Capítulo 9

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7 de abril de 2005.




Teddy no hizo más que bajar del autobús y la típica lluvia de Londres comenzó a caer sobre ella. Christopher le había ofrecido su paraguas, pero no lo había aceptado sólo para no tener que cargar con él todo el camino. Ahora estaba arrepentida. En ese momento se dio cuenta cuánto había extrañado el clima húmedo de las tierras inglesas.
Miró la hora para asegurarse de que llegaba a tiempo. Quería estar en el Royal Albert Hall antes de la presentación de Keane o no podría verlos.
Cruzó la calle prestando mucha atención a no pisar ningún charco y arruinar su vestimenta más de lo que ya estaba. La sorprendió la inmensidad de ese lugar y la enorme cantidad de gente que se encontraba afuera. Nunca antes había estado ahí. De hecho, había muchos sitios de Londres que no conocía.
Se abrió paso entre la multitud y encontró a dos hombres de seguridad parados en la puerta. Ensayó en su mente un par de veces lo que diría, juntó valor y se acercó a uno de ellos.
—Necesito ver a Tim Rice-Oxley, por favor —dijo tratando de controlar su agitada respiración, pero no lo logró del todo.
El guardia la miró de arriba abajo, luego a su compañero y río levemente.
—No podemos permitirle el acceso, señorita.
—Pero necesito verlo, ¡es urgente! —El hombre sólo negó con la cabeza—. Creo que usted no me entiende. No soy una fangirl —agregó Teddy, sintiendo calor en sus mejillas al darse cuenta que la conversación no seguía el guión que ella había imaginado—. Dígale, por favor, que soy Theodora Williams. Le aseguro que vendrá a verme. Y si no lo hace, me iré a mi casa por el camino que vine.
El hombre que se encontraba más atrás hizo una seña de aprobación, y el otro miró su reloj.
—Muy bien señorita Williams, le avisaré —Teddy sonrió—. Pero no ahora, porque Keane son los próximos en salir y se están preparando.
—No tengo problema, esperaré aquí mismo —contestó decidida y orgullosa de sí misma.
Teddy se sentó en el piso, en un lugar en el que la lluvia no la alcanzaba. No le importó que esos guardias la juzgaran con la mirada por hacer tal locura, no había ido hasta allí para volverse con las manos vacías.
—No puede sentarse en este lugar, señorita.
—De acuerdo, ¡me quedaré de pie! —respondió Teddy de mala manera.
Si lo que esos hombres querían era que se fuera, no lo conseguirían, de eso estaba segura. Su teléfono sonó. Era su hermano, preguntándole si todo estaba bien. Fingió que sí, como todo el mundo hace, y siguió esperando. Esperó y esperó. Definitivamente todo habría sido mejor si hubiera conseguido una entrada para el concierto, pero cuando se enteró del evento ya estaban agotadas.
Tres horas pasaron y Teddy seguía ahí, inmóvil. Un hombre que nunca había visto en su vida se acercó a ella.
— ¿Es usted la señorita Williams? —Teddy asintió—. Soy Colin, acompáñeme —ordenó con una media sonrisa.
Teddy sentía un zamba moverse en su interior, pero debía controlar sus emociones y aparentar ser una persona normal. Por un momento creyó que se encontraba nuevamente en su adolescencia.
Caminaron por la calle y dieron la vuelta al Royal Albert Hall para entrar por otra puerta. Colin le hizo algunas preguntas y Teddy se limitó a responder lo justo y necesario. Una vez adentro, subieron al tercer nivel y entraron a un lujoso bar. Más lujoso que todo lo que había visto en su vida. Había algunas personas muy bien vestidas. Algunas de ellas, probablemente, eran famosas, pero Teddy no reconoció a nadie. A nadie más además de ese hombre que esperaba ver hacía años.
Estaba de espaldas, pero supo que era él en el instante en que lo vio. Colin le ordenó que aguardara en la puerta, y se acercó a Tim. Teddy no logró escuchar lo que Colin le susurró casi al oído, pero el muchacho enseguida volteó y sonrío. Sintió sus piernas debilitarse y por un momento creyó que no podrían soportar más su peso. Entonces se golpeó en su mente y se dijo a sí misma "Actúa como una persona de tu edad".
Tim se apresuró en ponerse de pie y, en cuanto dio el primer paso, tropezó con la pata de la mesa. Volvió a sonreír, pero esta vez porque sentía vergüenza. Moría por salir corriendo y abrazar a Teddy, pero su subconsciente también le aconsejaba que fuera maduro.
Teddy no se movió de su lugar, por si Colin no estaba de acuerdo. Había esperado mucho tiempo para estar ahí, aguantar unos segundos más no le harían tanto daño.
—Estás un poco rojo —soltó Teddy riendo tímidamente apenas lo tuvo frente a frente. Pensó en decir un simple "hola", pero su boca no obedeció a su mente.
—Gracias por recordármelo —respondió él siendo sarcástico, y se ruborizó aún más.
—Quiero saludarte pero... me da miedo que ese hombre —murmuró señalando a Colin— lo malinterprete y me tenga que volver a mi casa.
Tim extendió su brazo derecho e inclinó la cabeza hacia el mismo lado, dándole a entender a Teddy que podía acercarse a él. Esperaba que ella se abalanzara sobre él o algo por el estilo, pero en vez de eso, lo miró directo a los ojos y dijo:
—Si vas a confesarme que estás comprometido o casado, que sea ahora, antes de que me vuelva a ilusionar inútilmente.
—No —Tim sonrió—, estoy solo —Teddy dio un paso y la mano de Tim quedó a su alcance, entonces acarició su mejilla—. Aún no puedo creer que te esté viendo nuevamente, ¿no es increíble?
—Una palabra, ¿recuerdas? —respondió Teddy y apoyó su mano sobre la de Tim.
—Conexión —dijo separando la palabra en sílabas.
Y el momento que ambos habían añorado durante todos esos años llegó. Tim bajó su mano hasta la cintura de Teddy y la atrajo hacia él. La rodeó con ambos brazos, y ella hizo lo mismo. Un abrazo. Un simple abrazo que significaba mucho más que eso. Sintieron esa calidez que tanto habían extrañado, aunque sólo se habían tenido el uno al otro por unas pocas horas anteriormente. Tim le hizo una seña a Colin indicándole que se podía ir. Mejor dicho, pidiéndole que se fuera. Colin levantó su pulgar, y al pasar por su lado palmeó su hombro.

Something In Me Was Dying (Novela de Keane)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora