capítulo diez y ocho|euforia

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Tras la crisis de haber luchado tanto tiempo intentando abrir los ojos, intentando moverse, pudo sacar fuerzas de sus flaquezas, había tardado bastante tiempo en conocer la clave para abrir los ojos y decir a su único amor que estaba vivo y que oía, un tiempo que hasta le pareció eterno, de modo que en cuanto pudo no lo pensó ni siquiera por una pequeña vez y acarició este pelo que hacía mucho no acariciaba. La cabeza de Ámbar descansaba sobre su abdomen, como casi siempre. Simón sentía que no había peor infierno que escuchar los llantos de la persona que más amas en el mundo y no poderle decir que la escuchas, y no poderla suplicar e implorar que dejara de llorar.

Ámbar levantó lentamente la cabeza, estaba claro que debía ser Sharon, Carmen o algún miembro de la familia, pero, casi se queda sin aliento al ver a Simón con los ojos abiertos y tras haber llegado a la conclusión de que era él quien la acababa de tocar el pelo.

La rubia se llevó las manos a la boca y las lágrimas bajaron despiadadas por sus mejillas.

-Hola.-la voz del moreno salió en un susurro, ronca y a la vez dulce.

Ámbar seguía shockeada, no se lo podía creer, habían pasado varios meses, tantos meses que ya ni los contaba.

-Simon...Simón mi amor.-Ambar sólo cayó sobre él entre lágrimas eufóricos. El pequeño gemido de su añado hizo que ella se apartara un poco y se disculpara, pues no había razonado lo suficiente en este momento como para darse cuenta de que lo lastimaría, en realidad la felicidad no la permitía pensar con claridad...-. Voy a llamar al doctor..

Ámbar iba por salir pero Simón no la soltó.

-No, ahora no.-dijo Simón -. He pasado mucho tiempo sin tus labios...

Ámbar no dudó en llenarlo de besos hasta emborracharlo, Simón no sentía ganas de soltarla, había soñao con este momento hasta cuando las cosas resultaban imposibles. Siguió con sus labios por la barbilla de Ámbar...

-Te amo, te amo..te juro que nunca te engañé, jamás lo hice, sólo mentí para protegerte y...lo siento...-dijo Ámbar uniendo su frente con la de Simón y acariciándolo el pelo.-Simón puso las manos sobre el visible embarazo de Ámbar-. Es una fiera, casi no deja de patear y a veces siento picores...

Simón besó su vientre y después besó los labios de Ámbar con amor....

-Gracias por cuidarlo, será y es mi orgullo y tú, tú eres todo en mi vida.

Otro beso.

-Quiero Amarte hasta el fin...

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Tomás caminó de un lugar a otro, furioso, como alma que llevaba. Tomó la mesa por los labos y lo reventó contra el piso.

- ¿va todo bien?.-pregintò Daniela.

-¿Todo bien? Mi padre acaba de deshereedarme, me sacó todo, ahora estoy completamente arruinado. -dijo Tomás haciendo salir más furia de la que acumulaba.

Daniela se sentó cruza do una pierna sobre la otra y sonrió.

-A lo mejor no vayas a estar arruinado.-dijo y Tomás la miró inexpresivo-. Porque tengo una gran idea.

Tomás se sentó a su lado.

-¿A qué te refieres?

-Ámbar ed la causante de todas nuestras desgracias, puedes secuestrarla, pedir una gran cantidad y finalmente... La sueltas, pero muerta.

Tomás se puso en pie.

-No,no soy ningún asesino.

-¿Y lo que le hiciste a tu hermano?

Dulce ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora