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Dean entró en el McDonald's junto con Sam. El lugar estaba lleno de adolescentes y de vez en cuando se podía ver algún que otro adulto con un niño. Era bastante ruidoso e incómodo pero a su hermano menor se le había antojado una hamburguesa. Tomaron asiento en un pequeña mesa de dos, esta aún estaba sin limpiar. Había una bandeja llena de restos de comida y algo de Coca-Cola derramada.

Luego de que una morena delgada se encargara de limpiar ese pequeño desastre, el mayor se levantó para hacer sus pedidos en la caja.

Sam recibió su hamburguesa con papás y Dean su doble hamburguesa con pepsi. Comieron sin decir una palabra, las cosas entre aquellos dos no habían estado del todo bien. El pequeño Sammy de doce años se había enterado de ciertos cosas con respecto a su hermano, cosas que hicieron ver a su héroe de una manera distinta. Por culpa de John, Dean quedó como un monstruo frente a los ojos del menor.

—¿Hay algo que quieras decir? —dijo de una vez. El castaño tardó un par de segundos en responder, dudando entre sí tomaba la pregunta o no.

—¿Qué es lo que quieres que diga? —dejó su comida encima de una servilleta y buscó su mirada. Dean, sin embargo, miraba sus desgastados jeans, había decepcionado a su hermano.

—Se que estas decepcionado pero...

—¿Decepcionado? —fruncio el ceño y levantó la parte superior de sus labios —. Esto es como una traición, Dean. Muchas veces te haz quejado de papá y su trabajo, ¿y tu estas haciendo lo mismo? Y al parecer lo haces sin culpa. —el llanto de un niño comenzó a unirse al tumulto de voces.

La cuestión había sido así: El lunes pasado Sam tenía corto horario escolar, por lo tanto saldría del Instituto antes de lo normal. John y su hijo habían olvidado eso. Intentaba encontrar el nido de vampiros que estaba en California. Entonces, Dean pensó lo siguiente: "¿Por qué no llevar este asqueroso vampiro a nuestra habitación en el motel y torturarlo allí?" Vale, no fue así exactamente. Las cosas se habían salido de control para el par y, con malicia en su rostro, Dean dejó que la cabeza de la criatura rodara hasta los pies de Sam.

Aquello le había afectado, si sentía desilusión, traición, enojo y si no fuera tan bueno controlando sus emociones probablemente la cabeza de su hermano estaría rodando por el suelo como la de aquella criatura. No le gustaba matar ni participar de las cazas, sólo quería una vida normal, algo que Dean le había prometido. Pero ha aquel paso, dudaba que cumpliera con su promesa.

—Vamos por unos helados. —Cortó el escaso diálogo el mayor. Se levantaron y se dirigieron directo al pequeño puesto que se encontraba en la esquina del lugar. Un cartel digital se alzaba sobre sus cabezas mostrando los distintos tipos de helados y bebidas dulces que podías encontrar allí. 

—¿Qué es lo que van a pedir? —Un muchacho joven de ojos azules se acercó al mostrador. Llevaba puesto el uniforme del lugar, una camisa de jean con un "M" bordada en el lado izquierdo de su pecho, unos jeans y una gorra de la misma tela, con el mismo símbolo en esta.

—Los básicos, dos de chocolate por favor. —pidió Sam. Dean observó y analizó todas las partes del cuerpo del muchacho que el mostrador de mármol le dejaba a la vista. Era delgado y no tan alto para su edad, la que Dean supuso que eran aproximadamente unos dieciocho o diecinueve año. Quedó en trance un par de segundos.

—Dean —Sammy le dio un codazo sacándole de su nube de humo —, tomalos.

El muchacho le entregó los helado a Dean quien, distridamente, tomó los dos en sólo una mano. Esta, mientras su hermano pagaba, se inclinaba cada vez más hacia la derecha, y de un segundo a otro, las bolas de helado terminaban de derretirse en el suelo. Las tres personas que hacían fila detrás de ellos soltaron una carcajada por la torpe acción del chico. El rubio maldijo por lo bajo y de inmediato miró al empleado. El moreno tenía una boba sonrisa plasmada en su cara. Dean se sonrojo violentamente.

—Pasame los potes. —le pidió. El ojiverde apenas noto la pequeña placa que llevaba su nombre: "Castiel". El enojo de Sam iba en aumento pero bajó al mirar la escena. Dean sonrojandose y el muchacho sonriendole a su hermano. Castiel volvió a llenarlos y le devolvió el cambio a Sam.

Salieron del lugar riendo, no sabían exactamente por qué. Caminaron una calle callados, comiendo sus helados y hundidos en sus pensamientos, unas pocas lámparas iluminaban el paso.  Sam quedó aturdido por la acción repentina. Su hermano mayor salió corriendo, dudó un segundo, pero al siguiente ya estaba siguiendo su paso. Dean volvió a empujar la puerta de vidrio de donde anteriormente habían salido. Se coló en la pequeña cola que se desplazaba en el puesto de helados (recibiendo algún que otro quejido) y, sin saber de donde o como, le extendió un bolígrafo y un papel al muchacho llamado Castiel.

—Sabía que iba arrepentirme si me iba de aquí sin pedir tu número. —su voz era agitada. El moreno sonrió y le guiño un ojo.

—Salgo en una hora.

Bueeeeeeeno, espero que les guste la vdd, no subí antes por que no tenía imaginación. Tenía ganas de hacer tipo esos especiales de navidad y año nuevo pero no me salía nada (por cierto, espero que la hayan pasado bien en esas fechas). Además, estoy muy enganchada con Harry Potter, ¿A ustedes les gusta? ¿leyeron los libros? 🌚

Sólo eso, mucho lov. 💞

 💞

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 Destiel |One Shots| Where stories live. Discover now