La Visita

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Entro a casa y me quito la ropa mojada que llevo encima, quedándome sólo en calzoncillos. Me dirijo a la sala para poder sentarme y procesar los últimos eventos que han ocurrido. El silencio me atrofia, lo siento como una patada en los genitales cuyo dolor permanecerá por un tiempo bastante largo.

Cierro los ojos y respiro profundamente, retengo el aire lo más que puedo para luego dejarlo salir con lentitud. Siento un vacío que me consume y no me deja estar tranquilo, un vacío que no desaparecerá pronto. Las lágrimas luchan por salir pero no se los permito, no he derramado ninguna y no pienso hacerlo.

―Han sido diez años contigo ―susurro a la nada, apretando los párpados para que ninguna clase de líquido salga.

Me pongo en pie y voy a nuestra... mi habitación. Pareciera que no ha pasado nada, que los días seguirán siendo como lo fueron estos años... Pero no, todo será sumamente distinto de ahora en adelante.

Me acuesto en la cama y me cubro con las sábanas, teniendo mi visión hacia la parte que te correspondía a ti. Ya no habrá más discusiones o pláticas de medianoche, ya no habrá más ocasiones en las que alguno deba irse a dormir a otra habitación. Ahora soy sólo yo.

Doy media vuelta para no tener que ver ese espacio vacío, entonces veo hacia la mesita de noche. Mi mirada se centra en un retrato que hay sobre ésta, una foto nuestra. Me siento en la cama y tomo la fotografía en mi mano derecha, atrayéndola hacia mí para observarla más de cerca.

Presiono mis párpados uno contra otro para que las lágrimas no salgan, sin embargo es inútil. El líquido salado resbala por mis mejillas, mojándolas hasta el mentón, hasta caer y terminar humedeciendo el retrato. Pareciera que todo este tiempo se fue de manera fugaz, como si tu compañía hubiera sido sólo una visita.

Fue cruel que te hayas ido sin avisar. Fue cruel que me hayas dejado solo después de tanto tiempo que pasamos juntos. Fue cruel que los últimos momentos que te tuve cerca no hayas querido hablarme... Fue cruel que estuvieras muriendo y no me dijeras nada.

AnónimoWhere stories live. Discover now