🍎 XIII 🍎

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Tn despertó tiempo después. Estaba en su habitación, las luces estaban apagadas y la luz de la Luna se metía por las ventanas cuyas cortinas estaban recogidas. Sintió algo húmedo sobre su frente, por lo que llevó su mano allí notando que tenía un paño humedecido en agua fría; lo tomó y giró, viendo sobre la mesa de noche un pequeño frasco junto a una cuchara de plata, y en el suelo un bote con agua y otro paño flotando en ella. Dejó el paño colgando en el bote y se incorporó, notando que ya no llevaba el vestido que su sobrino le había hecho, sino que tenía su pijama negro, el cual la hacía ver más pálida. Frunció el ceño con confusión, pues no entendía nada de lo que ocurría, ni siquiera sabía cómo había llegado a su cama. La puerta se abrió de pronto, atrayendo su mirada; por ella vio entrar al hermano de lo lentes, el elegante Reiji.

– ¿Re-Reiji-san?

– No te muevas –dijo él.

Tn sintió a esas palabras más como una petición que una orden; asintió y obedeció. Reiji se acercó a la joven y la hizo recostarse, tomó el paño mojado, lo estrujó y lo colocó sobre la frente de ella.

– ¿Cómo te sientes? –preguntó, mirándola.

– Mi cabeza da algo de vueltas aún. ¿Qué me pasó?

– Kanato dice que te desmayaste luego de que bebió tu sangre.

– Sí, pero no fue por eso...me siento más débil desde que... –calló de pronto, prefiriendo no decir que había estado en aquel cuarto.

– ¿Desde que entraste ahí? –preguntó él. Ya estaba al tanto de lo que había ocurrido.

– ¿Ahí?

– El cuarto que estaba con candado.

– Oh, sí...desde eso.

– Laito dijo que tú confesaste ser la hermana menor de Cordelia, ¿Es cierto eso?

– ...Sí, lamento si no se los dije antes.

– No importa. ¿Qué hacías ahí?

– La puerta estaba abierta, entré por curiosidad; por el candado en el suelo creí que era la habitación de Cordelia.

– No debiste haber entrado, por algo estaba cerrado.

– Lo siento. Pero...fue como si algo me llevara hasta allí...y vi eso, su vestido...cuando toqué aquella vitrina sentí como mi corazón palpitó de golpe y fuerte...me dolió un poco, pero no reaccioné por alguna razón.

– Entiendo –acomodó sus lentes.– Te está pasando algo parecido a lo que le pasó a Yui.

– Lo sé, mis sobrinos me lo contaron.

– Esos tres –suspiró.– Como sea, debes descansar hasta que te baje la fiebre.

– De acuerdo.

Reiji tomó el frasco y la cuchara, sirviendo un poco de aquel líquido, que ahora veía la chica que era púrpura, en el utensilio.

– ¿Qué...? –murmuró ella.

– No te preocupes, es una poción que preparé para que te recuperes –la miró y acercó la cuchara a ella.

Tn abrió la boca y dejó que el chico metiese la cuchara en su boca, tragando el líquido. El de lentes dejó el frasco y el utensilio sobre la mesa de noche; tras ello, salió del cuarto cerrando la puerta tras de sí.

Kanato caminaba por el pasillo de la mansión, rumbo al cuarto de la joven para verificar su estado. Vio a su hermano mayor salir de la habitación de la chica; el de lentes lo miró tras cerrar la puerta.

– ¿Cómo está? –preguntó serio.

– Mal. Debes dejarla descansar o no se recuperará.

Reiji acomodó sus lentes y continuó caminando, yéndose a su cuarto.
Kanato se encogió de hombros mientras abrazaba a Teddy, y observó la puerta, decidiendo si entrar o no; optó por el sí, por lo que tomó el pomo de la puerta y la abrió, mirando dentro del cuarto. Tn estaba dormida, pues la poción que el pelinegro le había dado le había generado sueño. El pelilila volvió a cerrar la puerta, decidiendo dejar a la chica dormir, y se fue.

[Horas después]

Tn se removió y despertó, abriendo sus ojos con pereza y notando que se encontraba en el sofá de la habitación de Cordelia; frunció el ceño con y se incorporó, notando que los seis hermanos estaban allí, observándola con seriedad.

– ¿Chicos? –preguntó confusa.

– ¿Qué haces aquí? –preguntó el de lentes.– Anoche reemplacé el candado.

– No...No lo sé... –llevó una mano a su frente.– Estaba en mi habitación.

– Nfu~ Bitchy está caminando dormida.

– ¿Qué?

– Al parecer tuviste un episodio de sonambulismo y viniste hasta aquí –explicó, acomodando sus lentes.

– La pregunta es: ¿Por qué aquí? –preguntó el pelirrojo.

– No lo sé –se encogió de hombros.

– ¿Cómo que no sabes? –preguntó el albino.– ¡Deberías saberlo! –gritó, golpeando la pared.

– Mo~ Subaru-kun, tranquilízate –dijo el de fedora.

– ¡Cállate!

– Silencio. Son un fastidio –dijo el rubio.

– Shu, ¿Él no te ha contactado? –preguntó el pelinegro a su hermano mayor.

– No.

– Hime-sama –llamó el ojilila a la contraria, mientras se le acercaba.– ¿Tu fiebre bajó?

– Sí, Kanato-kun –sonrió.– Ya me siento mejor, gracias.

Kanato sonrió.

– Como sea, debemos irnos al instituto. Tn, ¿Te sientes en condiciones?

– Claro –se levantó.– Gracias por cuidar de mí, Reiji-san –hizo una pequeña reverencia hacia él.

Reiji asintió y todos salieron. Tn miró el vestido de Cordelia sintiendo su corazón palpitar de nuevo; lo ignoró y regresó a su habitación para cambiarse; en cuanto salió, el de lentes se encargó de volver a cerrar el cuarto.

Todos fueron a la escuela.

Lilith 🍎 Kanato SakamakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora