmuro, y el miedo me quiebra un poco la voz. Lo abrazo fuerte y oculto mi rostro en su cuello,presionando los ojos para resistir ponerme a llorar como tantas agotadoras veces.

Harry suspira y acaricia mi cabello, lo cual me hace soltar un pequeño sollozo ante la nostalgia que me causa. Me aleja con cuidado y besa mis lágrimas, mis párpados, llenándome de ternura infinita.

—Eso es lo que no entiendes, Daphne —susurró—. Nunca dejé de ser tuyo... No hubo segundo alguno en el que dejé de serlo. Aún si tú no me quisieras, yo habría estado ahí para ti, aun si me querías lejos, habría estado ahí... siempre para ti. Siempre lo estaré, Daphne, cuentas conmigo para lo que sea. Nunca lo olvides, por favor... nunca me olvides.

Y sus palabras se marcaron tanto en mi mente y corazón, que mi niña interior me observaba con rabia y moría por golpear mi cabeza contra la pared una y otra vez hasta que me quedase en claro el que jamás debería volver a cometer la estupidez de querer alejarme de Harry Styles, mi primer verdadero amor.

Él me sonríe con inmenso cariño, y limpia mis lágrimas con la misma intensidad. Nos acomodamos en la cama frente a frente y posa la bandeja con el desayuno entre nosotros.

—Espero que lo disfrutes mucho, nena.

—Lo hiciste tú, Harry. Claro que lo haré —reí un poco y él sonrió con las mejillas carmín.

Desayunamos los dos tranquilamente, y aunque de a momentos Harry se asustaba por cómo me recibiría papá en casa, decidimos pensar sólo en que esto valía cualquier castigo. Debo decir también que me era imposible imaginar a Harry saltándose las clases, pero ahí estaba, sorprendiéndome con esa propuesta... Loco, está loco. Me encanta, y el Harry algo rebelde también.

—¿Segura de que no podemos? Cielos, no, olvídalo. ¡Estoy siendo un mal ejemplo! —dramatizó, haciéndome reír ante su mueca.

—Muy segura, Styles —sonreí, y deposité un beso sobre su mejilla—. Y no eres un mal ejemplo, cariño. Ahora preocúpate de rezar... Ojalá mamá haya logrado calmar a papá, o estará que bota humo por las orejas y... no es que lo haya visto enojado muchas veces, pero créeme, esa es la razón por la que da miedo —él suspiró, e hizo un pequeño mohín.

NERD.Where stories live. Discover now