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Universo alterno en el que Malia y Lydia son mejores amigas desde pequeñas. Hasta ahora este es el one-shot más largo que escribí de estas dos, espero que les guste.

Malia siempre defendió a Lydia, desde pequeñas había sido así. La rubia frutillosa era sumamente inteligente y los niños siempre la molestaron por eso, así que era Malia quien debía defenderla de los pequeños monstruos. No tenía problema cuando de pelear se trataba, ella era fuerte y tanto su aspecto como su personalidad lo demostraban. Nunca fue la niña femenina y delicada a la que le gustara jugar a la casita y vestirse de princesa. A ella le gustaban los deportes y jugar con los niños. La culpa de aquello la tenía su padre, ya que al morir su madre y su hermana pequeña se quedaron los dos solos, y la única manera que había encontrado para criarla había sido enseñándole lo que a él le gustaba: carreras de autos, boxeo, lacrosse, fútbol americano y un sin fin de actividades que nada tenían que ver con una niña. Por eso, cuando conoció a Lydia sintió la necesidad de protegerla, de evitar que aquellos niños le hicieran daño. Con el pasar de los años se volvieron inseparables y aunque las dos no se parecían en nada y diferían en gustos, era como si ambas se complementaran.

Fue en primer año de secundaria, cuando tenía tal sólo doce años que Malia se dió cuenta que sentía algo más que una simple amistad por Lydia. No es que no lo sintiera de niñas, pero en ese momento sólo era un gran cariño y un sentimiento de protección hacia su amiga que, con el pasar de los años y al entrar en la pubertad se transformó en amor. Es decir, se sentía rara cuando estaba con Lydia, era como si tuviera un cosquilleo en el estómago cada vez que la abrazaba o le daba un beso en la mejilla, ni mencionar cuando dormían juntas o la veía desnuda porque al ser amigas y pasar tantos años juntas era normal para ellas hacer aquello, bueno al menos para la rubia frutillosa porque Malia no podía verla sin tener pensamientos sucios con ella.

Lydia también tenía sus propios problemas en cuanto a sus sentimientos hacia Malia. Había sido aquella chica de cabello castaño corto la que la había defendido por años de los comentarios ofensivos de sus compañeros, sólo por ser más inteligente que ellos. Había sido Malia quien había estado a su lado siempre, con la que compartió momentos inolvidables de su niñez y adolescencia. Era normal que la admiración que en un principio sintió por ella, se transformara en un sentimiento mucho más grande. Así fue que en un arranque de valentía, esa cualidad de la que ella carecía, le dio un beso como regalo de cumpleaños número dieciséis a su mejor amiga. Pero no cualquier beso, sino uno en los labios, y grande fue su sorpresa al ver que era correspondida. No hace falta aclarar que Malia no se conformó con simples besos, y por ello fue que pasaron de ser mejores amigas a tener una relación. A ambas les parecía rara la palabra novia, ya que para ellas siempre serían amigas, sólo que a diferencia de otras, ellas se besaban y se decían lo mucho que se amaban.

LA COYOTE y LA BANSHEEWhere stories live. Discover now