Capítulo 13

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La luz del Sol se coló por la ventana y dio directo en la cara de Tim. Abrió sus ojos y por un instante no recordó dónde estaba. Estaba acostumbrado a despertarse sin sentido del tiempo o el espacio, le ocurría seguido mientras estaban de gira. Se alegró de encontrar a Teddy durmiendo a su lado. A pesar de que recién eran las ocho de la mañana, quiso levantarse a pedir el desayuno. Las mañanas eran el mejor momento del día, según su criterio. Entonces se dio cuenta que su brazo izquierdo estaba justo debajo de Teddy. Intentó moverlo lo más cuidadosamente posible, pero la chica suspiró, lo que él entendió como que estaba molesta por lo que había hecho. Si no quería despertarla tendría que quedarse en la posición en la que se encontraba.
Una hora más tarde, un celular, que no era el de Tim, comenzó a sonar.
— ¡¿Dónde?! —preguntó Teddy sin comprender qué pasaba, y de un impulso se sentó en la cama.
Tim no pudo evitar reír. Al parecer ella tampoco tenía idea de dónde estaba, y esa pregunta que hizo estando semidormida le causó gracia.
— ¿De qué te ríes, idiota? —se quejó.
Tim la acercó a él tironeando de su brazo, y le dio un dulce beso.
—Buenos días, linda.
—Mi teléfono está sonando, ¿podrías soltarme?
Definitivamente Teddy no tenía buen humor por la mañana. Tim sólo esperaba que no reaccionara igual que la otra vez y lo echara para no volver a verlo por tres años. Decidió no contestarle nada, y se puso de pie para ayudarla a buscar su celular. Lo encontró al lado de los jeans que la noche anterior él mismo le había quitado.
—Aquí está —dijo alcanzándoselo.
Ella se lo quitó de la mano de mala manera. Ya no sonaba, así que tuvo que devolver la llamada. Su hermano estaba preocupado porque no tenía noticias suyas desde el día anterior. Teddy se limitó a decirle que había encontrado a Tim y que todo estaba bien, el resto era más que obvio.
— ¿Vamos a desayunar o qué? —inquirió mientras se vestía.
—Son más de las nueve, ya no sirven desayuno a esta hora —respondió Tim, con miedo a la reacción de la malhumorada chica.
—Entonces tendremos que ir a tomarlo a otro lado. O podríamos comprar algo y comerlo en el viaje.
Al parecer ya quería volver a su casa, pero Tim no se atrevió a averiguarlo. Sólo asintió y se puso su ropa. Diez minutos más tarde, dejaron el hotel, caminaron hasta el auto y emprendieron la vuelta.
Atravesaron Inglaterra yendo hacia el norte, pasando por pequeñas ciudades y pueblos. Cruzaron Battle, donde ambos se habían criado, y ni siquiera eso los hizo decir una palabra.
— ¿Puedes explicarme qué rayos sucede contigo, Theodora? —preguntó Tim, harto de pretender que todo estaba bien.
Pero no obtuvo respuesta. Entonces volteó a verla y se encontró con que dormía nuevamente. La observó en cada instante en que le fue posible, tratando de no quitar los ojos de la ruta. Y cada vez que lo hacía, una sonrisa se asomaba en su rostro. Deseó que cuando llegaran a Londres ya no estuviera tan irritada, quizás sólo era cuestión de dejarla descansar un rato más.
Les llevó poco más de dos horas volver a la capital inglesa. Al detener el auto Teddy despertó. Bostezó y estiró sus brazos, luego se acomodó un poco el cabello. Tim la miraba de reojo.
—Esta no es la casa de Christopher —notó Teddy.
—No, es la mía —respondió Tim—. Tengo que buscar algo para ti, ¿quieres bajar?
—No, prefiero quedarme aquí. ¿Puedes llevarme luego a lo de Chris? Necesito trabajar en unas cosas.
—Claro, esa era la idea.
Mientras Tim entraba a su casa, Teddy se miró en el espejo del auto. Se veía bastante mal, y se avergonzó de haber dormido todo el viaje. La intrigaba saber qué era eso que Tim quería darle, y tuvo que esperar unos cuantos minutos para averiguarlo. La ansiedad la mataba, y estaba a punto de bajar del coche cuando lo vio salir. Tim volvió a sentarse a su lado y cerró la puerta.
— ¿Un CD? —preguntó Teddy, y Tim asintió.
—Me costó un poco encontrarlo. Sabía que me quedaba uno pero no me acordaba dónde —sopló sobre éste para quitarle el polvo que lo cubría, y luego se lo dio a Teddy—. Ya que no soy bueno hablando... Supongo que querrás escuchar una canción en particular —sentía que su corazón se aceleraba a medida que las palabras salían de su boca—. No me importa si no escuchas el resto, sólo concéntrate en el segundo tema, el primer b-side.
— ¿"Something In Me Was Dying"? —leyó Teddy en la parte de atrás de la caja naranja.
— ¿Prometes hacerlo?
—Si es lo que quieres...
—Muy bien. ¿Vamos?
Teddy le indicó el camino hasta la casa de su amigo, y rápidamente llegaron. Christopher también se había mudado en busca de una mejor vida haciendo lo que le gustaba: música. A él no le había ido tan bien como a Tim, pero estaba comenzando a presentarse en algunos bares junto con sus compañeros de banda.
—Y... ¿cómo seguirá todo esto? —quiso saber Teddy.
—No quiero que decidamos nada antes de que escuches esa canción que te dije, ¿sabes? De todas formas, gracias por hacerme pasar el mejor día en años —tomó la cara de Teddy con ambas manos y la besó.
—Gracias a ti también, Timmy —dejó un corto beso en sus labios y abrió la puerta del coche.
— ¿Ni siquiera vas a pedirme mi número? —inquirió Tim estirándose hacia el lado por donde la chica estaba bajando—. Mira si te agarra otro ataque como el de aquella vez y no tienes cómo comunicarte conmigo.
—Dímelo — ordenó riendo y sacó su celular del bolsillo.
Teddy no hizo más que entrar en la casa y Tim arrancó el auto para dirigirse a quién sabe dónde.

Something In Me Was Dying (Novela de Keane)Where stories live. Discover now