Capítulo 11

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El repentino comentario de Teddy lo sacó de su nube de pensamientos y lo devolvió a la realidad.
— ¿Bexhill? —inquirió Tim sin entender mucho, y Teddy asintió—. Pero estamos a dos horas de ahí.
— ¿Y? ¿Tienes que hacer algo esta noche? Ya se que estamos en el lujoso bar del Royal Albert Hall, pero prefiero ir al Sovereign Light Café. Extraño la costa y la niebla del mar —manifestó casi sin respirar.
—Teddy, para cuando lleguemos allí, todo estará cerrado —respondió Tim deseando que Teddy pensara antes de hablar, por lo menos una vez.
— ¿Siempre eres así de aguafiestas?
—No soy aguafiestas, sólo soy realista —contestó serio.
—Me gustas más cuando sonríes.
Teddy se abalanzó sobre la mesa y levantó las mejillas de Tim con ambas manos, estirando su boca.
—A mi también me gustas más cuando te ves feliz.
— ¡Entonces tenemos que ir!
Tim pensó que quizás Teddy no había cambiado tanto como ella pensaba. Por el poco tiempo que había compartido con ella, podía asegurar que seguía siendo igual de caprichosa.
—Mañana es viernes, ¿no tienes que trabajar?
—Tengo que escribir un artículo para el lunes, lo que significa que tengo tiempo suficiente. ¡Oh, vamos Tim! —le rogó.
—No se qué es lo que tienes, pero no puedo decirte que no.
Teddy sonrió de oreja a oreja. Tomó ambas manos de Tim y las apretó fuertemente, descargando toda la emoción que sentía recorrer su cuerpo. El muchacho pagó lo que habían tomado y, una vez que Teddy se puso de pie, la sujetó de la mano y la condujo por los pasillos de ese hermoso lugar.
— ¡Oh, casi lo olvido! —exclamó Teddy, deteniéndose a mitad de camino. Buscó algo en el bolsillo de su campera—. La olvidaste en mi casa.
— ¡Juraba haberla perdido! —se alegró Tim al ver que lo que tenía en la mano era su muñequera.
— ¿Lo ves? La guardé con la esperanza de poder devolvértela algún día. ¡Y aquí estamos!
Luego de ponerla en su muñeca, la miró y se la volvió a quitar.
—Creo que a ti te quedaría mejor. Puedes quedártela —dijo arqueando las cejas, y se la entregó a Teddy.
Pudo atravesar perfectamente su pequeña mano, y le envolvió la muñeca como si siempre hubiera sido suya. Le mostró una enorme sonrisa a cambio del obsequio.
Cuando salieron a la calle vieron que ya no llovía. Aún había algunas personas en la puerta. Una chica rubia con dientes perfectos se acercó a Tim y le pidió una foto. Él aceptó y posó junto a la desconocida, mostrándose muy amable. Teddy sólo observó todo desde un costado. Era evidente que Tim ya no era una persona cualquiera, y quizás era esa la razón por la cual no quería deambular por las calles de Bexhill. Tuvieron que detenerse dos veces más para que él firmara un par de autógrafos.
Finalmente lograron llegar al auto. Teddy esperaba encontrar una Ferrari o aunque sea un Mercedes Benz, pero lo que vio fue un sencillo Volkswagen Golf. Tim se sentó al volante y se preparó para un largo viaje que haría sólo para complacer a esa persona que iba en el asiento del acompañante.
—Por lo menos ya no llueve —observó Tim.
— ¿Sabes algo? Me di cuenta que los pocos días que pasamos juntos, yo fui la única que hablé. ¡Prácticamente no se nada de tu vida, Timmy! —se percató Teddy.
—Creí que nunca lo notarías. Teddy, eres muy egocéntrica a veces —aseguró frunciendo el ceño.
—Tú tampoco demuestras mucho interés en hablar —refutó ella.
—Es cierto. Y supongo que no soy un hombre de muchas palabras. No lo se, puedes sacar más información sobre mí si escuchas mis canciones que si me escuchas hablar toda la noche —Tim hacía pausas entre cada oración, como si verificara en su mente si lo que estaba diciendo era correcto—. Sólo pregúntame, ¿qué quieres saber?
—No lo se, eres famoso. ¡Eres famoso y no lo eras cuando te conocí! Deben haberte pasado muchas cosas fascinantes en estos últimos tres años —expresó algo eufórica.
—No lo creo, yo no me amigué con esa chica que estaba enamorada de mí —bromeó—. Nosotros nos vimos en fin de año del 2001, ¿no es cierto? —Teddy asintió—. Al año siguiente sólo nos presentamos dos veces en Londres. Pasamos mucho tiempo pensando qué estilo de música era el que queríamos hacer. Y como ya no teníamos guitarrista, finalmente se me ocurrió que podía usar un piano como instrumento principal, con pedales y efectos no convencionales. En mayo del 2003 lanzamos el primer sencillo, "Everybody's Changing" —detuvo el relato y volteó hacia Teddy—. ¿En serio no lo has escuchado nunca?
—Jamás —respondió ella—. O quizás sí, pero no le presté atención.
— ¿Ni siquiera sabiendo que podrías encontrarte nuevamente conmigo?
—No —rió despreocupada—. No creí que fuera tan importante.
—Bueno, sí lo es para mí —aseguró enojado—. No lo se Teddy, si realmente te interesa léelo en Wikipedia o algo —protestó.
Había estado aguantándose ese comentario desde hacía horas, y él hubiera preferido que las palabras no escaparan de su boca. Pero lo hicieron. Ya no había vuelta atrás. Ese era uno de los motivos por los cuales escribía canciones, porque de otra forma la gente no lo escucharía. O eso era lo que él creía.
Teddy permaneció en silencio. Giró su cabeza para mirar por la ventanilla del auto y pensar que quizás no había sido buena idea realizar ese viaje. Tim no la estaba tratando como ella esperaba que lo hiciera. No era consciente de que ella era la que estaba actuando mal.
Durante media hora ninguno de los dos dijo nada. Tim mirando hacia delante, conduciendo. Teddy, mirando hacia un costado, pensando.
— ¿No puedes poner música ya que no vas a hablarme? —inquirió Teddy.
Tim no le respondió. Sólo estiró su mano para prender el estéreo.

Something In Me Was Dying (Novela de Keane)Where stories live. Discover now