Capítulo 7

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A la mañana siguiente, Teddy abrió los ojos y se encontró a sí misma recostada rodeada por el brazo de Tim. Una por una las imágenes de la noche anterior pasaron por su mente, haciendo que se le escapara una risita.
—Buenos días —la saludó Tim acariciándole el pelo.
—Buenos días —respondió ella, estirándose para darle un beso.
Teddy se levantó y se puso la camisa de Tim, "como en las películas", le dijo.
Se dirigió a la cocina, a preparar el desayuno. Esta vez se aseguraría de que Tim tomara el chocolate que le preparara. No quería volver a perderlo entre guitarras y acordes, era uno de los últimos momentos que compartiría con él, y quería que fuera todo suyo.
Un grito sobresaltó a Tim, quien se levantó de la cama y sólo con el bóxer corrió hasta la cocina. Teddy estaba parada en un rincón, con cara de pánico, señalando la ventana que daba al patio. Una araña de gran tamaño caminaba lentamente por el marco. Tim río al ver la cara de la chica, pero por dentro suspiró al saber que nada malo le había pasado.
— ¿Dónde tienes un papel? —le preguntó a Teddy—. Así la agarro y la saco afuera.
— ¡No! —gritó—. ¡Mátala, por favor! No voy a poder vivir tranquila sabiendo que esa araña sigue con vida.
Tim resopló y volvió a la habitación a buscar una de sus zapatillas verdes. Golpeó la araña contra la ventana y ésta cayó en la mesada, haciendo que Teddy volviera a gritar. Nuevamente sacudió su zapatilla sobre la, ahora, indefensa araña, hasta matarla.
Teddy corrió hacia Tim, con lágrimas en los ojos, y lo abrazó más fuerte que nunca.
— ¡Gracias, gracias, gracias! —repitió en su oído.
—No sabía que les tenías tanto miedo.
—Lo se, es irracional, pero es más fuerte que yo —lo besó—. Estaba a punto de llevar las tazas a la cama, pero viendo que ya los dos estamos levantados, creo que podríamos desayunar en la mesa.
—Prefiero que volvamos a la cama, si no te molesta, claro.
—Claro que no —respondió sonriente—. Hasta creo que sería mejor.
Volvieron a meterse bajo las sábanas y, apoyados contra el respaldo de la cama, bebieron todo el chocolate caliente que Teddy había preparado. Tim aseguró que estaba riquísimo y estaba arrepentido de no haberlo tomado el día anterior.
— ¿A qué hora te vas? —preguntó finalmente Teddy, cansada de tratar de evadir la realidad.
—A la tarde, después de almorzar.
— ¿Entonces podrás comer aquí conmigo?
—Lo siento Teddy, pero debo ir a la casa de mis padres. La verdad es que vine a Battle para estar con ellos y fue lo que menos hice. Y no me arrepiento, créeme —agregó al ver la cara de Teddy—. Por eso quiero compartir este último rato con ellos. Pero, ahora que lo pienso, podrías venir a almorzar con nosotros.
— ¿Y cómo me presentarías? ¿"La chica con la que me acosté anoche"? —expresó con indiferencia.
—Oh vamos, sabes que significas mucho más que eso para mí.
—Bueno, no creo que sea lo correcto. Además, será mucho más difícil despedirme de ti en esa situación. Prefiero hacerlo aquí y, a decir verdad, prefiero que sea ahora —dijo, y se levantó de la cama para alcanzarle su ropa.
— ¿Me estás pidiendo que me vaya?
— ¡¿Qué te parece?! Cometí un error Tim, cada segundo que paso cerca de ti me hace quererte más y más, y es terrible para mí saber que te irás —se sacó su camisa, la arrojó sobre la cama y se colocó la remera que llevaba puesta la noche anterior.
—Pero no creas que no volveremos a vernos, Teddy —dijo mientras se ponía el pantalón.
—Claro, podremos vernos en Navidad del año que viene, cuando vuelvas, ¡sería perfecto! —respondió con sarcasmo.
Teddy buscó el papel que había dejado el día anterior en su bolsillo y comenzó a caminar hacia la puerta. Tim la siguió mientras se terminaba de poner su camisa. Tenía una mezcla de su perfume y el de Teddy, lo que lo hizo sentir un cosquilleo en la espalda. Su campera aún yacía en el piso de la sala, donde la noche anterior había caído en medio de besos y caricias. La levantó y se la puso sobre la camisa.
—No lo entiendo... Hasta recién estabas tan bien y ahora... esto.
—Es que volví a caer en la realidad, Tim. Por favor, necesito que te vayas, ¿sabes? —Lo besó, ya en la puerta—. Y perdón si te lastimé, parece que le hago mal a todo el mundo.
—No me hiciste ningún mal, Teddy, al contrario. Gracias por estos días, fueron los mejores de mi vida —la abrazó por unos largos segundos, deseando no soltarla nunca.
—Léelo cuando estés solo —le susurró al oído, y guardó el papelito en el bolsillo de la campera de Tim—. Quizás te parezca una estupidez, no lo se, lo escribí ayer mientras no estabas.
—Prométeme que no harás ninguna locura, sabes a lo que me refiero —le ordenó mirándola directo a los ojos.
—Te... Te lo prometo.
Volvieron a besarse, se despidieron y Tim salió de la casa. Teddy corrió a su habitación y cerró la puerta tras ella, como si hubiera alguien más en la casa. Quizás era eso lo que quería fingir. Pero en el fondo sabía que estaba sola, de nuevo.

Something In Me Was Dying (Novela de Keane)Where stories live. Discover now