«Las personas con pasados horribles son las más peligrosas, porque saben que pueden superar lo que sea».
Una Cazadora con un objetivo. Un objetivo demasiado fuerte para ser vencido. Y una venganza que ella se propone completar.
...
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Tal vez Dick sí está muerto.
Ese es el primer pensamiento que me asecha esa mañana al despertar. Han pasado ya muchos días desde la explosión, desde la jugarreta del Guasón, y ni rastro de Dick. Para empeorar las cosas, cuando llamo a Malcolm, sólo me da malas noticias. Unas que hacen mi sangre hervir.
—No sé si has visto las noticias —le digo, ligeramente alterada por todo lo que ha pasado últimamente—, pero no es sólo lo de Richard. Hace poco descubrieron la base que Arrow tiene bajo el club de Thea. Esto se está saliendo de control, Starling se vuelve cada vez más inestable.
Al otro lado de la línea, Malcolm se toma su tiempo para responder.
—Tienes que entender que era por el bien del plan. Las Ligas empezaban a sospechar de mí.
Aunque no me ve, frunzo el ceño. Caigo en cuenta muy tarde de lo que está tratando de decirme con eso.
—Tú pasaste la información a la policía.
No es una pregunta, es una afirmación.
—Una llamada anónima. Fue para un bien mayor —su tono es calmado, impasible. No entiendo por qué está así. Ha cometido una completa estupidez—. Podrán arreglárselas incluso si no tienen su base de operaciones disponible.
—Tu trabajo como espía es evitar justamente eso, que sospechen para así no tener que tomar medidas extremas —le recrimino a pesar de que en su lugar yo habría hecho lo mismo.
—¿Como el buen trabajo que hiciste escondiendo el plan Bruce-Oliver de Richard?
—Eso no fue culpa mía, él lo descubrió por sí mismo —no sé a quién intento convencer, si a Malcolm o a mí. En parte, sí fue mi culpa que se enterara—. Ahora habrá problemas antes de que Arsenal y Speedy puedan volver a vigilar la ciudad.
—Starling City todavía tiene a Dark Angel y su amigo encapuchado.
Aprieto los dientes para tragarme una grosería, pateo el saco de boxeo para desquitarme. Si tan sólo estuviera aquí...
—Ahora debo irme, han convocado una junta. Al parecer harán algo esta noche.
Voy a preguntarle lo que es cuando corta la llamada, dejándome con la palabra en la boca. Bufo frustrada y, sin mucho qué hacer, dejo el teléfono sobre el monto de vendas y ropa que hay en la base y me preparo para salir.
Últimamente mis aliados se desvanecen en el aire. Primero está Richard, al que ya comienzo a dar por muerto; luego Malcolm, que hace cosas sin consultarme; y al final está Nyssa, de quien no he oído una palabra desde que se fue a no-sé-dónde y no ha regresado. No es que me preocupe por ella, pero sí me preocupa lo que su partida podría significar. No Nyssa es igual a cero información de las Ligas. Y desde que Malcolm no es muy hablador... nada de esto me conviene.
