Anónimo

Este cuento lo escribí hoy en mi clase de taller, será la primera entrada de esta historia. Si se preguntan por qué se titula "Anónimo", hay dos respuestas: 1-. Mientras la escribía me imaginé como si fuera una novela y "él" nunca le decía su nombre al protagonista. 2-. Estaba escuchando una canción con el mismo título cuando la maestra me dijo que debía ponerle uno.

*******************************************

Todo está en silencio, parecería que es una noche normal de octubre: el clima fresco, con un poco de viento y la luna brillando en el cielo; o al menos eso es lo que alcanzo a percibir a través de la diminuta ventana de la celda en la que estoy.

Los encargados el lugar no las llaman así, sino habitación, aunque yo no podría ponerle tal título a este lugar.

Afuera, en el pasillo no hay ningún ruido, lo cual me pone aún más nervioso de lo que ya me encuentro.

Sé que no falta mucho para que ellos vengan, abran la puerta y me sujeten para llevarme a la fuerza a aquella habitación a la que tanto he temido desde que me encerraron aquí.

―Hagan lo que hagan, pase lo que pase y, digan lo que digan, no vayas a creer ninguna palabra suya ―me susurra él, tocando mi hombro―. Recuerda que estamos juntos en esto.

Yo no hago nada más que asentir.

Quizá no debería creer en sus palabras, quizá no debería hacer lo que dice. Es gracias a él que estoy en este lugar; pero, si no lo escucho, tengo miedo de lo que pueda hacer.

Toco mi brazo derecho, sintiendo las cicatrices que tengo ahí, producto de haberme resistido a hacer lo que me ordenó.

Aunque, tal vez no sea tan malo. Después de todo, ¿qué sería peor? Gracias al hecho de hacerle caso es que ya no tengo padres, ni amigos, ni nadie a mi lado.

―Ellos están en tu contra ―comenta, leyendo mis pensamientos―. Ellos querían deshacerse de nosotros, ¿lo recuerdas?

―Sí, lo recuerdo.

―Aquellos que están contra nosotros deben morir.

―Sí, es cierto ―murmuro, mirando hacia la nada―. Todos deben morir.