El puente

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La tarde caía sobre la ciudad reflejando un tono violeta rojizo en los ventanales de todos los aparadores. Jamie aguardaba sentado en la parada del bus, observando el paisaje tras sus gafas oscuras. Detrás de él se alzaba un puente levemente transitado a esa hora, el humo de su tabaco se extinguió y tirando la colilla al suelo la desintegró con su zapato. Se tratara de la hora o de cualquier otra razón, el hecho de no tener a Damon hablando sin parar a su lado lo hizo sentirse solitario. En eso pensaba cuando escuchó un alboroto tras de sí.

¡Detenlo!

Los gritos se dirigían a él, pero les prestó poco interés. Giró medio cuerpo encontrándose su vista con el hombre rubio que bajaba corriendo con una amplia sonrisa. Detuvo sus pensamientos en lo vibrante del cabello iluminado y levemente maltratado sintiendo los minutos más lentos. No siempre se quedaba perdido en la imágen de Damon, pero cuándo sucedía solía ser en los momentos más extraños e inoportunos. Cómo ahora.

El rubio borró su sonrisa al calcular la velocidad y la distancia, si el idiota bajo el puente no se hacía a un lado en los próximos segundos terminaría estampándose contra él. Para su suerte se hizo a un lado justo a tiempo.

¡Detenlo!

Jamie dedicó una sonrisa a quienes le gritaban, mientras recibía a Damon con un abrazo que permanecía mientras huían y se perdían entre las calles aledañas.

Una vez lo suficientemente lejos se detuvieron tras unas bodegas. La tarde comenzaba a caer haciendo que las sombras se tornaran más frías y el viento más agresivo.

—Jamás voy a cansarme del rostro confundido y estúpido que forman al ver que somos un equipo —Habló Damon sofocado.

—Una gran idea de mi parte —Jamie se alabó compartiendo el mismo estado.

—Sí, sobre eso, creo que quedarte cómo idiota frente al camino no es del todo una buena. ¿Qué es lo que pensabas?

Jamie pensó en cómo podría explicarse y explicar a su colega lo que sucedió, sólo se perdía de esa forma en el arte y él era bastante exigente. No encontrando una buena excusa inventó algo rápido.

—Sólo quería molestar.

—Casí lo logras —Damon le sonrió. Jamie devolvió el gesto y comenzó a buscar entre el suéter del rubio el botín. Éste se negaba pero finalmente riendo se dió por vencido.

Era un bolso rojo de buena marca. Ambos se miraron con seriedad en una especie de ritual después de cada asalto. Jamie procedió a abrirlo con dificultad.

—Aún no hemos llegado a la meta del día, espero que ésto valga lo suficiente.

—Uno, yo hice el trabajo así que valió lo suficiente, y dos, vas a arruinarlo. Sólo cuenta el dinero, del manejo de mercancía me encargo yo.

Jamie entrecerró los ojos, gesto que no pasó desapercibido por Damon que rápidamente le dedicó una sonrisa. Finalmente tampoco logró abrirlo y terminó por tirar de él ya sin paciencia. En eso estaban cuando la voz de la mujer resonó en las paredes, ambos miraron con cansancio, Jamie acababa de encender un cigarrillo y alzó una ceja.

—O tiene pruebas de infidelidad, o un test de embarazo —Murmuró.
Damon aprovechó la distracción y robándole el tabaco de la boca, tomó el bolso y corrió lejos de ahí. Jamie observó a la mujer y luego a Damon que la invitaba a seguirlo, finalmente se dirigió al rubio y lo arrastró lejos de ahí.

Tras brincar algunas paredes descansaban entre las pintas de un parque vacío.

—Era mi último tabaco, Damon.

—Lento. Mira, mientras corría se abrió.

Ambos miraron burlones, Jamie tomó el bolso y observó con más atención. Dentro sólo reposaba un móvil y una billetera. Damon alejó él rostro de su compañero con una mano y con la otra tomó el móvil.

—Jaque mate, Hewlett. Es mío —cantó entre sonrisas, Jamie lo imitó al tomar la billetera.

—Entonces creo que me quedaré esto —Sonrió triunfal con un brillo malvado en los ojos.

—¡Yo lo robé! ¡Maldita sea, Jamie! No sé porqué trabajo contigo... — se quejó con falsedad.

—Porque antes de conocerme siempre te atrapaban, y porque —Jamie sonrió amable y alzó los billetes frente al rubio—, siempre dividimos a la mitad.

—¿Entonces me quedo el móvil, Jamie? —dedicó su mejor sonrisa.

—Siempre termino dándote gusto, Damon.

Hubo un silencio tenso que Jamie se sintió obligado a cortar.

—Del botín.

Damon asintió.

—Gracias, Jamie.

—Ahora cállate y déjame ver qué más sirve de esto.

Al final obtuvieron unos cuántos vales de comida y una tarjeta de crédito que Jamie llevaría con un conocido para vaciarla lo más rápidamente.

Damon ocultó el bolso nuevamente y ambos caminaron hasta su destino, una vez ahí los recibió alegre un tipo de cabello desigual que los invitó a pasar a un departamento lleno de cosas sin aparente sentido.

—Hewll, Mon, adelante.

Damon se paseó entre la basura en el suelo hasta llegar a una estantería de vinilos y discos, tomó uno de su gusto y lo ocultó junto al bolso silbando discreto.

No confíes en un ladrón.

Jamie lo llamó luego de un momento, se acercó y éste le pidió que mostrará el bolso, así lo hizo con mucha precaución.

—Es reciente, en perfecto estado. A tu chica le encantará. —Jamie usaba su palabrería para convencer al tipo, que finalmente aceptó dándole un fajo de billetes. Damon sonrió sin darse cuenta.

—¿A ti te encantó, Damon? —Le preguntó el hombre.

Jamie soltó una risa junto con él tipo de cabello desordenado. El rubio no entendió y sólo asintió.

Finalmente se marcharon de ahí, y en el camino Damon le mostró a Jamie su más reciente robo, mientras este sacaba de su manga dos fajos extras de billetes. Entre burlas se detuvieron en un pequeño autoservicio para comprar lo necesario.

—Esta vez sí puedo invitarte una cena decente, Damon. Lleva lo que quieras, anda. Incluso tonterías —Le sonrió cálidamente.

Damon no espero más y tomando una canastilla tomó lo que pudo antes de que el buen humor de Jamie se extinguiera. Ese era el único autoservicio que respetaban, el dueño era un hombre amable que Damon conoció en su infancia.

Cuándo salieron el día había caído, caminaron bajo las farolas hasta su viejo departamento con el alimento suficiente para un par de días.

La noche había bajado su temperatura, mientras el humo del tabaco se dibujaba en la oscuridad, dándoles una sensación agradable de compañía mutua.

—Gracias, Jamie.

Jamie sonrió y pasó su brazo por el hombro de Damon excesivamente sonriente. Entre charlas comunes, bromas sobre sus recientes robos y miradas llenas de complicidad, sus siluetas delgadas se perdieron en la oscuridad.

N: ¡Hey! Que he vuelto con más Jamion antes de terminar el año. Ésta era una idea que tenía en mente desde finalizar el otro. Tal cómo cuenta el resúmen nació a partir de una anécdota pequeña y divertida que me contó mi abuelo, donde el caminaba por el puente y escuchó a alguien gritar, cuándo se percató que se trataba de un asalto al pasar un hombre corriendo a su lado, le gritó a otro hombre abajo que lo detuviera, pero este al tener a su colega a un lado lo abrazó de lo lindo y se fueron corriendo así. ❤ XD Me hubiera encantado verlo. Cuándo me lo hubo contado pensé de inmediato en este par de hombres sin saber porqué haha❤ Espero hayan disfrutado este capítulo introductorio tanto cómo yo. Nos leemos en el próximo. Besos y abrazos.❣

Research (Jamion) (Gorillaz) Jamie Hewlett/Damon AlbarnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora