—Pero yo fui con ellos —contestó. No había sido la mejor respuesta que podía darle. Su hermana se quedó en silencio mientras pasaba la mirada de la nota a los ojos claros de Daniel.

—... ¿tú fuiste con quién?

—Bueno, en realidad ellos dos fueron quienes me consiguieron las entra... —No había podido terminar de explicarse cuando su hermana lo tomó por los hombros y puso su cabeza a la altura de la suya.

—¿Cómo fue que nunca me dijiste? ¡Creí que ibas con tus compañeros de computación!

—Los conocí en el club de computación —aclaró Daniel. «Pasó de un extremo a otro demasiado rápido...»

—¡Y yo sin siquiera saberlo! ¡¿Desde cuándo van a Blackfield?! —Soltó los hombros de Daniel para darle la espalda, cruzando los brazos—. Y tú los conoces en persona.

—Eh, puedo presentártelos...

Al oír eso, Charlotte se dio la vuelta y sonrió a su hermano. «¿Bingo?» pensó.

—¡¿Lo harías?! ¡Gracias! ¡Gracias, Dani! —Casi derrumbó a su hermano junto con la silla, pero ogró atraparlo a tiempo. Acomodó la silla de nuevo y volvió a mirar el artículo—. Hasta están tomados de la mano en la foto. Debí haberme fijado en su canal que subieran algo de esto...

Continuaron charlando hasta que terminaron de desayunar, y luego subieron a sus respectivas habitaciones. Daniel había decidido no iniciar sesión en la PC a no ser que necesitara distraerse desesperadamente, pero fue suficiente con leer los antiguos números de CompEl que había en su cuarto. Para lo único que bajó fue para almorzar, y ni siquiera notó que ya había dado la hora.

Su teléfono no paraba de sonar. Se asustó pensando que era una llamada, pero era apenas una alarma. «¿Para qué me puse una alarma un sábado por la tarde?» se preguntó.

—¡Dani! ¿No es la hora ya? —exclamó su hermana desde su habitación. «¿Hora de...?». No pasó mucho tiempo hasta que ese pensamiento llegó a su cabeza. Saltó de su cama hacia el armario, buscando algo decente que ponerse para la salida.

—¡Me cambio y bajo! ¡Tranquila! —respondió él, tirando una remera y un pantalón sobre la cama para luego quitarse su pijama y ponerse el resto de la ropa. Agarró un abrigo del perchero de su cuarto, la revista que había dicho que llevaría, bajó las escaleras, y esperó a su hermana en la puerta para salir.

—¡Tú tienes que estar tranquilo aquí! Tantos nervios te jugarán en contra. Ya vamos. —Mientras bajaba las escaleras, puso una mano dentro de su bolso para fijarse si necesitaba algo más, y luego envió un mensaje a sus padres avisando que tanto ella como Daniel estarían afuera. Abrió la puerta, invitando a su hermano a salir—. Usted primero.

—Ya voy, ya voy —respondió él. Casi salió corriendo del pasillo hasta la parada, hasta que su hermana lo frenó.

—Más lento, hermanito. Que te atropelle un camión no hará las cosas más fáciles —comentó Charlotte, comenzando a caminar junto a él. «Tal vez lo sería si en lugar de encontrarme con Wrath termino en emergencias...» pensó amargamente.

El autobús no tardó demasiado en llegar. Daniel jugaba con sus manos mientras miraba por la ventana esperando llegar al centro comercial, su hermana poniendo su mano en su espalda. El viaje se hacía cada vez más lento a la vez que se acercaban a su destino.

—Dani, llegamos —le recordó la castaña, casi tirando de él para que se levantara de su asiento.

—Ya voy... —repitió él. Bajó las escaleras del autobús para entrar a la acera y entrar en el centro comercial junto con Charlotte. Estaba demasiado nervioso como para reaccionar.

Detrás de la pantalla [Gay]Where stories live. Discover now